Cata de libros

Los mejores momentos de la lectura de un libro suceden con el hallazgo de fragmentos especialmente hermosos, lúcidos y vibrantes. En Trabalibros nos gusta capturarlos subrayándolos para poder volver a ellos fácilmente con tan solo explorar entre sus páginas.

Esto nos permite además ofrecerte una pequeña selección de los tesoros que ocultan algunos de nuestros libros preferidos, con la esperanza de que sirva para estimular su lectura. Esperamos que disfrutes de nuestra "Cata de libros".

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"Peter Pan", J.M. Barrie
"- ¿Vuela -pregunta la astuta niña-, como tú volabas cuando eras pequeña? ¡Como yo volaba! ¿Sabes, Jane? A veces me pregunto si realmente volaba. Sí, sí que volabas. ¡Qué días aquellos cuando podía volar! ¿Por qué ya no puedes volar, mamá? Porque he crecido, mi amor. Cuando la gente crece se olvida de cómo se hace. ¿Por qué se olvidan de cómo se hace' Porque ya no son alegres ni inocentes ni insensibles. Sólo los que son alegres, inocentes e insensibles pueden volar".
"El viejo y el mar", Ernest Hemingway
"Decía siempre "la mar". Así es como le dicen en español cuando la quieren. A veces los que la quieren hablan mal de "ella", pero lo hacen siempre como si fuera una mujer. Algunos de los pescadores más jóvenes, los que usaban boyas y flotadores para sus sedales y tenían botes de motor comprados cuando los hígados de tiburón se cotizaban alto, empleaban el artículo masculino, lo llamaban "el mar". Hablaban del mar como de un contendiente o un lugar, o incluso un enemigo. Pero el viejo lo concebía siempre como perteneciente al género femenino y como algo que concedía o negaba grandes favores, y si hacía cosas perversas y terribles era porque no podía evitarlo. La luna, pensaba, le afectaba lo mismo que a una mujer".
"Ética para Amador", Fernando Savater
"¿Qué pretendo decirte poniendo un «haz lo que quieras» como lema fundamental de esa ética hacia la que vamos tanteando? Pues sencillamente (aunque luego resultará que no es tan sencillo, me temo) que hay que dejarse de órdenes y costumbres, de premios y castigos, en una palabra, de cuanto quiere dirigirte desde fuera, y que tienes que plantearte todo este asunto desde ti mismo, desde el fuero interno de tu voluntad. No le preguntes a nadie qué es lo que debes hacer con tu vida: pregúntatelo a ti mismo. Si deseas saber en qué puedes emplear mejor tu libertad, no la pierdas poniéndote ya desde el principio al servicio de otro o de otros, por buenos, sabios y respetables que sean: interroga sobre el uso de tu libertad… a la libertad misma."
"Sin noticias de Gurb", Eduardo Mendoza
«19.00 Llevo cuatro horas caminando. No sé dónde estoy y las piernas no me sostienen. La ciudad es enorme; el gentío, constante; el ruido, mucho. Me extraña no encontrar los monumentos habituales, como el Cenotafio de la Beata Madre Pilar, que podrían servirme de referencia. He parado a un peatón que parecía poseer un nivel de mansedumbre alto y le he preguntado dónde podría encontrar a una persona extraviada. Me ha preguntado qué edad tenía esa persona. Al contestarle que seis mil quinientos trece años, me ha sugerido que la buscara en El Corte Inglés. Lo peor es tener que respirar este aire inficionado de partículas suculentas. Es sabido que en algunas zonas urbanas la densidad del aire es tal que sus habitantes lo introducen en fundas y lo exportan bajo la denominación de morcillas. Tengo los ojos irritados, la nariz obstruida, la boca seca. ¡Cuánto mejor se está en Sardanyola!"
