El psicoanálisis de Freud, el análisis existencial de Laing, la psicoterapia centrada en el cliente de Rogers, la terapia Gestalt de Perls, la bioenergética de Lowen, la logoterapia de Frankl, la terapia racional-emotiva de Ellis, la PNL de Grinder y Bandler, el psicodrama de Moreno, el modelado de Bandura... Los antidepresivos, las benzodiacepinas, los inhibidores de la monoaminooxidasa, la imipramina, las sales de litio... Es decir, la industria del asesoramiento psicológico y la de las sustancias psicoactivas, ambas formando una tupida red en la que se atrapa a todos aquellos que no resistan los ataques de una sociedad enferma, esencialmente ansiógena y depresora, que primero destruye al hombre y luego lo estigmatiza para acabar convirtiéndolo en un consumidor convulsivo de psicofármacos y servicios psiquiátricos y psicoterapéuticos.
¿Y si en vez de tomar ansiolíticos y antidepresivos nos tomamos la vida con "filosofía"? ¿Y si en vez de entregarnos al clan de los "psi" nos consagramos al arte del "buen vivir"? ¿Y si en vez de culpar a la genética, las circunstancias o las enfermedades, nos responsabilizamos de nuestra vida? ¿Y si en vez de buscar un diagnóstico buscamos un diálogo?
Marinoff no trata con este libro de hacer un manifiesto antipsiquiátrico, sino de dar a la psiquiatría lo que es de la psiquiatría y al arte de vivir lo que es del arte de vivir. Los antiguos filósofos no eran "artistas de la especulación", eran maestros del vivir y no pretendían crear complejos sistemas conceptuales o proposicionales, sino mostrar al hombre el camino de la "vida buena", una vida que, integrando pensamiento, imaginación, sensibilidad y voluntad, les condujera por la senda de la sabiduría hacia la plenitud. En palabras de Musonio Rufo, el Sócrates romano, "si el filósofo sostiene o enseña a alguien un discurso, no resulta de ello ningún beneficio a menos que conduzca a la virtud del alma humana".
La filosofía no es una gimnasia mental alejada de la vida, no es una disciplina académica reservada para especialistas, no es una actividad intelectual dirigida a desarrollar teóricamente la lógica o la ética, sino a vivirlas. La filosofía debería ser una forma de vida que, nutriéndose de las respuestas más inteligentes dadas por los hombres más sabios a los problemas más comunes, nos llevara hacia las acciones más felices y logradas.
Buscar con palabras para hacer con obras, Lou Marinoff reivindica con este libro la figura del "consejero filosófico", especialista en lo que Peter March llama "terapia para cuerdos". El consejero filosófico no diagnostica, dialoga, aporta claridad y puntos de vista inteligentes extraídos del saber filosófico que nos ayuden a hacer frente a dilemas morales, crisis de sentido, conflictos de valores, búsqueda de identidad, dificultades relacionales. El consejero nos ayudará a modelar una "mentalidad filosófica", una poderosa herramienta analítica para afrontar la vida con una "filosofía propia" adaptativa y realista, apta para la resolución satisfactoria de nuestros problemas cotidianos en todos los ámbitos: personal, social y profesional. Una filosofía que integre todos nuestros conocimientos en una visión personal del mundo que resulte coherente, útil y productiva.
Curiosidades: - Marinoff es fundador de la APPA (American Philosophical Practitioners Association), creada en 1998, siendo esta una organización docente que estimula la aplicación práctica de la filosofía y defiende las virtudes de una vida examinada. La filosofía puede practicarse mediante la acción personal, la orientación a clientes y a grupos y el servicio de consultoría a organizaciones. Los miembros de la APPA, consejeros filosóficos cualificados, aplican sistemas filosóficos para el control de los problemas humanos y la mejora en la calidad de la vida de las personas.