Viernes o los limbos del Pacífico

Michel Tournier reinventa la conocida historia de Robinson Crusoe desde una perspectiva novedosa y sorprendente al dotar de protagonismo a su compañero Viernes. Proyecta su novela desde el punto de vista del indígena y nos ofrece así una visión del mundo muy distinta a la reflejada en el mito que le sirvió de inspiración.

Tras el naufragio sufrido por Robinson, éste trata de organizar la isla según el modelo social civilizado en el que vivía, incluyendo a Viernes en sus planes. Sin embargo, el trabajo que había realizado se destruye tras una explosión y esto supone un punto de inflexión importante en la novela: desde entonces Viernes toma la iniciativa para enseñarle cómo vivir en una isla desierta. 

El nuevo planteamiento de forma de vida es totalmente diferente al anterior. De la organización y rigidez del modelo occidental de civilización gobernado al principio por Robinson Crusoe se pasa a la libertad e improvisación de la fascinante cultura a la que pertenece Viernes, basada en un fuerte deseo de paz y de saber, donde el juego tiene un papel fundamental.

En este libro el indígena deja de ser visto como un ser inferior, inculto, salvaje e ignorante para ser apreciado como integrante de una cultura diferente, pero tratado como un igual. Su papel podría entenderse en cierto modo como un "alter ego" de Robinson, ya que consigue empaparlo del sentido gozoso de vivir hasta el punto de renunciar a volver a la civilización cuando tiene la oportunidad de hacerlo.

Se trata de una lectura en la que la filosofía y la antropología están muy presentes, muy sencilla de entender pero interesante a la vez, ya que consigue que interiormente se tambaleen nuestros cimientos sobre la "correcta" forma de pensar occidental y nos esperanza con la idea de que otros mundos buenos son posibles.