Quizá fuera por las críticas negativas que leí sobre este relato de Haruki Murakami (Kioto, 1949) por lo que me animé a comprarlo y leerlo (más que sobre el relato sobre la edición con un solo relato). Quizá porque acababa de leer "Norwegian Wood" y quería aprovechar y seguir con el mismo autor. No lo sé, el caso es que he comprado la edición ilustrada por Kat Menschik (Tusquets) de "La chica del cumpleaños" y la he leído.
«Tan solo» se trata del vigésimo cumpleaños de una chica que trabaja en un restaurante; por una serie de circunstancias la noche de su cumpleaños debe trabajar y además cumplir con una tarea que jamás había cumplido otra persona que no fuera el encargado del restaurante: llevarle la comida al propietario, en el mismo edificio, en la sexta planta, habitación 604 (los ángeles miran por ti y cuidan de ti y tus seres queridos, dice la numerología de los Ángeles). Así lo hace llegada la hora exacta. El propietario es un hombre mayor y pequeño, tras una breve conversación con la protagonista del relato, y conocer que es el día de su cumpleaños, en agradecimiento por haber sido ella quien le lleva esa noche la cena le ofrece un regalo de cumpleaños: «… Es un regalo que no tiene forma. No tiene valor. En fin —dijo, posando las manos sobre la mesa. Y suspiró—. En fin, que voy a satisfacer un ruego tuyo, mi joven y preciosa hada. Voy a hacer que se cumpla un deseo. El que tú quieras. No importa cuál. Cualquier deseo que tengas. En el caso de que tengas alguno, por supuesto».
Años más tarde, esta joven está relatando la historia a otra persona. La esencia de la historia… no sabremos cuál es el deseo y tampoco sabremos si el deseo se cumplió. Esta segunda persona no le pregunta cuál fue su deseo, pero sí le pregunta si alguna vez se arrepintió de haber pedido lo que eligió en aquel momento y no otra cosa. No hay una respuesta directa. Pero la chica del cumpleaños responde: «Una persona, llegue hasta donde llegue, jamás puede dejar de ser ella misma».
Podemos cavilar sobre cuál fue el deseo, teniendo como base estas palabras. Tal vez un giro radical a su vida, tal vez un futuro de éxito, dinero… algunas de estas posibilidades las descartaremos al leer el relato y otras simplemente quedarán en la nube de nuestros pensamientos, seguramente junto a las fantasías que imaginemos pensando en cuál hubiera sido nuestro deseo. No es tan fácil decidirse por uno (el genio de la lámpara ya nos dijo que no valía eso de “deseo poder pedir infinitos deseos”). ¿Cuál hubiera sido vuestro deseo?