Cata de libros

Los mejores momentos de la lectura de un libro suceden con el hallazgo de fragmentos especialmente hermosos, lúcidos y vibrantes. En Trabalibros nos gusta capturarlos subrayándolos para poder volver a ellos fácilmente con tan solo explorar entre sus páginas.

Esto nos permite además ofrecerte una pequeña selección de los tesoros que ocultan algunos de nuestros libros preferidos, con la esperanza de que sirva para estimular su lectura. Esperamos que disfrutes de nuestra "Cata de libros".

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"No ficción", Vicente Verdú
"La ausencia es totalmente decisiva en la esfera del amor. Con la presencia se traban y guisan mejor las relaciones pero, al cabo, se convierten antes en una mutualidad tan comestible como devoradora. La ausencia es la elegancia misma, tanto por la holgura que confiere a nuestra imaginación como por su extrema capacidad para depurar lo grosero del recuerdo. Dentro de su delicado espacio, el ser querido obtiene una mejora carnal que lo seda y embellece pero además, por si faltaba poco, el amante se ve ensalzado en el anhelo, cuya acción actúa como un lifting de la emoción superficial".
"Matadero cinco", Kurt Vonnegut
"Mira, Sam, si este libro es tan corto, confuso y discutible, es porque no hay nada inteligente que decir sobre una matanza. Después de una carnicería sólo queda gente muerta que nada dice ni nada desea; todo queda silencioso para siempre. Solamente los pájaros cantan. ¿Y qué dicen los pájaros? Lo único que se puede decir sobre una matanza; algo así como ¿Pío-pío-pi?"
"La balada del café triste", Carson McCullers
"Existe un tipo de personas que tienen algo que las distingue de los mortales corrientes; son personas que poseen ese instinto que solamente suele darse en los niños muy pequeños, el instinto de establecer un contacto inmediato y vital entre ellos y el resto del mundo. El jorobado era, sin duda alguna, de este tipo de seres. No llevaba en el almacén más de media hora, y ya se había establecido un contacto entre él y cada uno de los hombres".
"¿Qué? La Eternidad", Margueritte Yourcenair
"Aquel mar a la vez humano y divino por el que los cuerpos medio desnudos, apenas medio sinuosos, por las olas se dejan acariciar y llevar a la vez, yo no lo apreciaría hasta mas adelante… La "mar solitaria" en la que yo pensaría tantas veces durante mis travesías, en presencia de esa inmensidad siempre vacía…"
"Viaje al fin de la noche", Louis-Ferdinand Céline
"Viajar es muy útil, hace trabajar la imaginación. El resto no son sino decepciones y fatigas. Nuestro viaje es por entero imaginario. A eso se debe su fuerza. Va de la vida a la muerte. Hombres, animales, ciudades y cosas, todo es imaginado. Es una novela, una simple historia ficticia. Lo dice Littré, que nunca se equivoca. Y, además, que todo el mundo puede hacer igual. Basta con cerrar los ojos. Está del otro lado de la vida".
"El hombre invisible", de H.G. Wells
"La gente seguía gritando excitada: «¡Agárrenlo! ¡Es invisible!» Y un joven, que no era conocido en el lugar y cuyo nombre no viene al caso, cogió algo, pero volvió a perderlo, y cayó sobre el cuerpo del policía. Algo más lejos, en medio de la calle, una mujer se puso a gritar al sentir cómo la empujaban, y un perro, al que, aparentemente, le habían dado una patada, corrió aullando hacia el patio de Huxter, y con esto se consumó la transformación del hombre invisible. Durante un rato, la gente siguió asombrada y haciendo gestos, hasta que cundió el pánico y todos echaron a correr en distintas direcciones por el pueblo."
"Nubarrones", Enrique Lynch
"La amistad es un vínculo fundamental y, mira por dónde, es algo muy extraño porque no se establece en virtud de una necesidad o de un anhelo o una aspiración específica, si lo que está en juego es un lazo de amistad auténtica, sino por lo que Marcel Mauss sintetizó en la idea del don. Escoges a un individuo cualquiera para darle algo por la sencilla razón de que, de pronto, sientes que el otro ha decidido hacer lo mismo que tú. Te entregas a retribuir ese don a ciegas y sin expectativas y asocias a ese acto un goce muy tenue que te proporciona compañía. Luego se trata de repetir la circunstancia para comprobar que no te has equivocado; y un buen día te despiertas sabiendo que eres amigo del otro y, sin embargo, no sabes por qué".
