Cata de libros

Los mejores momentos de la lectura de un libro suceden con el hallazgo de fragmentos especialmente hermosos, lúcidos y vibrantes. En Trabalibros nos gusta capturarlos subrayándolos para poder volver a ellos fácilmente con tan solo explorar entre sus páginas.

Esto nos permite además ofrecerte una pequeña selección de los tesoros que ocultan algunos de nuestros libros preferidos, con la esperanza de que sirva para estimular su lectura. Esperamos que disfrutes de nuestra "Cata de libros".

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"De amor y de sombra", Isabel Allende.
"Irene midió el odio inmenso de sus padres antes que ellos mismos lo sospecharan. En las noches de su niñez permanecía despierta escuchando sus interminables reproches, con la mirada fija en la techumbre de su habitación y una indescriptible ansiedad en los huesos. La desvelaba el murmullo interminable de su madre lloriqueando en largas confidencias por teléfono con sus amigas. El sonido le llegaba deformado por las puertas cerradas y su propia angustia. No penetraba el sentido de las palabras, pero su imaginación les daba significado. Sabía que hablaba de su padre. No dormía hasta sentir su automóvil entrar al garaje y su llave en la cerradura, entonces se desvanecía su pesadumbre, respiraba satisfecha, cerraba los párpados y se sumergía en el sueño. Al entrar a su habitación para darle el último beso de la jornada, Eusebio Beltrán encontraba a su hija dormida y se retiraba tranquilo creyéndola feliz".
"Buenos días, tristeza", Françoise Sagan
"Dudo en llamar con el nombre bello y serio de tristeza, a este sentimiento desconocido cuya dulzura y cuyo dolor me tienen obsesionada. Es un sentimiento tan completo y egoísta que me llega a dar vergüenza, mientras que la tristeza me ha parecido siempre honrosa. Conocía el arrepentimiento, el fastidio y hasta el remordimiento. La tristeza, no. Ahora siento algo que me envuelve, como una seda enervante y dulce, y que me separa de los demás. Aquel verano yo tenía diecisiete años y era feliz del todo".
"Papel mojado", Juan José Millás
"La miré a través del vaso, mientras tomaba el primer sorbo, y pensé que qué mayores nos habíamos hecho y qué inmaduros continuábamos. La nuestra fue una generación de indeseables que habrán de sufrir quienes nos sigan. ¡Qué distancia insalvable entre lo que quisimos ser y lo que éramos! Lo grave, con todo, es que no carecimos de inteligencia, pero nos sobró orgullo o pereza".
"La vida breve", Juan Carlos Onetti
"Yo besaré los pies de aquel que comprenda que la eternidad es ahora, que él mismo es el único fin; que acepte y se empeñe en ser él mismo, solamente porque sí, en todo momento y contra todo lo que se oponga, arrastrado por la intensidad, engañado por la memoria y la fantasía. Beso sus pies, aplaudo el coraje de aquel que aceptó todas y cada una de las leyes de un juego que no fue inventado por él, que no le preguntaron si quería jugar".
"Cien cuyes", Gustavo Rodríguez
"Jack se dio cuenta de que mientras menos cosas hacía, más ideas lúgubres tenía. No era, como su progenitora solía decir, que la ociosidad fuera la madre de todos los vicios, sino que era la puerta abierta a todos los pensamientos. Atribulado, dejó el libro a un costado y se imaginó un circo, y dentro del circo a un malabarista. Alguien cuya vida depende de caminar por la cuerda floja mientras hace rotar pelotas no tiene tiempo para disquisiciones mortales, al contrario de un hombre que, como él, estaba atrapado en una cripta".
