"El silencio no es sólo ausencia de ruido [...] En otros tiempos, los occidentales apreciaban la profundidad y los sabores del silencio. Lo consideraban como la condición del recogimiento, de la escucha de uno mismo, de la meditación, de la plegaria, de la fantasía, de la creación; sobre todo, como el lugar interior del que surge la palabra [...] Hoy en día, es difícil que se guarde silencio, y ello impide oír la palabra interior que calma y apacigua. La sociedad nos contamina a someternos al ruido para formar así parte del todo, en lugar de mantenernos a la escucha de nosotros mismos. De este modo, se altera la estructura misma del individuo".
"Llené el vaso y salí al porche delantero, me senté en la crujiente mecedora y encendí un cigarrillo. La noche cayó con rapidez. Una señora salió a un porche y llamó a sus hijos a cenar. La farola de la esquina se encendió y un perro viejo pasó al trote por debajo, camino de su casa. Los ojos blancos de los televisores parpadeaban en las ventanas al otro lado de la calle, los vaqueros cruzaban corriendo las pantallas y los disparos resonaban en el crepúsculo de San Elmo. Un pueblo solitario. Todos los pueblos del valle eran así, desolados, oscuramente provisionales, reductos de existencia humana, gente apelotonada detrás de vallas pequeñas y de frágiles paredes estucadas, atrincheradas frente a la oscuridad, esperando. La tristeza me caló los huesos mientras me mecía, tristeza por el hombre y dolor por la soledad de la casa de mis padres, envejeciendo, esperando, haciendo tiempo".
"El Conde también era bueno, ¿por qué alguien escogería un oficio así si no fuese por bondad? [...] Aprendí algo de él, así es: si quieres encontrar lo que buscas debes dejarte llevar, la corriente el viento las personas que empujan o qué sé yo arrastran todo hacia el mismo lado, la escoba recoge la basura, y allí al final encuentras lo que querías y te encuentras también tú".
"Lo que todos queremos en realidad es llegar a ese punto en que el pasado ya no nos diga nada acerca de nosotros mismos y podamos seguir adelante [...] Yo veo mi propia historia como una postal con escenas cambiantes en un lado, pero sin ningún mensaje especial o digno de recordar al dorso. Como todo el mundo sabe, uno puede distanciarse de sus orígenes, no por designios malévolos, sino simplemente por la propia vida, el destino y la lucha de lo omnipresente. En mi opinión, se abusa mucho de la huella que nuestros padres y el pasado en general dejan en nosotros. A partir de cierto momento, somos seres completos que viven en la tierra por sus propios medios".
"Es posible que la muerte asuste porque se la percibe como un nuevo nacimiento, ya que el no ser no tiene nada de aterrador porque no hay qué aterrar; y ante la idea de un nuevo nacimiento uno se agarra la cabeza y exclama ¡Oh, no! ¡Otra vez no!. Esto no quiere decir que tenga grandes quejas contra la vida; al contrario. Solo lamento haber estado siempre tan angustiado por el temor a lo imprevisto, a lo desconocido, todo el tiempo, incluso en los momentos en que no hay mayores motivos para pensar en alguna irrupción desagradable".
"Somos un universo frente al Universo mismo en pugna, y llegaríamos a destruir hasta el Universo mismo para afirmar nuestra existencia".
"Si uno pasa mucho tiempo en la selva conoce y distingue el silencio que siempre hace presagiar lo peor. En el barrio pasa lo mismo. En las tiendas y entre la gente se respira cuándo la calle está nerviosa o dormida. Es la pulsión que recuerda que debajo del asfalto y los panales de cemento, bajo los aparcamientos subterráneos y las mil y una historias encerradas tras cada puerta, permanece la esencia viva de la tierra, el fuego y el agua. Como un ángel negro de la memoria, casi todas las cosas que se cuentan o pasan tienen un eco en las paredes del barrio. Historias viejas, mitos, refranes, mandamientos, amenazas coléricas, consejos publicitarios".
"Cada fotografía individual mostraba una imagen cuyo significado estaba limitado por los márgenes arbitrarios del papel: es decir, cada imagen captada por la lente de Vasanpeine se convertía, a través del mero gesto de enmarcarla, en una entidad autocontenida que sugería (o suscitaba) un sentido para el ojo del espectador que, en este caso, era también el artista. Vasanpeine sabía que ese primer paso en el acto de la creación, como la primera visión fugaz que tiene el amante de la persona amada, define la relación, puesto que todo lo que sucederá después se construye sobre esa primera impresión o fantasía".
