Carlos Montero es licenciado en Ciencias de la Información. Acumula una dilatada carrera en el mundo audiovisual ejerciendo de guionista para el cine y la televisión. Formó parte del equipo de guionistas de "Al salir de clase" y "El comisario", fue creador de "Física o Química" y colaboró en las adaptaciones de las novelas "El tiempo entre costuras" y "Apaches" para convertirlas en series televisivas.
Publicó su primera novela en 2012 con el título de "Los tatuajes no se borran con láser" y acaba de ver la luz la segunda, obra que resultó ganadora del
Premio Primavera de Novela 2016. Se trata de "
El desorden que dejas" (ed. Espasa), una novela que arranca como una historia de acoso y que mantiene la atención del lector en vilo al convertirse en un apasionante thriller psicológico en el que nadie es lo que parece.
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Bruno Montano (B.M.): "
El desorden que dejas" es tu segunda novela. La primera era de género indeterminado, pero esta claramente es un thriller psicológico, cumple con las convenciones del género. ¿Qué te ha impulsado a escribir una novela de este género?
- Carlos Montero (C.M.): Cuando empecé a pensar en la historia no pensaba en el género, pero enseguida acabé ahí. Yo quería contar una crisis de pareja, pero cuando me surge la idea de repente de la nota amenazante que le dejan a la profesora pensé que podría dirigir la historia hacia un thriller. Sin policías, pero es un thriller.
- B.M.: En muchos de esos thriller nórdicos que te gustan tampoco aparecen policías y también son rurales, como el tuyo. No transcurren en grandes urbes, no hay detectives ni comisarios, hay amas de casa con una mente privilegiada. En el caso de tu protagonista, ella no es una investigadora profesional, pero lleva a cabo toda una pesquisa digna del mejor detective privado. Creo que tú querías contar una historia sobre las ausencias que dejan las rupturas amorosas o las muertes, vehiculada a través de una trama vigorosa de género.
- C.M.: Sí, de ahí el título "El desorden que dejas". La protagonista perdió a su madre y ahora tiene tanto miedo de perder al marido que se aferra a él con fuerza y está dispuesta a hacer lo que sea con tal de que el marido no descubra ciertas cosas. Y ahí es donde se empieza a liar todo y la trama se va volviendo más y más turbia. En el ir hacia delante de ella, se va metiendo en todos los charcos.
- B.M.: Pero al final lo logra. Se da cuenta de que, a pesar de las rupturas y las separaciones, se puede vivir en soledad.
- C.M.: Claro, para mí ese es el mensaje positivo de la novela, que nada es para tanto y que al final de todo se sale. Somos unos supervivientes, no queda otro remedio que salir. Costará más o menos, de desordenará más o menos la vida, pero se sale. Y a veces es necesario.
- B.M.: En este tipo de novela yo imagino que te habrá resultado bastante "fácil" montar la trama, algo que en los thrillers es importantísimo. Los que os dedicáis a hacer guiones tenéis una habilidad enorme para ello.
- C.M.: La verdad es que me sale de una manera casi natural. De hecho, a veces veía que estaba complicando demasiado la historia porque me lo pedía el cuerpo y me decía a mí mismo que no es necesario.
- B.M.: He oído que en algún momento has declarado: "Yo pienso en tramas todo el rato".
- C.M.: Sí, es algo que me sale un poco solo. Creo que le pasa a todos los guionistas. Ten en cuenta que cuando haces una serie tienes que alimentar tantos capítulos... Y te basas siempre en el personaje y en la trama. Es inevitable.
- B.M.: Cuando hablé con tu compañero de profesión Josep Cister (
aquí la entrevista) de un tema parecido recuerdo que él me comentaba que estaban haciendo el guión de "El secreto de Puente Viejo", que llevaban más de mil capítulos y que generaban un capítulo nuevo cada día, prácticamente. Es necesario tener una agilidad mental impresionante para tramar y para definir los personajes con tanta rapidez.
