"Acababa de comprender (coincidiendo con su nueva obsesión por Agatha Christie) que lo que le faltaba a sus anteriores tentativas era un rompecabezas, un giro de los acontecimientos complejo e imprevisto con el cual engañar y desconcertar a los lectores. También un crimen. La clave de la novela perfecta, había decidido Alice, era hacer girar la historia alrededor de la solución a un crimen y al mismo tiempo engañar al lector dándole la impresión de estar haciendo una cosa cuando en realidad hacía otra muy diferente".
Esa noche iba a ser muy especial. Alice lo percibía desde muy temprano. Los preparativos de la fiesta de verano que la familia
Edevane celebraba en
Loeanneth, la Casa del Lago, inundaban el ambiente y su sueño de convertirse en escritora iba tomando forma. El manuscrito recién terminado de su primera novela yacía en una carpeta, a la espera del encuentro con el lector ávido de historias que se adentraría en la trama laberíntica de su novela para salir de ella fascinado ante su sorprendente final.
"Adiós, pequeño Bunting" es el título que la incipiente promesa de la literatura había escogido para bautizar su ópera prima, que recreaba la historia de un niño desaparecido y un asesinato misterioso. En el fondo de su corazón,
Alice era consciente de que la escritura de la novela no habría sido posible sin las conversaciones mantenidas con
Ben Munro, un joven con el que se encuentra a escondidas y del que está enamorada en secreto.
Sin embargo, un hecho terrible hizo estallar en pedazos la magia de la fiesta y convirtió lo que según todas las expectativas iba a ser una jornada magnífica en el peor día en la vida de los Edevane. Una enorme y dolorosa pérdida transformará la existencia de esta familia para siempre.
Setenta años más tarde, los vecinos de Cornualles todavía recuerdan aquel trágico suceso. A pesar de su avanzada edad y de su envidiable situación como escritora consagrada de novela policíaca, Alice C. Edevane tampoco ha podido olvidar el misterio originado aquella noche en la
Casa del Lago, ni dejar atrás los pensamientos que la siguen atormentando. Loeanneth, ahora de su propiedad, siempre fue una casa fascinante, rodeada de lugares mágicos y espesos bosques. Ya anciana, el recuerdo de su influjo permanece todavía sobre ella.
Convertida ahora por el paso de los años en una decadente aunque hermosa propiedad de jardín salvaje que conserva el interior intacto, Loeanneth despierta la curiosidad de
Sadie Sparrow, una investigadora de policía que trabaja para Scotland Yard y que trata de relajarse sin conseguirlo durante un periodo de vacaciones forzosas en la localidad donde reside su abuelo. La mente inquieta de Sadie le lleva a querer saber más sobre la extraña casa y el intrincado suceso que tuvo lugar en ella y que parece estar destinado a no resolverse jamás.
Kate Morton como Alice, protagonista de "
El último adiós", sabe que las buenas tramas se cocinan con paciencia, tesón, precisión de relojero y variedad de ingredientes. Que hay que engañar al lector sin que lo advierta, asomarle a abismos profundos por lo que pueda resbalar, acompañarle por sendas sinuosas que parecen llevar al destino deseado mientras se van estrechando hasta dejar de existir. Que la clave de un buen thriller histórico, además del argumento, la ambientación y la caracterización de los personajes, reside en una impecable gestión del misterio. Y sabe también, como Sadie, que aunque el tiempo juegue en su contra, no hay enigma imposible de solucionar porque "por mucho que empecemos de nuevo, el pasado siempre encuentra la manera de acortar distancias y alcanzarnos".