"El ángel que nos mira", Thomas Wolfe
"... una piedra, una hoja, una puerta ignota; de una piedra, una hoja, una puerta. Y de todas las caras olvidadas. Desnudos y solos llegamos al desierto. En su oscuro seno, no conocimos el rostro de nuestra madre; desde la prisión de su carne, vinimos a la prisión indecible e inexplicable de este mundo. ¿Quién de nosotros conoció a su hermano? ¿Quién de nosotros observó el corazón de su padre? ¿Quién de nosotros no estuvo siempre prisionero? ¿Quién de nosotros no será siempre un extranjero solitario?"
"Más fuego, más viento", Susanna Tamaro
"Es difícil, hoy en día, no dejarse atrapar por la fiebre malsana de la prisa. Todos tienen prisa, corren, como si los persiguiera una manada de hienas salvajes. Pero ¿a qué responde esta continua fuga? Es miedo, impaciencia, no querer ponerse a la escucha. Antes que afrontar el vacío, huyo. Con tal de no hacerle frente al silencio, salto. Para no detenerme y tratar de comprender cuál es el camino justo, cojo el primero que encuentro. ¿Hacia dónde va? ¡No importa! Lo que importa es moverse, no dejarse atrapar por el desaliento de no estar en ninguna parte. Huyo de la gran oscuridad, de la plaga del color de la tinta que se extiende más allá de los días. Huyo de la enorme pregunta que hace la muerte a quien se detiene. ¿Tiene sentido todo esto o el existir es sólo la sombra de un sueño, el delirio de una mente loca? «Siéntate y aguarda», escribe la abuela a su nieta en la página final de Donde el corazón te lleve".
"Velocidad de los jardines", Eloy Tizón
"El libro nace del libro. Las palabras van tirando unas de otras. Digamos que en esa fase inicial lo único que tengo claro es el sueño del libro. Intuyo el efecto emocional que su lectura causaría en mí, en el supuesto de que existiese. Pero todavía no existe. Tengo, pues, que inventar la historia para que produzca ese determinado efecto, y no otro. Cuanto más me acerque a mi sueño, más cerca estaré de conseguir mi propósito y quedarme tranquilo. Hay que desarrollar un oído finísimo, un oído de músico, para aprender a escuchar y respetar las necesidades de la escritura, que no siempre tienen que coincidir con las nuestras. Silencio. Si uno se calla y escucha con atención el tiempo suficiente, verá cómo el libro habla. Se dirige a nosotros en voz baja, llamándonos por nuestro nombre, y nos susurra algo al oído".
"El mundo de ayer", Stefan Zweig
"Porque yo no considero a nuestra memoria como algo que retiene una cosa por mero azar y pierde otra por casualidad, sino como una fuerza que ordena a sabiendas y excluye con juicio. Todo lo que olvida el hombre de su propia vida, en realidad ya mucho antes había estado condenado al olvido por un instinto interior. Sólo aquello que yo quiero conservar tiene derecho a ser conservado para los demás. Así que ¡hablad, recuerdos, elegid vosotros en lugar de mí y dad al menos un reflejo de mi vida antes de que me sumerja en la oscuridad!"
"Material de construcción", Eider Rodríguez.
"Nací en una familia salvaje, en la que mi madre insistía en que no me mentiría aunque la verdad fuese terrorífica y mi padre reivindicaba su derecho a odiar libremente. Estaban tercamente comprometidos con la verdad y con la rabia".
Fragmento del poema "Estar enamorado", Francisco Luis Bernárdez
"Estar enamorado, amigos, es encontrar / el nombre justo a la vida. / Es dar al fin con las palabras que para hacer / frente a la muerte se precisa. / Es recobrar la llave oculta que abre la cárcel / en que el alma está cautiva. / Es levantarse de la tierra con una fuerza que / reclama desde arriba. / Es respirar el ancho viento que por encima de / la carne respira. / Es contemplar, desde la cumbre de la persona, / la razón de las heridas. / Es advertir en unos ojos una mirada verdadera / que nos mira. / Es escuchar en una boca la propia voz / profundamente repetida. / Es sorprender en unas manos ese calor de la / perfecta compañía. / Es sospechar que, para siempre, la soledad / de nuestra sombra está vencida. /
"Pensar nos roba el mirar", del poemario "Poesía vertical", Roberto Juarroz
Pensar nos roba el mirar. / ¿Dónde está entonces la visión, / su hebra de música sin variaciones de sonido, / su coincidencia de ojo y sueño, / su espacio donde sólo el pasar encuentra espacio? / ¿Dónde está el pensamiento que no roba nada? / Aunque menor que otras, / pensar también es una ausencia. / Y un olvido que crece. / Y además quedarse solo / y abrir la puerta para desaparecer.