- C.M.: Así es. La novela te permite hacer personajes más complejos y eso es muy agradable, pero siempre partes un poco del arquetipo y eso también te ayuda a situarte. Piensas: bueno, ahora le pondré mil debilidades, mil fragilidades y mil defectos, pero sé que este es el bueno y este es el malo. A partir de ahí empiezas a modificar cosas para hacerlo más complejo.
- B.M.: Está claro que tu habilidad como guionista te ha ayudado, pero ¿qué diferencias fundamentales existen entre escribir un guión para televisión y una novela, entre guionizar y novelar?
- C.M.: Cuando escribes una novela eres el total responsable y estás menos constreñido. Es un ejercicio mucho más libre, no tienes detrás a un programador ni a un productor diciéndote por dónde quieren que vayas. Aquí eres tú el responsable y eso es muy agradable. Da más vértigo también, porque estás acostumbrado al "tutelaje" (por decirlo de alguna manera) y de repente estás tú solo. Pero después la satisfacción es mucho mayor. Y además, yo con mi segunda novela me he dado cuenta de que el lector es mucho más generoso en su crítica que el espectador. Quizás porque el lector acaba de construir la novela en su cabeza, es partícipe activo de tu novela y se imagina una novela mejor de lo que es. Sin embargo, cuando ese lector es espectador, tener una imagen concreta siempre hace que sea más crítico, más "destroyer" a la hora de criticarte.
- B.M.: Puede que sea más crítico pero con menos fundamento, porque le dedica mucho menos tiempo a pensar.
- C.M.: Sí, hace un consumo mucho más rápido.
- B.M.: En el caso de leer una novela ya no hablaríamos de consumo, sino de casi una recreación que el lector hace de la historia que lee. Todas las elipsis que inevitablemente dejáis en las series o en el cine, en la novela el lector las rellena con su propia imaginación.
- C.M.: Es verdad. La novela tiene ese poder de abstracción. Si tú escribes: "Era el hombre más guapo del mundo" o "Era la mujer más guapa del mundo", cada lector ya se imagina cómo es ese personaje. Y, sin embargo, cuando estás haciendo una serie pones a un actor o actriz en concreto y puede que para el espectador no sea el hombre o la mujer más guapa del mundo.
- B.M.: Estás condicionando su imaginación y su capacidad de proyección.
- C.M.: Claro.
- B.M.: Te he oído decir que tu lenguaje está totalmente condicionado por el lenguaje televisivo. Eso, para los puristas de la literatura, puede considerarse algo negativo. ¿Crees que la literatura pierde por estar sometida al lenguaje televisivo?
- C.M.: Hombre, si está totalmente condicionada quizás juega a perder. Yo creo que me encuentro condicionado en el buen sentido; quiero decir que soy muy visual (aunque hay escritores como Juan Marsé que son muy visuales sin necesidad de haber escrito guiones antes, sus novelas son pura imagen). Ya me gustaría a mí tener la literatura y la obra de Marsé, pero en ese sentido creo que nos parecemos. No creo que sea malo, sobre todo para determinados géneros está bien visual y, sobre todo, definir con la acción. El guión debe definir a los personajes no hablando, sino actuando. Esto es algo que intento hacer siempre porque evita muchas veces hacerse un lío y acabar en la disgresión por la disgresión (aunque en la novela a veces en la disgresión puedes encontrar un camino). A veces, cuando estoy leyendo una novela y veo que el autor lleva muchas páginas filosofando, echo en falta que me cuenten un poco más de historia porque me resulta aburrido.
- B.M.: Eso forma parte también del proceso de construcción de una novela, en la que existen picos y valles. No puedes estar siempre a 5.000 metros de altura, hay que llanear también.
- C.M.: Así es. A mí, de hecho, cuando empecé a escribir novela me pasaba eso, quería estar todo el rato arriba, pero luego me daba cuenta de que no era necesario. Y también creo que la novela tiene mucho del arte del relleno, sobre todo cuando el escritor quiere alcanzar más páginas de las necesarias.
