Mario Vaquerizo es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Su personalidad polifacética ha provocado que trabajara profesionalmente en distintos ámbitos. Como periodista ha colaborado en distintas publicaciones de prensa escrita (El País de las Tentaciones, Vanidad, Rolling Stone, La Razón...) Se dedicó a la promoción de grupos musicales, entre los que se encontraba Fangoria, y ejerció de mánager de actrices como Elsa Pataky y agente de prensa del grupo musical Dover y de Leonor Walting. Además, es el cantante del grupo pop español Nancys Rubias y participa desde hace años en programas de televisión y radio.
Escribió la primera biografía oficial de
Alaska y publicó en 2012 un libro titulado "
Haciendo majaradas". Bruno Montano de Trabalibros tuvo la ocasión de entrevistarle en 2014 sobre "
Fabiografía", libro en el que homenajea a su admirado y querido Fabio McNamara realizando una biografía del que fue uno de los personajes más emblemáticos de la Movida madrileña (
aquí la entrevista) y en 2016 sobre "
Vaquerizismos", en el que vuelca su filosofía de vida reflejando su inconfundible personalidad (
aquí la entrevista).
En esta ocasión, conversa con él sobre "
Cuentos para niños rockeros" (editorial Espasa), donde relata 50 fascinantes historias del universo de la música sobre sus ídolos: de Mozart a Elvis, pasando por Alaska y Lola Flores, personas que demuestran que "la verdadera esencia del rock está en uno mismo; en alguien que ama la música y hace de ella su filosofía de vida"
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Bruno Montano,
Trabalibros (B.M.): Has utilizado la fórmula del cuento para introducir minibiografías de determinados artistas por los que sientes fascinación. Veo que has hecho un importante esfuerzo de documentación y que has echado mano de tu experiencia como periodista musical. Tú siempre me has comentado que te sientes más periodista que literato, pero en este libro observo un pequeño giro hacia la literatura, por el formato que usas...
- Mario Vaquerizo (M.V.): Lo has explicado muy bien, no tengo nada que ampliar a esto [Risas]. Es cierto, y además es la primera vez que lo pienso. Es el libro más literario que he hecho hasta el momento porque, a partir de un proceso periodístico como es el de documentación, que ha sido exhaustivo y muy arduo (porque no quería caer en los típicos y en los tópicos, no pretendía hacer lo que hace la Wikipedia, ya que estoy en contra de ello), pongo mucho de mi parte. A la hora de escribir los cuentecitos, aunque no eran muy extensos, les tuve que dar cierto aire literario, digamos. En el fondo también lo hacía para captar la atención de los niños (y de los que no son tan niños, porque es un libro para todos los públicos) que a lo mejor no supieran quién es Amy Winehouse. Quería buscar ese tono para incentivar a la lectura y generar interés de forma que, por ejemplo, al leer la historia de la muñequita que era autodestructiva, le entrara al lector ganas de escuchar esos discos. Es el libro que yo habría agradecido tener cuando era pequeño. Yo no tenía este libro, pero tenía el Superpop y el Aplauso, que me vinieron muy bien también.
Pero sí es cierto que es el libro más literario que he escrito hasta el momento. Y es un libro cuya idea no surge de mí, en realidad como sabes el único libro que surgió de mí fue "Fabiografía". El resto no dejan de ser libros de encargo, aunque no por ello dejan de ser míos, porque el editor me lo encarga pero después yo hago todo lo que quiero. Este "Cuentos para niños rockeros" no deja de ser un encargo que obedece a la tendencia que existe ahora en el mercado de escribir libros para niños, con ilustraciones. Yo al principio dije que no quería hacerlo, porque nunca había escrito para niños y eso suponía un reto para mí. Y los niños no son tontos. Yo no quería contar a los niños ñoñadas, si tenía que decir que una persona caía en el mundo del exceso lo decía y si tenía que decir que la ecuación sexo, drogas y rock and roll no era buena, también. O si tenía que decir que Divine se comió una caca de perro, no lo iba a obviar porque estaría faltando a la verdad. Pero a ver cómo lo cuentas. Por eso me suponía un reto.