"Patas arriba. La escuela del mundo al revés", Eduardo Galeano
"Caminar es un peligro y respirar es una hazaña en las grandes ciudades del mundo al revés. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen. El mundo al revés nos entrena para ver al prójimo como una amenaza y no como una promesa, nos reduce a la soledad y nos consuela con drogas químicas y con amigos cibernéticos. Estamos condenados a morirnos de hambre, a morirnos de miedo o a morirnos de aburrimiento, si es que alguna bala perdida no nos abrevia la existencia."
"Jane Eyre", Charlotte Brontë
"-Le digo que debo partir –repliqué, excitada con un sentimiento semejante a la pasión-. ¿Cree usted que puedo quedarme si no significo nada para usted? ¿Cree que soy un autómata?, ¿una máquina sin sentimientos? ¿Cree que puedo soportar que me quiten el pedazo de pan de la boca y la gota de agua vital del vaso? ¿Cree que, porque soy pobre, fea, anodina y pequeña, carezco de alma y corazón? ¡Se equivoca! Tengo la misma alma que usted, y el mismo corazón. Y, si Dios me hubiera dotado de algo de belleza y una gran fortuna, le habría puesto tan difícil dejarme como lo es para mí dejarlo a usted. No le hablo con la voz de la costumbre o de las convenciones, ni siquiera con voz humana; ¡es mi espíritu el que se dirige al suyo, como si ambos hubiéramos muerto y estuviéramos a los pies de Dios, iguales, como lo somos!"
"La carretera", Cormac McCarthy
"No había visto un fuego en mucho tiempo, eso es todo. Vivo como un animal. Ni le cuento las cosas que he llegado a comer. Cuando vi al chico creí que me había muerto. ¿Pensó que era un ángel? No sabía que era. Pensaba que nunca volvería a ver un niño. No sabía qué iba a pasar. ¿Y si le dijera que es un dios? El viejo sacudió la cabeza. Yo ya he superado todo eso. Hace muchos años. Donde los hombres no pueden vivir a los dioses no les va mucho mejor. Es preferible estar solo. O sea que espero que no sea verdad eso que ha dicho porque coincidir en la carretera con el último dios sería terrible y por eso confío en que no sea verdad".
"Oliver Twist", Charles Dickens
"Agitóse el muchacho y sonrió en sueños, cual si aquellas muestras de piedad y de compasión hubiesen hecho nacer en él la agradable ilusión de un amor y un afecto nunca sentidos. De igual modo el sonar de una dulce melodía, el murmullo del agua en un lugar silencioso, el aroma de una flor y hasta en sonido de una palabra conocida traen, a veces, vagos recuerdos de escenas que no existieron jamás en esta vida, que se desvanecen como un soplo, acaso despiertos por el breve rememorar de una existencia más feliz, desaparecida hace tiempo, y que no lograría hacer volver ningún voluntario esfuerzo de la imaginación."
"Grandes esperanzas", Charles Dickens
"Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el polvo cegador de la tierra que a veces cubre y mancilla nuestro endurecido corazón. Después de haber llorado me sentí mejor, aunque más apenado y consciente de mi ingratitud. Si hubiese llorado antes, Joe sin duda se habría hallado a mi lado."
"Nada", Carmen Martín Gaite
"«Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz.» No en mirar, no en escuchar venenos y torpezas de los otros, sino en vivir plenamente el propio goce de los sentimientos y las sensaciones, la propia desesperación y alegría. La propia maldad o bondad..."
"Retahílas", Carmen Martín Gaite
"-Perdidos andamos todos, hombre. Lo único que a veces puede despertar curiosidad es saber con respecto a qué brújula. Porque a lo largo de la vida no hace uno más que inventarse brújulas o fijarse en las que inventan otro. Eso es lo que cambia; los bandazos son siempre los mismos: del entusiasmo a la decepción pasando por esa zona media de la conformidad, guarida preferente para la mayoría, donde el tiempo se ensaña, sin embargo, y pega sus dentelladas más crueles; pero la gente que pone la vela al pairo de la conformidad no sabe esto, piensa que está hurtando su trayectoria a las fauces del tiempo, que es un viaje amortiguado y subrepticio".
