Una fría mañana de invierno Edie acudió a casa de sus padres, como solía hacer cada domingo, para ayudar a preparar el asado. Edie se debatía entre comunicar o no a sus padres su reciente separación de Jamie, su novio con el que convivía desde hace tiempo, cuando algo interrumpió de repente sus pensamientos: la reacción de su madre al leer una carta que había recibido la intranquilizó. ¿Qué secreto guardaba esta carta para provocar ese horrible gemido y el llanto en su madre?
Por más que lo intentó, Edie no consiguió que le fuera revelado el contenido de la carta; a cambio su madre le confesó una historia que ocultaba desde su infancia. Sucedió cuando tendría doce o trece años, el día en que estalló la Segunda Guerra Mundial.
La protección de los niños era una prioridad y todos ellos fueron enviados a un lugar más seguro, lejos de Londres, donde eran recogidos por otras familias que elegían a su "evacuado" según sus preferencias. Allí una mujer de presencia fascinante, extrañamente bella y aspecto algo salvaje, la escogió. Su nombre era Juniper Blythe y el destino que le había tocado en suerte era Milderhurst Castle, un espléndido castillo situado en la localidad inglesa de Kent, donde Juniper vivía con su padre Raymond y sus dos hermanas gemelas.
La casualidad, o puede que el inconsciente, quiso que Edie apareciera un día sin pretenderlo frente a las puertas de Milderhurst Castle donde, aferrando con fuerza sus dedos a la reja, supo con certeza que había estado antes allí.
Una carta antigua extraviada, olvidada desde hace muchos años en una saca de correos, reaparece en el presente para remover la memoria de su destinataria, convocar a los recuerdos, exhortar al pasado y amenazar con descubrir la existencia de unos secretos de familia nunca sospechados. "Las horas distantes" entre el pasado y el presente se confabulan para unir, pieza a pieza, los retales de una historia apasionante, de un enigma escondido entre los muros de un castillo habitado todavía por sus excéntricas propietarias.