En un primer momento dije que no, pero después me animé a hacerlo, porque la idea era bonita. Eso sí, después dije: lo hago como quiero. Elijo mis rockeros favoritos, que encima son un poco atípicos, porque la gente se sorprende cuando ve que meto a Lola Flores o a Mozart en el mundo del rockerío. Los meto porque, para mí, el rock es una actitud ante la vida. El rock no es ponerte una chupa de cuero y cantar canciones más o menos ruidosas, que también lo es; el rock es ser dueño de tu vida. Y todas las personas de las que hablo en el libro son dueñas de su vida. Con mayor o menor repercusión, con mayor o menor éxito, con éxitos álgidos y fracasos absolutos. Y toda esa gente es la que me ha hecho a mí tener la actitud rockera que tengo ante la vida. Al fin y al cabo, también yo me siento rockero, porque en todo momento hago lo que quiero en mi vida, me siento un ser muy afortunado y he luchado por ello. Sobre todo, no busco el reconocimiento en los demás, lo busco en mí mismo. Una vez buscas el reconocimiento únicamente en ti mismo, eres el mayor rockero del mundo. Por eso hay esa amalgama de personajes y por eso este es un libro muy mío, ya que esa visión del rock que yo doy será muy diferente de la que pueda tener otra persona.
- B.M.: Claro, porque lo primero que llama la atención es la inclusión dentro de esa lista de cincuenta "rockeros" de gente como Lola Flores, Raphael, Bimba Bosé o Mozart, al que llamas "el rockero más operístico". Para ti el rock no es un estilo musical, es un estilo de vida.
- M.V.: Exacto, es una actitud ante la vida. Mira, Mozart se iba en su carruaje, con su equipaje, a dar giras por los palacio de la Corte como una rock star, lo mismo que hacemos nosotros cuando vamos a los festivales. Y se quejaba de que no podía ver muchas veces las ciudades a las que iba por falta de tiempo, lo que nos pasa a nosotros muchas veces también. La esencia es la misma. Y después, por otro lado, para mí Mozart supone un revulsivo, y yo estoy a favor de los revulsivos, me gusten o no me gusten, me hayan llegado más o me hayan llegado menos. El revulsivo de un niño de trece años que revoluciona el mundo de la ópera de esa manera es rock. Mi forma de verlo es así. Por ejemplo los Ramones, claro que también eran rockeros. O Lola Flores. Y Raffaela Carrá, que fue fichada por la Metro Goldwyn Mayer, estaba con Frank Sinatra y se dio cuenta de que aquello no le gustaba y se fue. Otro en su lugar se habría quedado. Ella pensó: en el cine se trabaja para disfrutarlo y yo no disfruto del cine, disfruto de la televisión. No le importó que estuviera peor visto salir en la televisión que ser actriz de cine, que tiene más prestigio.
- B.M.: Para cualquiera habría significado dar un paso atrás en su carrera.
- M.V.: Sí, pero ella no lo vio así. Dijo: voy a hacer lo que me gusta. Se fue a la RAI y fíjate todos los momentos memorables que nos ha regalado Raffaela Carrá. Los más puristas y dogmáticos igual consideran que yo he hecho un mamarracherío, pero yo me quedo con que ya vamos con la segunda edición, se está vendiendo muy bien. Como yo me muestro al público tal y como soy, la gente ya sabe con lo que se va a encontrar. Hay gente que piensa, y está en todo su derecho, que todo lo que hago son tonterías, pero después notas que la gente por la calle te tiene en cuenta. El otro día me paró una mujer y me dijo que le había comprado este libro para su niña y que le estaba gustando mucho.
- B.M.: En el fondo, esa actitud vital de rockero, es "vaquerizismo", según la definición que tú das de ese término en tu penúltimo libro.
