Peter Pan (J. M. Barrie)-Trabalibros
Peter Pan
Ficha técnica:
Autor: J. M. Barrie
Editorial: Alianza
ISBN: 978-84-206-6426-2
Número de páginas: 224
Género: Narrativa
Valoración:
"La segunda a la derecha y todo recto hasta la mañana". Esta es la dirección que hay que seguir para llegar al país de Nunca Jamás. Idílico lugar, por todos conocido, en el que se reúnen los sueños de niños y mayores. Wendy, Michael y John son tres niños que viven en un entorno victoriano de rígida educación y disciplina, custodiados por su niñera perruna Nana. Una noche descubren a un niño que vuela y que no quiere crecer, Peter Pan, quien, acompañado de su fiel Campanilla, les llevará hasta el país de Nunca Jamás, dónde vivirán grandes aventuras entre valientes indios, piratas malvados y los niños perdidos que esperan la vuelta a su hogar.

"La segunda a la derecha y todo recto hasta la mañana". Porque a Nunca Jamás se llega siempre de noche. Es por la noche cuando los niños sueñan con este mundo fantástico, un mundo en el que lo experimentado y lo imaginado a lo largo del día se baraja y organiza, gobernado por el caótico orden de la fantasía. Es este mundo que los adultos pretenden contener, al que tratan de dar forma, para que sus hijos no se extravíen como el joven Peter Pan. Es a esa caótica fantasía a la que Barrie extiende un homenaje de la mano de Peter Pan.

Peter Pan representa al niño, al eterno niño, al niño de tintes zaratustrianos. Decía Zaratustra: "Inocencia es el niño y olvido, un nuevo comenzar, un juego, una rueda automotriz, un primer movimiento, un santo decir-sí". Tras el Camello, que todo lo carga sobre sus hombros, viene el León, que contra todo lucha y se revela, negando los valores existentes. Pero a éste, decía Nietzsche, le sucederá el Niño. El Niño juega, crea, es alegre. En su vida no entra la culpa, ni la compasión, es vanidoso y olvidadizo. Vive la aventura como si cada instante fuera el último, en una vida que no dura, y que, por tanto, nunca se acaba. Vive inmerso en el eterno retorno y es la viva encarnación del superhombre nietzscheano. 

Peter Pan es el niño que no quiere crecer, no por negación del mundo que está por venir, el mundo adulto de oficina-casa-oficina-casa, sino como afirmación de lo que es: jovialidad, olvido, creación. El niño no conoce la diferencia entre el bien y el mal, es un ser amoral, indiferente ante los prejuicios y los juicios morales. Esa alegre inocencia de la indiferencia es la que Barrie rescata y pone sobre la mesa, como reivindicación del adulto derecho a ser niño. Para los niños de Nunca Jamás, -eterno lugar que no es (nunca) y que siempre será así (jamás) o, siendo fieles al original, "Neverland", la tierra de nunca-, su isla, es un refugio lleno de aventuras y un lugar sin tiempo. Y es que el tiempo no transcurre en Nunca Jamás

Los niños pierden, jugando, la noción del tiempo. Este perder la noción del tiempo, de su transcurrir, les permite no crecer mientras permanecen allí. Porque el tiempo es ese gran enemigo, el que nos obliga a crecer y a hacernos mayores. Cuando vivimos la vida como niños, cuando la disfrutamos, nos entregamos al tiempo de tal manera, que perdemos su noción. Para el niño, el ritmo viene marcado por las vivencias, por las aventuras y los acontecimientos. El tiempo no es algo de lo que huir (tan sólo el malvado Garfio huye del tiempo, del tic-tac del reloj que le inmoviliza y le persigue). El tiempo adulto es el marcado por la costumbre y por los hábitos, por la disciplinada petrificación del fluir de la vida. Garfio, obsesionado por la "buena educación", es el adulto atrapado en ese mundo en el que el tiempo no fluye. Vive en un continuo conflicto interior. Garfio es el niño sin madre que creció desamparado. Es el extraño caso de un Peter Pan que ha llegado a adulto atrapado en Nunca Jamás.

Eso sí, la felicidad no podrá ser alcanzada en Nunca Jamás, tan solo alegrías. Los niños tienen que volver al redil de la madre ya que la felicidad está reservada a los niños con mamá, fuera de Nunca Jamás. Peter, niño sin madre, vive atrapado en Nunca Jamás, ya que no quiere crecer, y esto mismo es lo que le aparta de una vida feliz. Los niños con madre se hacen mayores, dejan de creer en las hadas y, consecuentemente, olvidan cómo volar. De niños, volamos; cuando somos adultos, es el tiempo el que vuela. El olvido adulto es diferente al olvido del niño: los adultos olvidan aquello que fueron, se convierten en seres impotentes y culpables, cargados de resentimiento, dejan de ser seres "alegres, inocentes e insensibles".

James Barrie diseñó con este relato una tipología imprescindible para comprender el mundo de la fantasía y de la infancia, así como algunos de los rasgos, comportamientos y actitudes más característicos de nuestras sociedades post-industriales.
Enviado por: Marco Aurelio
Curiosidades:
- J. M. Barrie se inspiró en los niños de una familia amiga suya que conoció en los Jardines de Kensington, los Llewelyn Davies, para la creación de Peter Pan. Sus nombres eran George, Jack, Peter, Michael y Nico.
J. M. Barrie-Trabalibros
Otros libros relacionados:
Matia y Borja de "Primera memoria" son, cada uno a su modo, desterrados Peter Pan que no podrán volver a la patria de su infancia nunca jamás.
Al igual que Peter Pan, todos nos negamos de alguna manera a abandonar nuestra infancia para siempre. Por ello mantenemos anclajes emocionales con ciertos iconos con los que crecimos.
Ambos libros, bajo su aparente carácter infantil, esconden una lectura adulta llena de matices interesantes.
Ambos libros pertenecen a ese tipo de literatura concebida como infantil, pero que tiene múltiples lecturas adultas a lo largo de todo el ciclo vital.
Colabora en Trabalibros
subir