"Mi intención es describir, desde mi experiencia y mi perspectiva de psiquiatra, cómo el prisionero normal vivía la vida en el campo y cómo esa vida influía en su psicología". Este fue el objetivo del preso ordinario nº 119.104 de
Auschwitz,
Viktor Frankl, al escribir "
El hombre en busca de sentido".
Frankl, en su doble condición de superviviente del
holocausto nazi y psiquiatra intenta, partiendo de una base testimonial inevitable, elaborar un perfil psicológico del preso en condiciones extremas de despersonalización. Frankl analizó con profundidad la evolución de la psique de un preso desde su llegada al
campo de concentración (shock agudo, depresión, ilusión del indulto, humor macabro, curiosidad...) pasando por su proceso de adaptación (apatía generalizada, muerte emocional, incontrolada añoranza...) y su posterior liberación (amargura, desencanto, desahogo, recuperación lenta de la humanidad...). Incluso dedica un interesante anexo para explicar la psicología de los guardianes de los campos de concentración, tanto los alemanes como los "kapos" reclutados entre los mismos judíos. En definitiva, un libro que completa los estudios ya iniciados en la I Guerra Mundial acerca de la psicología y psicopatología del hombre en cautiverio.
Después de este minucioso análisis-vivencia
Frankl llega a una conclusión definitiva que, parafraseando a
Nietzsche, sería la de que "el hombre que tiene un por qué para vivir, puede soportar casi cualquier como" y ese por qué para Frankl era el sentido. Entendido este no como un concepto abstracto y general sino como un sentido particular, individual y concretable en pequeños sueños, proyectos, metas y esperanzas. El prisionero al que se le quebraba su confianza en el futuro moría al poco tiempo.
Incluso en circunstancias extremas de sumisión y degradación el hombre conserva un reducto íntimo de libertad espiritual que le permite elegir la actitud personal que debe adoptar frente al destino, conservando la dignidad de seguir siendo hombre y aprovechando "el valor madurativo del sufrimiento aceptado". Un destino tan adverso como el internamiento en un "lager" de prisioneros puede ser aprovechado como una oportunidad para dotar a una vida de un sentido más profundo.
En estas circunstancias desesperadas
Frankl intentaba hacer ver a sus compañeros que "en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros". Si respondemos con valor y firmeza a lo que la vida espera de nosotros la fuerza del
sentido acude.
Completa este extraordinario libro un apéndice con los conceptos fundamentales de la "
logoterapia". Psicoterapia profundamente humanista desarrollada por
Viktor Frankl a partir de sus intuiciones fundamentadas sobre el sentido y su función orientadora e impulsora sobre la vida individual. El motor de una vida sería la voluntad de sentido y no la voluntad de placer (Freud) o la voluntad de poder (Adler). Un sentido que nosotros no inventamos, sino que descubrimos o nos lo descubren activando el logos más profundo de nuestra existencia y ampliando nuestro horizonte vital hasta que visualicemos el amplio espectro de valor y sentido de nuestra vida.
Terminamos con el imperativo categórico de la
logoterapia, que bien podríamos adoptar como un lema inspirador: "obra así, como si vivieras por segunda vez y la primera vez lo hubieras hecho tan desacertadamente como estás a punto de hacerlo ahora".