- M.V.: Totalmente. Por eso, aunque la gente no me vea como rockero, yo soy un rockero también. Soy rockero desde el momento en que, siendo pequeño, prefiero ver a John Travolta o ver Aplauso en lugar de jugar al fútbol, porque no me interesa. Esa es una actitud rockera de por sí, que te viene en los genes y en el adn. Y esto sin ningún drama, yo no he sufrido por eso; bueno, sí, me tiraron cuatro piedras, pero no me importó nada porque mi padre les dijo: como sigáis así, os doy, cosa que ahora no se podría hacer. "Vaquerizismos" es un poco también así, son declaraciones de principios. Y "Cuentos para niños rockeros" es una declaración de principios en el plano musical. Si te gusta la buena música, tienes que dejarte de encorsetamientos y de dogmas, porque no llevan a ningún lado.
- B.M.: Esto me recuerda algo que me comentaste la última vez que hablamos: el concepto de transversalidad. Algo que para ti es importante y que defiendes en temas tan distintos como la política o la música. Afirmas que puedes estar escuchando a Lola Flores y a continuación pasar a escuchar a Iggy Pop con el mismo placer.
- M.V.: Claro, totalmente, y en la política pasa lo mismo. Hay cosas de la izquierda que me encantan y otras que detesto, y hay cosas de la derecha con las que puedo estar de acuerdo y otras que no me gustan. En el fondo, soy muy Aristotélico y la virtud está en la justa medida. Si sólo escuchas reaggetón, tu cultura musical se verá muy mermada. Si sólo escuchas música clásica, también. Y lo mismo pasa en todos los ámbitos. El centro, o la justa medida, es lo que hace que seas una persona más completa.
- B.M.: Este libro es una invitación a la
música en general, no a un estilo en particular. En el fondo el mensaje fundamental de este libro es el de abrir la mente musicalmente, escuchar y asimilar todo tipo de estilos y mezclarlos, si cabe.
- M.V.: Justo. Y mira que yo nunca pretendo mandar mensajes. Es buenísimo esto que me acabas de decir y además lo creo realmente. Por eso me encanta hacer la promoción, tú me acabas de hacer ahora dos reflexiones que yo no me las había hecho. Es como si estuviera en el psicólogo. Yo siempre digo que no pretendo mandar ningún mensaje, pero es verdad que en mi libro viene implícita la idea de que la música es la música y dejémonos de tonterías. O lo que comentabas antes de que es mi libro más literario. Sólo con esto ya he aprendido dos cosas.
- B.M.: También creo que transmite un segundo mensaje: descubrir al rockero que todos llevamos dentro, la necesidad de entrar en conexión con nuestro espíritu más libre.
- M.V.: Claro, eso es. Y no dejarte influir por el qué dirán, ni cortarte si tienes que decirles a tus amigos punkies que te gusta Meccano. Hay que decirlo todo y eso es lo que te hace ser dueño de tu vida.
- B.M.: "
Cuentos para niños rockeros", como buen libro infantil-juvenil, lleva ilustraciones. En este caso has echado mano del gran Juan Gatti, como hiciste en "Fabiografía".
- M.V.: Juan Gatti me hace todas las portadas. También es el portadista de las Nancys Rubias. Juan Gatti tmbién es un rockero portadista, empezó con el rock progresivo de los 70 en Argentina con Espineta, se vino aquí y fue director artístico de la CBS. Hizo las portadas de todo el mundo (Meccano, la Pantoja...) De hecho, hace poco me regaló muchos originales de las portadas que hacía para Meccano. A la vez, también hacía las portadas de Dinarama. Y además, es amigo y para mí es el mejor. Yo creo que muchas veces los libros se venden por la portada.
- B.M.: La verdad es que el libro tiene una edición cuidadísima.
- M.V.: El libro está muy bien editado, está fenomenal. Lleva ilustraciones dentro y hay que agradecer a la editorial el esfuerzo, ellos tenían ilustradores en plantilla pero yo dije que quería a los míos. Los míos son más o menos amigos que yo tengo, a los que admiro un montón y de los que tengo obra gráfica en mi casa. También hay ilustraciones de artistas que no conozco, pero quería hacerlo así. Los quise mezclar. Aquí hay ilustradores que me gustan más que otros, nunca te lo voy a negar, aunque no te voy a decir quiénes. Pero también me gustaba ofrecer variedad, para que no fueran siempre los mismos.
