Montag vive en un "mundo feliz", en una sociedad del futuro intervenida profundamente, en la que se pretende generar felicidad por medio del control global del pensamiento individual y la promoción a gran escala del placer, la diversión y las emociones triviales. Las ideas propias o heredadas a través de los libros deben ser erradicadas, puesto que pueden minar la ingenuidad, estado mental necesario para llevar una vida feliz.
En el mundo masificado en el que vive Montag se debe impulsar la uniformidad y el conformismo. Todos los hombres deben ser "hechos" iguales, a pesar de que no nazcan así. Para ello hay que impedir que lean. Leer les puede hacer diferentes y eso es peligroso y desestabilizador. Hay que prohibir y castigar la lectura por antisocial ("un libro es un arma cargada en la casa de al lado [...] ¿Quién sabe cuál podría ser el objetivo del hombre que leyese mucho?").
Nuestro protagonista pertenece a un curioso cuerpo de bomberos, cuya misión no es apagar fuegos sino prenderlos. Como garantes de la felicidad social los bomberos deben quemar cualquier libro que la gente posea, contraviniendo la ley que los prohíbe. Después de que su unidad quemara a una mujer con su propia biblioteca, Montag se plantea que "tiene que haber algo en los libros, cosas que no podemos imaginar, para hacer que una mujer permanezca voluntariamente en una casa que arde", que "quizás los libros puedan sacarnos a medias del agujero", que tal vez los libros son odiados y temidos porque "muestran los poros del rostro de la vida", que es probable que los libros nos concedan el "derecho a emprender acciones basadas en lo que aprendemos leyendo".
Nuestro bombero, aleccionado por Faber, un antiguo profesor de literatura, empieza a leer y a acumular libros. Es descubierto y, tras abrasar con un lanzallamas a su jefe, huye a los bosques uniéndose a los hombres-libro ("vagabundos por el exterior, bibliotecas por el interior"), que guardan de memoria en su cabeza a Byron, a Swift, a Thoreau, a Schopenhauer, a Confucio, con la finalidad de legar su mensaje a los lectores del futuro.
"Fahrenheit 451", tal como hicieron "Un mundo feliz" de Huxley o "1984" de Orwell, muestra con una recreación narrativa de una contrautopía totalitaria cómo el hipercontrol con el fin de someter a las poblaciones genera necesariamente sus propios procesos de resistencia. La voluntad de imponer un dominio absoluto sobre el ser humano topa con un núcleo irreductible presente en el alma de los mejores hombres y que no logra destruir ningún tipo de presión, violencia o seducción. "Esto es lo maravilloso del hombre: nunca se desalienta o disgusta lo suficiente para abandonar algo que debe hacer porque sabe que es importante y que merece la pena serlo".
Curiosidades: - El título del libro hace referencia a la temperatura a la que arde el papel, 451 grados Fahrenheit, aproximadamente 232 ºC.