- B.M.: "
El desorden que dejas" es una novela que no puedes dejar de leer, que siempre te deja con ganas de seguir un capítulo más. ¿Has utilizado algún truco para conseguirlo, como por ejemplo el de acabar el capítulo dejándolo en un momento especialmente interesante?
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C.M.: Sí, esto que comentas se llama ahora "cliffhanger" en las series de televisión y consiste en dejar un capítulo en un punto muy alto para que el espectador se haga preguntas al final mientras se crea en él espectación para ver el siguiente.
- B.M.: En tu novela nadie es lo que parece, los personajes son más malos de lo que en principio se intuye, está llena de giros sorpresivos, tiene agilidad narrativa y los diálogos fluyen de forma que facilitan el avance de la lectura... Es una novela de género lograda, en el sentido en que consigue el objetivo de atrapar al lector.
- C.M.: Gracias. Si quieres conseguir eso, al final tienes que dar más. Y en ese dar más a veces aciertas más o menos. De primeras, yo lo que quiero es atrapar al lector para después contarle algo.
- B.M.: Y usando como vehículo la trama negra de un thriller introduces otros temas como el de la ausencia, o del estado en que queda nuestra vida cuando una persona importante nos falla (de ahí el título), bien sea a causa de una muerte o de una ruptura.
- C.M.: Yo las equiparo, las consecuencias pueden ser igual de dolorosas, de frustrantes. E igual de ridículas, porque a veces esa ausencia te descoloca de tal manera que te parece ridículo que esa persona haya desaparecido. Recuerdo que en el libro de Rosa Montero "La ridícula idea de no volver a verte", que es maravilloso y habla de la historia entre Madame Curie y su marido, lo contaba muy bien. Aparece todo el rato ese estupor, la pregunta de cómo va a ser la vida ahora sin esa persona. Aunque los libros de Rosa Montero son siempre optimistas y tratan de buscar la luz siempre al final del túnel.
- B.M.: Exacto. En principio "La ridícula idea de no volver a verte" parece ser una novela sobre el dolor del duelo pero en realidad es una novela vitalista, que invita a vivir y a superar cualquier ausencia. Es un libro estupendo, me gustó muchísimo.
- C.M.: Es un libro fantástico.
- B.M.: Otro de los temas que introduces y que ya habías tratado en tu primera novela es el del acoso, que reciben tanto profesores por parte de alumnos como los alumnos entre ellos. El acoso entre alumnos siempre ha existido, pero el acoso de alumnos a profesores es algo bastante reciente.
- C.M.: Es algo muy nuevo y muy terrible. Yo he hablado con un par de profesores que han sido acosados y la impotencia que sienten te pone los pelos de punta. Empiezan a minarlos hasta que les destrozan, hay gente que enseguida se coge la baja y hay otros que continúan dando clase por el orgullo de no darse por vencidos. Algunos lectores me dicen que los alumnos de mi novela son especialmente malos, pero es que realmente los hay así.
- B.M.: Y ahora, con las herramientas que ofrecen las nuevas tecnologías, todavía es más fácil. El uso nocivo que se hace de las nuevas tecnologías y de las redes sociales es otro de los temas que se tratan en "
El desorden que dejas" y me parece muy preocupante.
- C.M.: Sí. No somos conscientes de lo vulnerables que somos, regalamos nuestra intimidad en las redes sociales y, si alguien lo quiere utilizar para hacer el mal, lo tiene muy fácil.
- B.M.: Además parece ser que esos datos no desaparecen, quedan ahí para siempre. Se pueden ocultar pero no desaparecen, un hacker podría encontrarlos. Como pasa en tu novela. Aunque esté en la nube, alguien puede cogerlo y usarlo en tu contra.
- C.M.: Claro. Y además resulta casi paradójico, el concepto "la nube" suena tan inofensivo... Y sin embargo puede resultar muy peligroso.