- B.M.: Variedad musical, variedad en estilos de ilustración...
- M.V.: Uno tiene un estilo más naïf, otro tiene un estilo más Disney... Hay uno que me lo ha hecho mi amigo Valentín, que trabaja en la Disney y participó en Frozen. ¿Sabes lo que pasó también? Yo soy muy pudoroso aunque no lo parezca y cuando fui a llamarle tenía miedo de que me dijeran que no. Pero me dijeron que sí porque pensaban que era un proyecto bonito.
- B.M.: Sí, de hecho hay pocos libros de este estilo. Sí hay colecciones infantiles que incluyen incluso CDs de música clásica, pero no conozco ninguna de rock para niños.
- M.V.: Ya... lo que pasa es que yo no sé si me ha quedado muy para niños.
- B.M.: No, no queda muy infantil... Me comentabas antes que hay una serie de capítulos que no son nada edificantes en la vida de ciertos rockeros y que has tenido que tratar con delicadeza, porque va dirigido a un público menos maduro.
- M.V.: Sí, no es lo mismo escribir para una persona de treinta años que para un niñito. Todos somos niños hasta los once años. Pero es que yo recuerdo que también leía el Superpop a los doce años. Y yo creo que era más explícito, cuando hablaban de las experiencias sexuales y todo eso. Yo creo que hemos llegado a un punto en el que en esta sociedad no podemos decir absolutamente nada, si no es incitar. Hay que hacerlo con delicadeza y con clase, pero se puede decir todo, porque los niños no son tontos. Hay niños que saben más cosas que nosotros ahora. Por ejemplo, yo lo que vengo a decir en el libro es que la pobrecita Amy Winehouse era autodestructiva por naturaleza y Amy, desgraciadamente, hubiera sido o no famosa, habría acabado igual. No hay que echarle la culpa a la música, ni al sexo, drogas y rock and roll. Esa máxima es una cosa caduca y absurda, y no lo digo porque yo esté en contra ni del sexo ni de las drogas. Por ejemplo, Sid Vicious no está aquí, porque para mí no es un rockero, es un aspirante a actor punky que se lo creyó demasiado, pobrecito, y que no llegó a ningún lado. Hay personas que son más autodestructivas, pero no por el mero hecho de dedicarse al rock, sino porque su naturaleza es así. Pero hay que mostrarlo. Por ejemplo, también hablo de mi amigo Fabio McNamara, que cayó en la espiral de la autodestrucción y afortunadamente se salvó con la religión. Hay gente a la que tampoco le parece bien que lo diga, pero es la verdad.
- B.M.: En la portada de "Fabiografía" aparece el propio McNamara con un crucifijo.
- M.V.: Por supuesto. El crucifijo le salvó la vida. Pero Fabio sigue siendo total. Fabio ha sido siempre extremo y siempre ha sido dependiente. Antes dependía de la heroína y ahora depende de Dios. Pero yo prefiero que dependa de Dios. Por lo menos, físicamente es más sano. Todos tenemos adicciones, pero algunas te permiten seguir vivo y otras no.
- B.M.: Por ejemplo, yo soy adicto a los libros [Risas].
- M.V.: ¡Claro! ¿Y a que te permite seguir vivo? Y habrá gente que no entienda que estés todo el día con los libros, pero tu adicción es esa y no te impide seguir vivo.
- B.M.: A eso lo llaman los psicólogos clínicos "adicción sin sustancia".
- M.V.: Pues sí.
- B.M.: Como decías, además del libro "Fabiografía" que dedicaste a Fabio McNamara, has vuelto a incluirlo como rockero en este libro.
- M.V.: Fabio es una persona esencial en mi vida, es la persona que más admiro. Te lo digo en serio. Y mira que tengo amigos a los que admirar, como por ejemplo Nacho Canut. Mi mujer también lo admira.