"Platero y yo", Juan Ramón Jiménez
"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal..."
"Fahrenheit 451", Ray Bradbury
"Constituía un placer especial ver las cosas consumidas, ver los objetos ennegrecidos y cambiados. Con la punta de bronce del soplete en sus puños, con aquella gigantesca serpiente escupiendo su petróleo venenoso sobre el mundo, la sangre le latía en la cabeza y sus manos eran las de un fantástico director tocando todas las sinfonías del fuego y de las llamas para destruir los guiñapos y ruinas de la Historia".
"Blanco nocturno", Ricardo Piglia
"Mi madre dice que leer es pensar—dijo Sofía—. No es que leemos y luego pensamos, sino que pensamos algo y lo leemos en un libro que parece escrito por nosotros pero que no ha sido escrito por nosotros, sino que alguien en otro país, en otro lugar, en el pasado, lo ha escrito como un pensamiento todavía no pensado, hasta que por azar, siempre por azar, descubrimos el libro donde está claramente expresado lo que había estado, confusamente, no pensado aún por nosotros."
"Impón tu suerte", Enrique Vila-Matas
"Cuando uno comienza a escribir cree que es posible expresar la realidad. Si ha nacido en territorio español, todavía lo cree más, porque aquí en literatura todo el mundo es realista. Sin embargo, creo que lleva un cierto tiempo aprender, descubrir que lo único que se puede hacer es fabricar una realidad alterna y esperar que de alguna forma reproduzca, o parezca reproducir, la vida tal como la vivimos. Esta infantil frase de Banville la suscribo con entusiasmo: El arte no es para nada la vida, sólo se le parece".
"Colmillo blanco", Jack London
"Aun lado y a otro del helado cauce de erguía un oscuro bosque de abetos de ceñudo aspecto. Hacía poco que el viento había despojado a los árboles de la capa de hielo que los cubría y, en medio de la escasa claridad, que se iba debilitando por momentos, parecían inclinarse unos hacia otros, negros y siniestros. Reinaba un profundo silencio en toda la vasta extensión de aquella tierra. Era la desolación misma, sin vida, sin movimiento, tan solitaria y fría que ni siquiera bastaría decir, para describirla, que su esencia era la tristeza".
"La invención de la soledad", Paul Auster
"Incluso antes de hacer las maletas para emprender las tres horas de viaje hacia Nueva Jersey, supe que tendría que escribir sobre mi padre. No tenía un plan ni una idea precisa de lo que eso significaba; ni siquiera recuerdo haber tomado una decisión consciente al respecto. Pero la idea estaba allí, como una certeza, una obligación que comenzó a imponerse a sí misma en el preciso instante en que recibí la noticia de su muerte. Pensé: mi padre ya no está, y si no hago algo deprisa, su vida entera se desvanecerá con él".
"El gran Gatsby", Francis Scott Fitzgerald
"En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vueltas por la cabeza. 'Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien -me dijo- ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas...' No añadió más, pero ambos no hemos sido nunca muy comunicativos dentro de nuestra habitual reserva, por lo cual comprendí que, con sus palabras, quería decir mucho más. Queda dicho que tengo una gran tendencia a reservarme toda opinión, hábito que me ha facilitado el conocimiento de las más extraordinarias naturalezas, y también me ha hecho víctima de no pocos latosos sempiternos".
"El extranjero", Albert Camus
"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer. El asilo de ancianos está en Marengo, a ochenta kilómetros de Argel. Tomaré el autobús a las dos y llegaré por la tarde. De esa manera podré velarla, y regresaré mañana por la noche. Pedí dos días de licencia a mi patrón y no pudo negármelos ante una excusa semejante. Pero no parecía satisfecho. Llegué a decirle: "No es culpa mía". No me respondió".
"Pregúntale al polvo", John Fante
"De repente me sentí invadido por una intuición aterradora, relativa al significado y patético destino de los hombres. El desierto estaría siempre allí, animal blanco y paciente que aguardaba a que los hombres desaparecieran, a que las civilizaciones se tambaleasen y se sumergiesen en las tinieblas. En aquel punto, la raza humana se me antojó una raza valiente y me sentí orgulloso de pertenecer a ella. La maldad del mundo no era maldad, sino un elemento inevitable y benéfico y que formaba parte de la lucha interminable por contener y domeñar el desierto".