"¡La libertad absoluta! Nadie sabe exactamente lo que es eso. Yo la concibo como una posibilidad de no adular a los poderosos, ni arrodillarme para lograr premios, homenajes, becas o cualquier otra canonjía".
"¿Qué no callaría yo? La angustia de la muerte, la angustia de saber que morimos totalmente solos, y el resto del mundo sigue alegremente sin nosotros. ¿No es de esto de lo que en realidad habla la mejor literatura que hemos conocido? ¿No intenta la gran narrativa agravar la sensación de encierro y soledad y muerte y esa impresión de que la vida es como una frase incompleta que a la larga no está a la altura de lo que esperábamos?"
"Se suele creer que el silencio representa la ausencia de ruido como la oscuridad representa la ausencia de luz. Es un error. Si puedo comparar las sensaciones del oído con las de la vista, el silencio extendido por los grandes espacios es más bien una suerte de transparencia aérea, que vuelve las percepciones más claras, nos da acceso al mundo ignoto de los ruidos infinitamente pequeños, y nos revela una dimensión de gozos inexpresables".
"En el mejor de los casos el exilio es una opción literaria. Similar a la opción de la escritura. Nadie te obliga a escribir. El escritor entra voluntariamente en ese laberinto, por múltiples razones, claro está, porque no desea morirse, porque desea que lo quieran, etcétera, pero no entra forzado, en última instancia entra tan forzado como un político en la política o como un abogado en el Colegio de Abogados. Con la gran ventaja para el escritor de que un abogado o un político al uso, fuera de su país de origen, se suele comportar como pez fuera del agua, al menos durante un tiempo. Mientras que a un escritor fuera de su país de origen pareciera como si le crecieran alas [...] En cualquier caso, lo cierto es que el escritor trabaja esté donde esté, incluso cuando duerme, algo que no ocurre con los otros oficios [...] El escritor es y trabaja en cualquier situación".
"-¿Has pensado alguna vez en la noche? [...] Deja que un hombre se acueste en el Gran Lecho y su 《identidad》deja de ser suya, su 《confianza》 no lo acompaña más, y su 《buena voluntad》 se invierte y se acopla a otro consentimiento. Su desolación es salvaje y anónima. Duerme un una Ciudad de las Tinieblas, miembro de una hermandad secreta. No se conoce ni a sí mismo ni a quienes cabalgan junto a él, cruza enloquecido una pavorosa dimensión, y desmonta, de milagro, ¡en cama!
Le palpita el corazón dentro del pecho, ¡un lugar oscuro! Aunque algunos se adentran en la noche igual que la cuchara rompe el agua mansa, otros se tiran de cabeza contra una nueva connivencia".
"Toda traición es en primer lugar un acto de violencia contra quien la ejerce y todos tenemos una propensión que no sé de dónde nos viene a traicionar lo que más queremos, no sé si para desterrar, en un acto de voluntad que nada tiene que ver con el odio ni con el resentimiento, el temor arcaico a que se nos coma la tierra sin habernos movido del sitio en toda nuestra vida. Y Justino descubrió que traicionar a sus amigos de la infancia era un gesto de piedad con él mismo y con su sentimiento tan profundo del horror ".
"Es difícil escribir sin ideas. Las palabras que dicen los sentimientos están cargadas de ideología. Los sentimientos se inventan, se fabrican de acuerdo con los modos y los usos de cada época. Y luego, rodando como pelotas que empujan los escarabajos, aumentan de tamaño. Acumulamos el lastre. Sentimos tal como pensamos. Y llega un momento en que somos incapaces de saber si hubiese podido ser de otra forma".
"Enamorarte es que te hieran en medio de la batalla, caerte del caballo y saber que estás perdido. Desear es cuando un dios tiende la palma de la mano hacia abajo y te golpea y te quiebra como un tallo el cuello, y te tira del pelo, te turba la mirada, fuera el morrión de la cabeza, desata la coraza, estás desnudo, te golpea la espalda y los hombros: entrar en ella, bajar sus escaleras, duermes bajo la lluvia caliente en su porche. Ya no te queda más que morir para poder, tiempo después, resucitar y escapar, ileso".
"Vinieras y te fueras dulcemente, / de otro camino / a otro camino. Verte, / y ya otra vez no verte. / Pasar por un puente a otro puente. / - El pie breve, / la luz vencida alegre-. / Muchacho que sería yo mirando / aguas abajo la corriente, / y en el espejo tu pasaje / fluir, desvanecerse".
"Siento con entusiasmo esta posibilidad de recomenzar otra manera de vivir. Lo que ayuda a la decisión es un mar de fondo, que se ha ido formando a través de hechos aislados que comienzan a entramarse, imágenes que nos sorprenden, libros que leemos. La gente que frecuentamos, un sentimiento de patria cuando estamos en el exilio. Algo diferente que se valora, que nos asombra y que sentimos como una utopía que se nos acercara. El cambio se da cuando nuestra mirada no se separa de ella".