- B.M.: A tu mujer también la incluyes en el libro. ¿La pones porque la admiras o por miedo a que hayan represalias? [Risas]
- M.V.: No, al revés [Risas]. Olvido es la persona menos egocéntrica que conozco. Yo soy super egocéntrico, si hubiera escrito un libro de rockeros Olvido y no me hubiera metido a mí me habría enfadado un montón. Olvido no se habría enfadado si no la hubiera metido, pero la metí porque aprendí de ella (y también de Nacho Canut) que tienes que buscar el reconocimiento en ti mismo. Por ejemplo, cuando se separó Dinarama, ella y Nacho formaron Fangoria y eso era un suicidio comercial absoluto. Fue una decisión que les llevó a permanecer en el ostracismo durante una temporada, incluso le echaron de la casa de discos. Ellos llegaron a autoeditarse sus propios discos. Eso es el rock para mí también. Todo el mundo le decía: qué soberbios sois, tenéis que hacer las canciones de antes, eran más bonitas que las que hacéis ahora. Y ellos decían: nos da igual, hacemos las canciones que queremos hacer ahora, en este momento, les guste a la gente o no. Y a base de hacer lo que han querido, mira dónde están.
Ellos nunca han buscado el reconocimiento fuera, lo han buscado en ellos mismos. Eso sí, cuando te llega el reconocimiento masivo le viene muy bien a tu ego, a tu autorreafirmación y a tu economía, no nos engañemos. Por esa actitud rockera he incluido a Olvido. También he incluido a Carlos Berlanga, a Silvia Superstar y a Bimba Bosé, personas que son mis amigos, los quiero mucho y además los admiro porque, como decía Paloma Chamorro cuando la acusaban de meter a sus amigos en la Edad de Oro, "no tengo la culpa de que todos mis amigos sean genios", pues yo tampoco tengo la culpa de tener amigos rockeros. Pero de entre todos esos amigos rockeros que tengo al que más admiro es a Fabio porque me parece un ser excepcional.
- B.M.: Para terminar, he elegido un par de versos que creo que resumen un poco el espíritu del rock y el espíritu vaquerizo. Son unos versos que le salvaron la vida a Nelson Mandela, los tenía copiados en una hojita de papel en la cárcel y sentía plena libertad cuando los leía, a pesar de estar encerrado. Yo creo que reflejan un poco la actitud del rockero que tú defiendes, la actitud "vaquerizista".
- M.V.: Ah, qué bueno. ¿Cuáles son?
- B.M.: El poema se llama "
Invictus", es de
Henley, un poeta inglés de principios del XX. He seleccionado los dos versos más conocidos: "Soy el amo de mi destino / soy el capitán de mi alma".
- M.V.: Pues sí, desde luego. Totalmente. "Soy el amo de mi destino", es que es eso. Todos tenemos un destino, pero tú puedes conducir tu vida hacia donde tú quieras llevarla, porque es lo que te va a hacer más feliz. Y eso hace que seas el capitán de tu alma, de tu vida. Qué bien buscado.
- B.M.: Tiene que ver con lo que dices tú, el reconocimiento no hay que buscarlo fuera, sino dentro de uno mismo. Hay que estar orgulloso de uno mismo, independientemente de lo que les parezca a los demás.
- M.V.: Claro, y además luego es muy gratificante sentirte en un estado de reafirmación. Todos tenemos dudas muchas veces, todos tenemos momentos en los que no sabemos si nos estamos equivocando, pero cuando sientes que tienes que hacer las cosas de un modo debes hacerlo y ser el capitán de tu vida.
- B.M.: A veces hay que ser capaz de dar un salto al vacío y arriesgarte.
- M.V.: Así es, porque si nunca arriesgamos, nunca pasa nada. El miedo paraliza. No hay que tener miedo, hay que tener cautela, prudencia y también mucha humildad y mucho respeto por los demás. Yo creo que esas son las claves para que puedas ser lo que tú quieras; haciendo eso, eres un verdadero rockero.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Mario Vaquerizo el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Del mismo modo, agradecemos a la editorial
Espasa el haber hecho posible este encuentro.