A finales del siglo XVIII, Europa se encuentra en plena explosión cultural. Durante el Siglo de las Luces se ha producido una revolución imparable que trabaja sin descanso en una sola dirección: iluminar con ayuda de la razón el oscurantismo implantado durante tantos años en la sociedad. Mientras países como Francia o Inglaterra lideran la Ilustración, España trata de asomar tímidamente la cabeza por encima de las tinieblas.
Los intelectuales franceses D´Alembert y Diderot han publicado su Encylopédie, un proyecto magno en la que pretendían concentrar todo el saber de la época. Sus 28 volúmenes constituían una obra luminosa que se alzaba como símbolo de la Ilustración y que no podía faltar en ningún país que deseara dejar atrás la superstición y la ignorancia. Al menos, esa fue la conclusión a la que llegó la Real Academia Española en aquel entonces.
El encargo de viajar hacia Paris para hacerse con una primera edición de la Encyclopédie de D'Alambert y Diderot y traerla hasta España recae sobre dos hombres de bien: el bibliotecario don Hermógenes Molina -un hombre entrañable, más de letras que de acción, que cree que es posible reconciliar la razón y la fe- y el almirante don Pedro Zárate -alguien de carácter más duro, curtido en batallas, de mente científica y defensor de la razón como única verdad-. Estos miembros de la RAE fueron escogidos por el resto de sus compañeros y, aunque se trata de un libro prohibido hasta ese momento en España, cuentan con el visto bueno del rey Carlos III y con el permiso de la Inquisición, pero también deberán combatir contra enemigos del progreso que no comulgan con la idea de llevar el conocimiento y la educación al pueblo.
No le falta razón a Vega de Sella, director de la Real Academia Española, cuando les advierte de que "se trata de un viaje largo, azaroso. Extraña y noble aventura propia de su prodigioso tiempo: traer las luces, la sabiduría del siglo, hasta aquel humilde rincón de la España culta, su Real Academia. Y eso va a intentarse mediante dos hombres buenos, íntegros, arriscados, que viajarán a través de una Europa cada vez más revuelta, donde los viejos tronos se tambalean y todo parece cambiar demasiado deprisa."
Por el camino trabarán una amistad muy sólida alimentada por conversaciones y disertaciones lúcidas sobre temas de interés de la época; por su boca conoceremos las ideas y las opiniones que manejaban por aquel entonces intelectuales de la talla de Rousseau o Voltaire. También se tropezarán con bandoleros, monjes como el abate Bringas y sicarios como Pascual Raposo. Pero los numerosos inconvenientes, los incontables sobresaltos y las mil y una desventuras que esta pareja de hombres buenos deberá enfrentar si quieren llevar a buen término la peligrosa empresa de escoltar unas pocas decenas de libros merecerán la pena, porque ambos saben que si hay algo capaz de cambiar el mundo es la cultura y que el depósito natural de la cultura siempre han sido los libros.
Curiosidades: -
Arturo Pérez-Reverte combina la aventura y la reflexión en este libro: es al mismo tiempo una novela de ideas y de acción. Crea además un doble juego entre realidad y ficción: por una parte se basa en una historia verídica para crear la trama central de su novela y sus dos protagonistas principales existieron en la realidad, pero entre el elenco de personajes que aparecen en "
Hombres buenos" mezcla algunos reales con otros de ficción; por otra parte, en otro plano distinto, el narrador/autor del libro relata el proceso de documentación y escritura de esta novela, en el que a su vez no duda en incluir datos inventados, componiendo así un juego metaliterario.
- La editorial Alfaguara ofrece las
Primeras páginas de "Hombres buenos", de Arturo Pérez-Reverte.