"Drácula", Bram Stocker
"Metódicamente, según su costumbre, Van Helsing retiró de su cartera diversos instrumentos, dejándolos a mano. Primero, sacó un soldador y un poco de soldadura; después, una lámpara de aceite que, una vez encendida, desprendió un gas azulado que daba mucho calor; luego, los instrumentos que debía servir para la operación, y finalmente una estaca de madera cilíndrica, de unos diez centímetros de diámetro y un metro de longitud. Puso al fuego la punta de la estaca, y después la afiló agudamente. Por fin sacó de la cartera un martillo de grandes dimensiones".
"La vida es sueño", Calderón de la Barca
"Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende. Yo sueño que estoy aquí destas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son".
"El club Dumas", Arturo Pérez-Reverte
"Corso estuvo en Lisboa menos de cincuenta minutos; el tiempo justo para ir de la estación de Santa Apolonia a la del Rossío. Hora y media más tarde pisaba el andén de Sintra bajo un cielo de nubes bajas que difuminaban, monte arriba, las melancólicas torres grises del castillo Da Pena. No había taxis a la vista, y subió andando hasta el pequeño hotel situado frente a las dos grandes chimeneas del Palacio Nacional. Eran las diez de la mañana de un miércoles y la explanada estaba libre de turistas y autocares; no hubo problema en conseguir una habitación con vistas al paisaje quebrado, espeso y verde, donde despuntaban tejados y torres de las viejas quintas, entre jardines centenarios cubiertos de hiedra".
"La voluntad", Azorín
"El maestro exclama: -¡Ah, la inteligencia es el mal!... Comprender es entristecerse; observar es sentirse vivir… Y sentirse vivir es sentir la muerte, es sentir la inexorable marcha de todo nuestro ser y de las cosas que nos rodean hacia el océano misterioso de la nada… Ya en la lejanía, apenas se percibe, a retazos, la súplica fervorosa de los labriegos, de los hombres sencillos, de los hombres felices… Una campana toca cerca; en la madera del balcón clarean dos grandes ángulos de luz tenue".
"El cartero de Neruda", Antonio Skármeta
"―Don Pablo, estoy enamorado. ―Eso ya lo dijiste. ¿Y yo en qué puedo servirte? ―Tiene que ayudarme. ―¡A mis años! ―Tiene que ayudarme, porque no sé qué decirle. La veo delante de mí y es como si estuviera mudo. No me sale una sola palabra. ―¡Cómo! ¿No has hablado con ella? ―Casi nada. Ayer me fui paseando por la playa como usted me dijo. Miré el mar mucho rato, y no se me ocurrió ninguna metáfora. Entonces, entré a la hostería y me compré una botella de vino. Bueno, fue ella la que me vendió la botella. ―Beatriz. ―Beatriz. Me la quedé mirando, y me enamoré de ella".
"El perro de los Baskerville", Sir Arthur Conan Doyle
"—Está la muerte de sir Charles. —A quien se encontró sin señal alguna que sirviera para indicar de qué había muerto. Usted y yo sabemos que murió de espanto y cuál fue el objeto que lo causó, pero, ¿cómo habríamos de convencer al Jurado? ¿Qué pruebas hay de que existió el perro? ¿Dónde están las marcas de los colmillos? Aunque es bien sabido que el perro no muerde a un cadáver, y que sir Charles murió antes de que el animal le alcanzase, nada de eso podemos probar. No, amigo mío, es inútil; por ahora tenemos que resignarnos, porque no es posible presentar una acusación en toda regla. Hay que esperar un poco."
