La tabla de Flandes (Arturo Pérez Reverte)-Trabalibros
La tabla de Flandes
Ficha técnica:
Editorial: Debolsillo
ISBN: 9788466350037
Número de páginas: 416
Género: Novela de aventuras
Valoración:
"La tabla de Flandes" fue escrita en 1990, mucho antes de que Arturo Pérez-Reverte se convirtiera en miembro de la Real Academia Española, mucho antes de que su influencia mediática se abandonara a la vorágine de Twitter y, sobre todo, mucho antes de que su obra obtuviese rédito literario. En otras palabras, mucho antes de que su nombre y figura fuesen ampliamente reconocidos por el grueso de la población. No obstante, funcionó, y sería la inercia que le provocó su fulgurante éxito la que catapultaría al murciano a la fama.

La novela cuenta la historia de Julia, una restauradora de obras de arte que, durante una jornada de trabajo, encuentra un mensaje encriptado en "La partida de ajedrez", un cuadro flamenco de finales del siglo XV pintado por Peter Van Huys. Ante las jugosas posibilidades que ofrece este hallazgo, la protagonista se propone desentrañar un misterio que ha permanecido oculto durante cinco siglos.

A partir de esta premisa tan original, Pérez-Reverte teje un ingenioso entramado en el que la Historia, la Historia del Arte y el ajedrez tienen un lugar asignado. Un profundo respeto a estas tres disciplinas puede ser apreciado a lo largo de la obra: la descripción minuciosa de la pintura, el contexto sociocultural en el que fue elaborada o las referencias a los mejores ajedrecistas de la historia—como Kasparov o Capablanca—contribuyen a crear una atmósfera en la que estos ámbitos de estudio, a priori tan diferentes, encajan a la perfección como piezas de ensamblaje.

Dentro del plano literario, resulta inevitable no detenerse en Muñoz, el estrafalario jugador de ajedrez que presta su ayuda para resolver el enigma del cuadro. Un personaje que, pese a no ser protagonista, es descrito con un mayor nivel de detalle que el resto. Su personalidad, sus gestos, sus manías… Todas sus cualidades se perciben de forma más nítida que en cualquier otro personaje del libro. Esto, lo crean o no, es una clara alusión a uno de los protagonistas más famosos de la literatura. ¿No lo ven?

Quizá su visión sea distinta si les doy algunas pistas. Imagínense a Muñoz con su misma mirada vacía y, a la vez, sumamente inteligente. Ahora imaginen una media sonrisa, no de suficiencia, sino la que esbozan aquellos que saben muchas cosas, muchas cosas que tal vez no deberían saber. De sus labios cuelga una pipa de calabaza, siempre humeante y con una ligera curvatura. Ahora imaginen sus manos, habitualmente enterradas en los bolsillos de una gabardina holgada, en los que su propietario guarda cada día tabaco de mascar y un encendedor que, a juzgar por su estado, ha sido empleado en incontables ocasiones. Pero no quiero que lo imaginen de pie, sino sentado, hundido en un sillón del 221B de Baker Street mientras clava sus ojos en algún punto indeterminado del infinito. Absorto en sus pensamientos, en cavilaciones que, tarde o temprano, darán con la solución a cualquier problema.

A escasos metros de él, el doctor John H. Watson lo contempla en silencio. Admirado por su clarividencia, pero, al mismo tiempo, impotente. Porque sabe que sus vastos conocimientos de Medicina no le servirán esta vez. Su brillante formación se vuelve inútil ante la perspicacia casi insultante del hombre que tiene delante de sus narices, que continúa con la vista fija en la pared de enfrente, como si todas las respuestas se encerrasen allí.

Ahora comparen a Watson con Julia, la protagonista de "La tabla de Flandes". Cuando lo hagan, observarán que apenas existen diferencias. Pese a su amplia instrucción y su larga experiencia en restauración de obras de arte, Julia no puede evitar rendirse al ingenio de Muñoz, cuya mente funciona con la misma intensidad, con el mismo voltaje que la del legendario Sherlock Holmes. Al igual que en la obra de Conan Doyle, es el ajedrecista taciturno el que acapara la atención de la narración.

Así, con un estudio concienzudo de la Historia, la Historia del Arte y el ajedrez, y un fiel retrato del trabajo de Arthur Conan Doyle, Arturo Pérez-Reverte entró pisando fuerte en el mundo literario. Después de "La tabla de Flandes" (1990) llegaría "El club Dumas" (1993), que lo consolidaría como uno de los mejores autores de finales del siglo XX.
Enviado por: Antonio Otero
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