"La tentación del fracaso", Julio Ramón Ribeyro
"La felicidad consiste en la pérdida de la conciencia [...] Necesitamos tener conciencia de nuestra felicidad para que ésta tenga alguna significación. Pero apenas nos percatamos de nuestra felicidad ésta desaparece, pues el solo pensar en ella es como un conjuro que desvanece su presencia. La contradicción es irresoluble. Conciencia y felicidad se excluyen y sin embargo no pueden comprenderse la una sin la otra".
Poema "Tu nombre", Jaime Sabines
Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. / Trato de escribir que te amo. / Trato de decir a oscuras todo esto. / No quiero que nadie se entere, / que nadie me mire a las tres de la mañana / paseando de un lado a otro de la estancia, / loco, lleno de ti, enamorado. / Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote. / Digo tu nombre con todo el silencio de la noche, / lo grita mi corazón amordazado. / Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, / lo digo incansablemente, / y estoy seguro que habrá de amanecer.
"Bartleby, el escribiente", Herman Melville
"-Preferiría no hacerlo- dijo él. Le miré fijamente. Su rostro era enjuto, sus ojos grises en sombría calma. Ni una arruga de agitación lo recorría. Si hubiera habido la menor inquietud, rabia, impaciencia o impertinencia en sus modales; en otras palabras, si hubiera habido cualquier cosa humana en él, sin duda lo hubiera echado violentamente del local. Pero dado el caso, hubiera sido como pensar en poner en la calle a mi pálido busto de escayola de Cicerón".
Extracto del poema "Hora absurda", Fernando Pessoa
"Tu silencio es una nave con todas las velas llenas... Blandas, las brisas juegan en las flámulas, tu sonrisa... Y tu sonrisa en tu silencio es la escalera y las andas con que me finjo más alto y junto a cualquier paraíso... "
"En nombre de la Tierra", Virgilio Ferreira
"Porque de todo lo que pasó y me dolió, de todo lo que sucedió y fue positivo que sucediera y fue triste y llevaba dentro la alegría o el desastre como en un regalo de cumpleaños o en un paquete preparado y terrorista, de todo lo que me viene a la memoria en un desorden perezoso, lo que siempre acaba por salir y queda en el saldo del recuerdo eres tú, tu imagen perfecta de cuando eras perfecta y la vida no había empezado aún a trillar tu cuerpo y tu palabra fresca como una manzana y tu mente era libre como un ventanal".
"El retrato de Dorian Gray", Oscar Wilde
"-Tengo celos de todo aquello cuya belleza no muere. Tengo celos del retrato que me has pintado. ¿Por qué ha de conservar él todo lo que yo he de perder? Cada momento que pasa me va quitando algo a mí, y le da algo a él. ¡Ay, ojalá fuera al revés! ¡Ojalá el cuadro pudiera cambiar, y yo pudiera ser siempre como soy ahora! ¿Por qué lo has pintado? Se burlará de mí algún día; ¡se burlará de mí horriblemente! -lágrimas ardientes le inundaron los ojos; apartó su mano y, echándose en el diván, hundió la cara en los cojines, como si estuviera rezando".
"El guardián entre el centeno", J.D. Salinger
"Esta caída que te anuncio es de un tipo muy especial, terrible. Es de aquellas en que al que cae no se le permite llegar nunca al fondo. Sigue cayendo y cayendo indefinidamente. Es la clase de caída que acecha a los hombres que en algún momento de su vida han buscado en su entorno algo que éste no podía proporcionarles, o al menos así lo creyeron ellos. En todo caso dejaron de buscar. De hecho, abandonaron la búsqueda antes de iniciarla siquiera".
"Todos los nombres", José Saramago
"En rigor, no tomamos decisiones, son las decisiones las que nos toman a nosotros. La prueba la encontramos en que nos pasamos la vida ejecutando sucesivamente los más diversos actos, sin que cada uno vaya precedido de un período de reflexión, de valoración, de cálculo, al final del cual, y sólo entonces, nos declararíamos en condiciones de decidir si iremos a almorzar, a comprar el periódico o a buscar a la mujer desconocida".
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