El principito", Antoine de Saint-Exupéry
"-Adiós –dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. -Lo esencial es invisible a los ojos –repitió el principito, a fin de acordarse. -El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante. -El tiempo que perdí por mi rosa... –dijo el principito, a fin de acordarse. -Los hombres han olvidado esta verdad –dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa... -Soy responsable de mi rosa... –repitió el principito, a fin de acordarse."
"El principito", Antoine de Saint-Exupéry
"-¿Cómo se puede poseer estrellas? -¿De quién son? –replicó, hosco, el hombre de negocios. -No sé. De nadie. -Entonces son mías, pues soy el primero en haberlo pensado. -¿Es suficiente? -Seguramente. Cuando encuentras un diamante que no es de nadie, es tuyo. Cuando encuentras una isla que no es de nadie, es tuya. Cuando eres el primero en tener una idea, la haces patentar: es tuya. Yo poseo las estrellas porque jamás, nadie antes que yo, soñó con poseerlas".
La torre vigía", Ana María Matute
"Me prometí que jamás volvería a participar en una vida que no era mi vida; que no me mezclaría y confundiría a una raza que subsiste y trepa a fuerza de golpes, artimañas, renuncias, desesperación, odio, amor y muerte. «No moriré, no envejeceré jamás… -me repetía, en un júbilo casi doloroso-. Nunca harán de mí un odre mordido, sacrificado a la incuria del espíritu, humillado por la estupidez, calcinado por el terror.»
"Diario", Ana Frank
"Créeme, cuando llevas un año y medio encerrada, hay días en que ya no puedes más. Entonces ya no cuentan la justicia ni la gratitud; los sentimientos no se dejan ahuyentar. Montar en bicicleta, bailar, silbar, mirar el mundo, sentirme joven, saber que soy libre, eso es lo que anhelo, y sin embargo no puedo dejar que se me note, porque imagínate que todos empezáramos a lamentarnos o pusiéramos caras largas… ¿Adónde iríamos a parar? A veces me pongo a pensar: ¿no habrá nadie que pueda entenderme, que pueda ver más allá de esa ingratitud, más allá del ser o no ser judío, y ver en mí tan sólo a esa chica de catorce años, que tiene una inmensa necesidad de divertirse un rato despreocupadamente?"
"Un mundo feliz", Aldous Huxley
"La felicidad real siempre aparece escuálida por comparación con las compensaciones que ofrece la desdicha. Y, naturalmente, la estabilidad no es, ni con mucho, tan espectacular como la inestabilidad. Y estar satisfecho de todo no posee el hechizo de una buena lucha contra la desventura, ni el pintoresquismo del combate contra la tentación o contra una pasión fatal o una duda. La felicidad nunca tiene grandeza".
"Secretos a voces", Alice Munro
"Pensaba que Louisa tenía de verdad mejor aspecto que antes. [...] Lo más probable es que se debiera a que el tiempo pasaba y a que la guerra mermaba terriblemente las perspectivas de encontrar marido. Eso podía servirle de estímulo a una mujer. Además, era más lista y más guapa y tenía mejor conversación que la mayoría de las casadas. ¿Qué ocurría con una mujer así? A veces, simple mala suerte. O mal cálculo en el momento importante. ¿Un poco demasiado lista y segura de sí misma, para aquella época, de manera que hacía sentirse incómodos a los hombres?".
"Un mundo feliz", Aldous Huxley
"–Y ahora sitúenlos de modo que puedan ver las flores y los libros. Los chiquillos guardaron silencio inmediatamente, y empezaron a arrastrarse hacia aquellas masas de colores vivos, hacia aquellas formas alegres y brillantes que aparecían en las páginas blancas. Cuando ya se acercaban, el sol palideció un momento, eclipsándose tras una nube. Las rosas llamearon, como a impulsos de una pasión interior; un nuevo y profundo significado pareció brotar de las brillantes páginas de los libros. De las filas de críos que gateaban llegaron pequeños chillidos de excitación, gorjeos y ronroneos de placer. El director se frotó las manos".
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