El mismo día en que cumple quince años, Kafka Tamura se va de su casa en Tokio, a la que nunca ha considerado un hogar. Ha crecido solo con su padre, quien siempre le ha vaticinado el mismo destino de Edipo, y con quien no tiene una buena relación; y marcado por el abandono de su madre y su hermana, cuando contaba con tan poca edad que apenas puede recordarlas.
Kafka es un joven callado y maduro; física e intelectualmente aparenta más edad de la que tiene. Consigue pasar desapercibido en su huida y cargado con su mochila llega hasta Takamatsu. En esta ciudad descubre la Biblioteca Conmemorativa Kômura y, tras varios días visitándola, le dan permiso para instalarse allí mismo. Los dos trabajadores del lugar son su único círculo social: Ôshima, el bibliotecario, y la señora Saeki, la directora. Además de con ellos mantiene contacto, aunque muy esporádico, con Sakura, una joven algo mayor que él a quien conoció en el tren que lo llevó hasta allí.
Kafka intenta buscar el sentido de su vida y escapar al destino que su padre le auguraba; siempre con la sombra del abandono de su madre, pero sin perder la esperanza de encontrarla.
Satoru Nakata tiene sesenta años y vive en Tokio. De niño, durante una excursión escolar, sucedió un extraño incidente que nunca fue esclarecido, y perdió el conocimiento. Despertó, pero nunca volvió a ser el mismo: había olvidado aprendizajes como leer y escribir y su capacidad intelectual se vio mermada para siempre. Desde entonces le supone una gran dificultad el relacionarse con las demás personas, él mismo se califica como «tonto». Sin embargo, es dueño de un don especial: puede hablar con los gatos.
Cierto día, Nakata resuelve que tiene que irse de Tokio. No sabe a dónde ni por qué, solo que tiene que hacerlo. Durante su viaje conoce a Hoshino, un camionero que decide acompañarlo y ayudarlo a encontrar lo que sea que esté buscando. La fuerza que guía su camino —¿el destino?— los lleva a la Biblioteca Conmemorativa Kômura, en Takamatsu.
Kafka Tamura y Nakata son personajes muy distintos, aunque tienen algo en común: la personalidad marcada, fuerte y atrayente. Las demás personas que aparecen en sus vidas les influyen de una manera u otra: nadie pasa a su lado por casualidad. Según avanza la trama sus caminos convergen rodeados de surrealismo, fantasía y dudas, algunas de las cuales no se resuelven al llegar al final y quedan expuestas a los razonamientos e imaginación de cada cual.
Es una novela muy reflexiva, en la que nada es lo que parece y todo puede ocurrir. Las relaciones personales, la sexualidad, el descubrimiento de uno mismo, el sentido de la vida… cuestiones importantes de la existencia son tratadas con naturalidad y profundidad.
No faltan alusiones a la mitología y tradiciones japonesas, así como menciones a la cultura occidental. La música tiene mucha influencia en la historia y en la evolución de algunos de los personajes.
Leer a Murakami es trasladarse a un universo en el que todo es posible. Lo real y lo imaginario se alternan o se funden a lo largo de la historia. El tiempo se ralentiza entre sus detalladas descripciones y un aura mágica envuelve al lector, demostrándole que entre sus letras todo es posible. Es un autor al que hay que leer con los ojos y la mente bien abiertos.
Nacido en Tokio, Haruki Murakami es uno de los pocos autores japoneses considerado autor de prestigio tanto en su país como fuera de él. Traductor y escritor, sus obras son muy características por esa mezcla de universos reales e imaginarios. Ha sido propuesto para el Nobel de Literatura en varias ocasiones, aunque —de momento— no ha obtenido el galardón.