"Mi parte preferida del Exterior es la ventana. Siempre veo algo distinto. Un pájaro pasa justo por delante, zas, no sé qué era. Las sombras se han puesto otra vez alargadas, la mía saluda con la mano en la pared verde después de cruzar toda la habitación. Miro la cara de Dios caer despacio, muy despacio, cada vez más anaranjada y rodeada de nubes de todos los colores. Cuando al final se esconde, quedan unas rayas y la oscuridad va subiendo tan poquito a poco que no la veo hasta que ya está aquí, envolviéndolo todo [...]
Ahora en la Habitación no hay nadie, solamente las cosas. Todo se ha quedado quieto, nada más se mueve el polvo que cae, porque Mamá y yo estamos en la clínica y el Viejo Nick está en la cárcel. Se tiene que quedar ahí encerrado para siempre".
"La desaceleración como respuesta a la prisa ya no parece ser suficiente, ni tampoco una cierta lentitud complaciente sería la respuesta; ni siquiera el rechazo a la urgencia [...] La única rebelión que intuimos como capaz de quitarse de la aceleración sería, tal vez, el salirse del tiempo, del tiempo utilitario, el quitarse de la agonía impracticable de la auto-realización, abandonar la orgía de ruidos constantes para crear, así, infinitos instantes de otro tiempo, un tiempo en apariencia inútil, sin provecho, un tiempo porque sí, para nada, un tiempo detenido, sin novedades a la vista".
"Lo primero que percibí, en su penumbra interior, fue la jerarquía esencial que concede a los objetos. Quizás crea en ellos más que en las personas. Entiendo que ha subrayado esa relación en alguno de sus libros. Los objetos lo preocupan y, no obstante el largo tiempo transcurrido desde que empezó a interesarse por ellos, continúan hechizándolo. Por eso no me equivoco si digo que el interior de su cabeza está amueblado como su casa; que su casa se reproduce en esa zona invisible, con exacta precisión, y que aunque suele parecer distraído y su vista no es demasiado buena, nada escapa a su inventario cuando recorre sus vastas habitaciones".
"Cuando se va llegando a cierta edad en la vida, cuando hemos pasado largos años de juventud sobre los libros -millares de libros- y vemos que los libros dicen casi todos lo mismo, entonces -si el espíritu de curiosidad se mantiene vivo en nosotros- comenzamos a sentir un íntimo placer en la observación de las cosas triviales, diarias, prosaicas de la existencia, y, aun observando un resto de amor a la lectura, todo ese espíritu de curiosidad que antes hemos empleado en la letra impresa lo llevamos ahora a los gestos y las palabras vivas. Y entonces también, ya calmados un poco por los años, ya un poco desencantados de las sabidurías humanas, ya casi libres de las ilusiones de nuestra juventud, principiamos a ver en su verdadera luz a los hombres, y vamos descubriendo la complicada y honda raigambre de las acciones humanas, y cómo todo se encadena en el vivir, y es fatal y es ineludible".
"La vida merece siempre ser vivida, y todo consiste en tener la sensibilidad correspondiente; muchos de nosotros, pertenecientes a las clases que a sí mismas se llaman cultas, nos hemos alejado demasiado de la Naturaleza. Nos hemos dedicado a buscar exclusivamente lo raro, lo escogido, lo exquisito, y desdeñar lo ordinario. Estamos llenos de concepciones abstractas y nos perdemos entre las frases y la palabrería; y así es que mientras cultivamos esas funciones más elevadas, la peculiar fuente de la alegría, que se halla en nuestras funciones más simples, muy a menudo se seca, de modo que quedamos ciegos e insensibles en presencia de los bienes más elementales y de las venturas más generales de la vida".
"[...] Probablemente ahí me hubiera quedado de no haber sido por la aparición de un espíritu generoso que llegó una noche para regalarme la posibilidad de detenerme y mirar. A veces sólo hace falta eso: detenerse y mirar. Dar con alguna excusa que nos permita parar un momento, bajarnos del carrusel en el que nos hallamos montados para mirar un poco alrededor y repartir cartas de nuevo. No se trata en general de una gran decisión, la mayor parte de las veces basta con un pequeño giro, un leve cambio de dirección que nos resitúe en el tablero. A mí me ocurrió una noche en la habitación que estaba alquilando, en una finca tan vieja como el gótico barrio que la arropaba, y el espíritu generoso llegó en forma de relato".