- B.M.: Del mismo modo resulta preocupante el tema de los "big data", esa masa de datos íntimos y personales en muchos casos que nosotros mismos facilitamos, voluntariamente o no, sin saber qué destino o para qué fines se usará esta información. Son temas muy preocupantes y muy reales.
- C.M.: Sí, de hecho gran parte del acoso a profesores viene de ahí, de las redes sociales. Los alumnos entran en su Facebook, lo manipulan, sacan información, después la utilizan en su contra... Es muy terrible.
- B.M.: Y encima los alumnos saben mucho más de nuevas tecnologías que los profesores.
- C.M.: Claro. A mí, para documentarme al escribir esta novela, me ha servido de informador un chaval de 21 años que se lo sabía todo. Era alucinante.
- B.M.: Algo que me ha gustado de tu novela es que los investigadores tradicionales investigan porque tienen un instinto especial, una vocación detectivesca, pero Raquel no. Ella lo hace para que no acaben con su vida y con su matrimonio. No lo hace por curiosidad ni por intriga, lo hace porque le va la vida y la relación con su marido en ello.
- C.M.: Yo es que me ponía en su piel y decía: Bueno, soy curioso pero tampoco tanto. No soy cotilla, respeto lo que hace todo el mundo y nunca me meto en las cosas de los demás. Pero si de repente sé que de ello puede depender mi vida, claro que investigo, no me queda otra. Y es lo que hace Raquel.
- B.M.: Yo distingo en tu libro un doble esquema: por una parte la investigación vertiginosa y por otra parte el proceso que va siguiendo la protagonista para solventar el problema psicológico que arrastra desde el principio. Vas entreverando ambas cosas, una cosa alimenta a la otra. Creo que el mayor logro de esta novela es ese.
- C.M.: Creo que eso es también muy de guionista. Siempre intentas que la trama vaya alimentando al personaje, a lo psicológico, lo sentimental, lo emocional. Y cuando lo consigues es muy satisfactorio. A lo mejor al principio vas un poco perdido, pero cuando ves que estas piezas empiezan a encajar piensas que, si lo resuelves bien, tienes una novela. Y cuando llegué al final, yo quedé satisfecho en ese sentido. Habrán cosas que estén mejor o peor resueltas, pero lo importante queda unido.
- B.M.: Sí, y en los pequeños respiros que da la trama es cuando vas colando las reflexiones de Raquel. Has conseguido el equilibrio entre la velocidad de la trama y las pausas para pensar, que te permiten reflexionar sobre los temas humanos de fondo.
- C.M.: Qué bien, muchas gracias. Siempre tienes miedo a que la trama pierda intensidad por meter reflexiones. Eliminé muchas páginas de la novela tratando de evitarlo.
- B.M.: "El desorden que dejas" ha ganado el
Premio Primavera de Novela 2016. Yo he tenido la suerte de poder entrevistar a los ganadores de las últimas ediciones, como
Use Lahoz (
entrevista aquí) o Màxim Huerta (
entrevista aquí). ¿Qué tal te ha sentado este premio? Me han contado que hacéis una fiesta impresionante.
- C.M.: Pues me ha sentado muy bien, claro. Como dices, hacen una fiesta muy chula y además este año era el 20º aniversario. Me presentaron a Nativel Preciado, a Lorenzo Silva, a Fernando Marías... Estaba encantado. Es como si de repente entraras por la puerta grande y te sintieras escritor, aunque sólo fuera por una noche. Está muy bien ganarlo, porque es un premio que te sitúa en buenas posiciones en las librerías. Al organizarlo El Corte Inglés y Espasa ya sabes que tanto en la librería de El Corte Inglés como en la Casa del Libro vas a estar durante unos cuantos meses muy bien situado. En este momento mi novela ya va por la 5ª edición.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Carlos Montero el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a los responsables del espacio multidisciplinar "La Chaise - retro & med" de Valencia el haber cedido un lugar ideal para esta conversación y a la editorial
Espasa el haber hecho posible el encuentro con este autor.