"—¿Qué quería decirme? —preguntó ella.
Tardó un instante en recordar a qué se refería. Al fin cayó en la cuenta. Después de cruzarse dentro la había alcanzado en la cubierta de paseo, saliéndole al paso sin más explicaciones.
—Que nunca bailé con nadie un tango tan perfecto."
El afamado músico
Armando de Troeye viaja con su bella y joven esposa
Mercedes Inzunza (
Mecha) en el transatlántico Cap Polonio que les conducirá hasta Buenos Aires. La travesía tiene como finalidad hacer frente a un desafío: componer una pieza de
tango que supere al bolero de su colega Maurice Ravel.
A bordo del barco viaja
Max Costa, un buscavidas que oficialmente se gana el pan como bailarín. De aspecto atractivo y pose canalla, este hombre de mundo curtido en los viejos barrios de Buenos Aires sostiene junto con
Mecha un primer tango arrebatado que será culpable de una pasión contenida que se desborda, de un amor que atraviesa cuatro décadas y sobrevive a guerras, distancias y diferencias de clases.
Max nunca olvidará a
Mecha, una mujer especial, de clase social elevada, elegante, enigmática, inteligente y seductora, de esas que "durante miles de años los hombres habían guerreado, incendiado ciudades y matado por conseguirlas". Tampoco olvidará jamás el segundo tango que bailaron sin música, imaginando que sonaban los compases de "Mala junta" sobre una cubierta de barco iluminada por la luna. Ambos saben que un hombre como él y una mujer como ella rara vez coinciden y, cuando esto sucede, el misterio surge y la vida manda.
Los caminos de
Mecha y
Max se cruzaron en tres ocasiones. La primera en 1928, la segunda en 1937 y la tercera en 1966. Ciudades como Buenos Aires, Niza y Sorrento fueron para ellos lugares clave. La acción entró a menudo en sus vidas en forma de traiciones, ataques, mentiras, robos de guante blanco, tramas de espionaje con Mussolini y Franco de fondo e incluso una partida de
ajedrez vigilada por el KGB, cargada de intriga. Aventuras que no hicieron más que avivar el espíritu de batalla de ambos y mejorar su instinto de supervivencia.
El
tango, esa expresión vertical del sexo, es el hilo invisible que permanece latente durante años y une los destinos de
Mecha y
Max. El
tango apresó por el deseo en cuerpo y alma a la pareja desde el primer momento y los mantuvo unidos en secreto hasta la madurez, cuando la experiencia que da la edad nos despoja de lo superfluo. Un
tango que este hombre y esta mujer nunca dejaron de bailar, una eterna danza de seducción que mantuvo colgada en el aire la promesa de un gran amor.