"Rastro de un sueño", Hermann Hesse
"Percibió una ligera reverberación y un tenue destello, islas de sol, reflejos luminosos, espacios de sombra, cielo azul veteado de blanco, un cono centelleante de luces movedizas, lo que cualquiera puede ver al guiñar los ojos, pero reforzado de algún modo, de alguna forma valioso y único, transformado de percepción en experiencia por la acción de alguna sustancia secreta. Lo que centelleaba con múltiples destellos, reverberaba, se desvanecía, ondeaba y batía alas no era un mero tumulto de luz procedente del exterior, y esos fenómenos no se desarrollaban sólo en el ojo, también eran vida, bullente impulso interior, y correspondían al espíritu, al propio destino".
"Buenos presagios", Terry Pratchett y Neil Gaiman
"Dios no juega a los dados con el universo; juega a un juego inefable de invención propia, que se podría comparar, desde la perspectiva de cualquiera de los jugadores, a verse envuelto en una versión oscura y compleja del póquer en una sala a media luz, con cartas en blanco, apuestas infinitas y un tío que reparte sin explicar las reglas y que no para de sonreír. "
Instrucciones para cantar, de "Historias de cronopios y de famas", Julio Cortázar
"Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor de pan, un tacto de dedos, una sombra de caballo. Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumann."
"Jakob von Gunten", Robert Walser
"Nosotros, los alumnos o internos, tenemos en verdad muy poco que hacer, casi no nos dan tareas. Aprendemos de memoria los reglamentos que rigen aquí dentro. O leemos el libro ¿Qué objetivo persigue la escuela de muchachos Benjamenta? [...] Sólo hay un curso único que se repite constantemente: ¿Cómo debe comportarse un muchacho? Y toda la enseñanza, en el fondo, gira en torno a esta pregunta. Conocimientos no se nos imparte ninguno. Como ya he dicho, falta personal docente, es decir, que los señores educadores y maestros duermen, o bien están muertos, o lo están sólo en apariencia, o quizás se han petrificado, lo mismo da; el hecho es que no nos aportan realmente nada. En lugar de los maestros, que por alguna extraña razón están ahí tumbados, como muertos, y dormitan, quien nos da las lecciones y nos dirige es una mujer joven, Fräulein Lisa Benjamenta, hermana del señor director del Instituto".
"Zibaldone de pensamientos", Giacomo Leopardi.
"El placer más consistente de esta vida es el placer vano de las ilusiones. Estimo que las ilusiones son cosas en cierto modo reales porque son ingredientes esenciales del sistema de la naturaleza humana, y que la naturaleza proporciona a todos los hombres, de modo que no es correcto despreciarlas como si fueran sueños de uno solo, sino que son verdaderamente propias del hombre como tal y están determinadas por la naturaleza, y sin ellas nuestra vida sería la más miserable y bárbara de las cosas, etc. Así pues, son necesarias y constituyen un componente sustancial del conjunto y orden de las cosas".
