Georges de la Tour (Pascal Quignard)-Trabalibros
Georges de la Tour
Ficha técnica:
Editorial: Pre-Textos
ISBN: 978-84-92913-68-8
Número de páginas: 108
Género: Ensayo sobre arte
Valoración:
Figuras de planos simples, sin apenas volumen, inmóviles, surgiendo de la noche profunda, iluminadas por un foco de luz de origen concreto (una vela, una antorcha, una bujía...) La luz se difumina alumbrando los cuerpos a medida que se aleja del foco, dando lugar a un diálogo entre los tonos anaranjados de las llamas y los rojos y bermellones de los ropajes.

Las escenas son sencillas, no hay marcos naturales ni arquitectónicos, sólo la noche, el resplandor, el silencio y los cuerpos humanos. Cuerpos que pertenecen a personas absortas, reflexivas, ensimismadas. Sus gestos son incomprensibles, enigmáticos. Son seres que han sido sorprendidos en su trayecto desde la noche hacia la luz. Hay en ellos una tristeza majestuosa, una grandeza triste.

Unos ven en estas pinturas la influencia de Caravaggio, otros de la Escuela de Utrecht, sobre todo de Gerard van Honthorst; es el tenebrismo de Georges de la Tour.

Como dice Pascal Quignard, Georges de la Tour "de la noche hizo su reino". La noche, la noche interior, todo lo vuelve más grave y más simple. Nos permite hacer gestos sin testigos, despojarnos de nuestro rostro, darnos un baño de silencio. Estamos fuera de foco, hemos dejado el escenario y callamos ante nuestra propia vida. Sabemos que no nos ven y este es el mejor momento para vernos, para buscar nuestra historia, o simplemente para ser.

La religión en los siglos XVI y XVII era comunicación directa con dios y se buscaba ésta con el arte. La música, las imágenes, debían ser plegarias mentales que nos unieran a la deidad. El contacto con lo numinoso era la única salida frente "al tiempo, al abandono, al miedo, al sexo y a la muerte, que forman la sagrada familia que reina sin tregua y sin misericordia sobre los hombres".

Georges de la Tour, último renacentista aunque ya barroco, convertía  sus lienzos en oraciones, sumergía en la oscuridad cosas comunes y luego las iluminaba, volviéndolas "intensamente comunes". Con la ayuda de una llama y de la oscuridad transformaba lo cotidiano en sacro.

"San José Carpintero", "El silencio de José", "La magdalena penitente", "El monje orando junto a un monje moribundo", "La magdalena del candil", "El recién nacido", "La mujer de la pulga", "Job y su mujer", "El tañedor de la mosca", "El descubrimiento del cuerpo de San Alejo"; los cuadros de Georges de la Tour no cuentan historias, "guardan silencio y permanecen en su lugar", son compactaciones visuales de la condición humana. Lo humano y al fondo la muerte. Lo humano brillando unos segundos y luego la noche eterna. La belleza iluminando brevemente al hombre y luego la nada, y luego dios.
Enviado por: J. Escribano Llibrer
Curiosidades:
- Las obras pictóricas del tenebrismo tienen su equivalente musical en las composiciones llamadas "Lecciones de tinieblas", inspiradas en las "Lamentaciones de Jeremías" por la destrucción del templo de Jerusalén. Recomendamos leer el libro de Quignard y contemplar alguna de las obras de Georges de la Tour, oyendo de fondo los "Oficios de tinieblas" compuestos por Charpentier, Delelande o Couperin.
Otros libros de este autor:

Nombre en la punta de la lengua

Vida secreta

La frontera

El sexo y el espanto

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