"Manera de una psique sin cuerpo", Macedonio Fernández
"Vivacidad, colorido, fuerza, delicia, exaltación de cada segundo de un presente en que está excluida toda mezcla así de recuerdos como de previsión; presente deslumbrador cuyos minutos valen por horas. En verdad no hay humano, salvo en los primeros meses de la infancia, que tenga noción remota de lo que es un presente sin memoria ni previsión; ni el amor ni la pasión, ni el viaje, ni la maravilla asumen la intensidad del tropel sensual de la infinita simultaneidad de estados del privilegiado del presente, prototípico, sin recuerdos ni presentimientos, sin sus inhibiciones o exhortaciones".
"Terra nostra", Carlos Fuentes
"Increíble el primer animal que soñó con otro animal. Monstruoso el primer vertebrado que logró incorporarse sobre dos pies y así esparció el terror entre las bestias normales que aún se arrastraban, con alegre y natural cercanía, por el fango creador. Asombrosos el primer telefonazo, el primer hervor, la primera canción y el primer taparrabos. Hacia las cuatro de la mañana de un catorce de julio, Polo Febo, dormido en su alta buhardilla de puerta y ventanas abiertas, soñó lo anterior y se disponía a contestarse a sí mismo".
"Stoner", Jonh Williams
"¿Quién eres tú? ¿Un sencillo hombre de campo, como te finges? Oh, no. Tú también estás entre los enfermos, tú eres el soñador, el loco en el mundo de los locos, nuestro Don Quijote del Medio Oeste sin su Sancho, retozando bajo el cielo azul. Eres lo bastante listo -más listo al menos que nuestro mutuo amigo-. Pero tienes el mal, la vieja enfermedad. Crees que hay algo aquí, algo que encontrar. Bueno, en el mundo lo aprenderías rápido. Tú también estás destinado al fracaso; no es que te vayas a enfrentar al mundo, dejarías que te masticara y que te escupiera y te quedarías ahí pensando qué salió mal. Porque siempre esperaste que el mundo fuera algo que no es, algo que no deseó ser. El gorgojo en el algodón, el gusano en el frijol, el insecto barredor en el maíz. No podrías mirarles a la cara y no podrías enfrentarte a ellos porque eres demasiado débil y eres demasiado fuerte. Y no tienes a dónde ir en el mundo".
"El salón de Wurtemberg", Pascal Quignard
"Los libros comparten con los niños muy chiquitines y los gatos el privilegio de ser tenidos, durante horas, en la falda de los adultos. Y de manera extraordinaria, más aún que los niños, más aún que los gatos, tienen el poder de cautivar hasta el silencio la mirada de aquellos que los miran, de petrificar los miembros de su cuerpo, de subyugar los rasgos de su rostro hasta darles la apariencia de la imploración muda, la apariencia de un animal al acecho, la apariencia de una plegaria incomprensible y tal vez perdida".
Del cuento "La pantera", Sergio Pitol
"Lo irracional que cabalga en nuestro ser adopta en algunos momentos un galope tan enloquecido que cobardemente tratamos de cobijarnos en ese mohoso conjunto de normas con que pretendemos reglamentar la existencia, en esos vacuos cánones con que intentamos detener el vuelo de nuestras intuiciones más profundas".
"Cien años de soledad", Gabriel García Márquez
"El pelirrojo norteamericano, que en realidad empezaba a interesarle, le pareció una criatura en pañales. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de las mariposas amarillas que precedían las apariciones de Mauricio Babilonia. Las había visto antes, sobre todo en el taller de mecánica, y había pensado que estaban fascinadas por el olor de la pintura. Alguna vez las había sentido revoloteando sobre su cabeza en la penumbra del cine. Pero cuando Mauricio Babilonia empezó a perseguirla, como un espectro que sólo ella identificaba en la multitud, comprendió que las mariposas amarillas tenían algo que ver con él".
Del poema "Dos trascordados", Gabriela Mistral
"Nos cruzamos en noche de ventisca; en las mismas posadas estuvimos, ciegos dormidos y ciegos despiertos. De la vigilia ya desconfiamos; si es que estamos soñando, que soñemos; hasta que nos convenza nuestro sueño"
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