Ildefonso Falcones es autor de "
La catedral del mar", novela histórica que se convirtió en un auténtico éxito editorial y fue publicada en más de 40 países. Este libro obtuvo varios premios, entre los que se encuentran el Euskadi de Plata, el Qué Leer en 2006 y el de la Fundación José Manuel Lara en 2006, así como el Giovanni Boccaccio en 2007 y el Flubert de Chartres en 2009. A este libro le siguió "
La mano de Fátima", que de nuevo se convirtió en un best-seller, siendo galardonado con el premio Roma 2010.
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La reina descalza" es el nuevo libro de este autor, una novela histórica que se desarrolla en la España del siglo XVIII, en la que "una conmovedora historia de amistad, pasión y venganza une dos voces de mujer en un canto desgarrado por la libertad". Bruno Montano de
Trabalibros tuvo la oportunidad de entrevistar a Ildefonso Falcones sobre su último libro.
- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Con "La reina descalza" sigues fiel a tu estilo. Creas un contexto histórico fidedigno y en él desarrollas una ficción dinámica y llena de sorpresas argumentales. ¿Crees que el éxito de la novela histórica está en el equilibrio y la armonía, entre el aporte de datos reales justo y la imaginación?
- Ildefonso Falcones (I.F.): A mí me funciona. Si es la fórmula ideal no lo sé, pero teniendo en cuenta los otros dos libros que escribí y las críticas que está recibiendo el tercero parece ser que sí. Yo creo que sí, que lo interesante es ofrecer al lector una trama rápida y darle un entorno histórico que sea fidedigno, que cuando termine de leer tenga la seguridad de que aquello es real.
- B.M.: Tú te dedicas a a abogacía, que es un oficio que puede saturar con dosis excesivas de realidad y puede provocar en sus profesionales la necesidad de evadirse a través de la ficción. ¿Lees y escribes para escapar, al menos temporalmente, del acoso de lo real?
- I.F.: Empecé así. Yo leo para escapar, eso desde luego. He escrito siempre para ovidar un poco mi trabajo, pero también para exteriorizar unas inquietudes intelectuales que uno lleva dentro y que no puede desarrollar dentro de su trabajo normal. Esto vale para abogados, para ingenieros, para médicos, para taxistas y para todo el mundo. Unos lo hacen a través de la escritura, de la literatura; otros a través de la música, o de la cerámica simplemente.
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B.M.: Sin embargo, encuentro similitudes entre el trabajo mental que desarrollan los juristas y el de los escritores de novela histórica. Ambos trabajan dentro de un marco rígido (el ordenamiento jurídico para los juristas y los datos históricos para los novelistas) en el interior del cual desarrollan su potencial imaginativo, cosa que por ejemplo no hacen los escritores de ciencia ficción al carecer de un marco rígido que respetar.
- I.F.: Yo creo que treinta años de ejercicio te dan una pauta de trabajo: sabes dónde buscar, sabes cómo hilar, qué libros encontrar, cómo ir engarzando cosas... Por lo demás poco tiene de común, como uses un lenguaje jurídico no vendes un ejemplar. El desarrollo de la abogacía y la escritura de novela histórica pueden parecerse en el sentido de enfrentarte con los libros, de enfrentarte con la documentación, con la información.
- B.M.: Por otra parte, sé que tú eres especialista en Derecho Civil y Mercantil. ¿No te parece que el Código Civil es un texto muy literario, con mucho componente histórico y antropológico?
- I.F.: Y si te vas a las pragmáticas reales de aquella época, más todavía. Todo lo que era el derecho antiguo es muy casuístico, te recogían o te ordenaban cosas concretas, no cosas genéricas; temas concretos, pragmáticas reales.
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B.M.: Como tú mismo dices en tu libro, Carlos III en 1763 enmendó el error de Fernando VI y el Marqués de la Ensenada (Gran redada de 1749) indultando en una pragmática real a los gitanos del delito de serlo. Curiosamente, fue en 1763 cuando Voltaire, uno de los padres de la Ilustración, publicó su “Tratado de la tolerancia”, en el que afirmaba que “la más peligrosa de todas las supersticiones es aborrecer al prójimo por sus creencias”. ¿Crees que en pleno siglo XXI seguimos aquejados de estos prejuicios? ¿Sigue habiendo cabezas en las que aun no ha entrado el espíritu ilustrado?
- I.F.: No, yo creo que no. Creo que la mayoría somos conscientes de la injusticia de las cosas. En siglos anteriores la sociedad, el pueblo, el vulgo, no tenía ningún derecho y hoy en día a nadie se nos ocurre decirle a un gitano, por el mero hecho de ser gitano, que no tiene los mismos derechos que nosotros. Despúes la forma de ejercerlos es otra cosa, si es alegal o ilegal porque no los ejerce correctamente es otro asunto. Pero, en fin, a nadie se le ocurre decirle a un gitano que es un delincuente por el hecho de haber nacido gitano. Esa es la gran diferencia.
- B.M.: En “La reina descalza” no hay grandes acontecimientos históricos. No hay épica, no hay grandes batallas, aunque sí alguna escaramuza a navajazos con algún muerto incluso. De alguna manera, ¿los héroes de esta novela serían las personas que luchan por su identidad y por la libertad?
- I.F.: Sí, el común de la gente. Son dos protagonistas que dentro de la historia no juegan ningún papel (aunque una de ellas en un determinado momento adquiere fama como cantante, aunque es una fama etérea que dura escasamente dos meses). Sí, es una historia de personas anónimas. Yo creo que esto es lo interesante, es lo bonito. Las grandes historias con grandes personajes ya hay historiadores y novelistas que las desarrollan. A mí me gustan este tipo de personajes, gente del pueblo; me gusta que el lector normal sienta empatía hacia ellos.
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B.M.: Como dice María, una de tus protagonistas, en todas las culturas perseguidas las lágrimas son igual de tristes. El dolor de los perseguidos se transforma en quejido y el quejido en música. De alguna manera, tu obra es también un homenaje al arte flamenco, a su “hondura”, a la capacidad de éste para expresar el dolor y el sufrimiento. ¿Crees que el cante flamenco y el arte en general es una buena manera de metabolizar, de exhorcizar el dolor?
- I.F.: En cierto sentido sí. Yo no creo que se exhorcice a través de la música... es como gritar, lo que pasa es que en lugar de pegar un grito, cantas. El arte, en todas sus vertientes, en todas sus manifestaciones, siempre representa una serie de sentimientos determinados, desde la alegría (menos, todos estos sentimientos de alegría y comicidad los encontraremos poco en el arte, aunque te los puedes encontrar, incluso en el cine que es el séptimo arte), pero desde luego los sentimientos de pasión, los sentimientos de injusticia, etc., todo esto se representa no sólo en el cante, se representa en cuadros, en la música y en muchas otras formas de arte.
- B.M.: Así como en biología los híbridos siempre representan mejoras evolutivas respecto a los seres vivos, en la cultura las mezcolanzas, las fusiones, los préstamos recíprocos, ¿mejoran los “productos culturales”?
- I.F.: No necesariamente. Depende del desarrollo que se consiga con eso, porque hay veces que el original puede ser mucho mejor que el producto de una fusión.
- B.M.: ¿Y en el caso concreto del flamenco?
- I.F.: En el caso concreto del flamenco no te quepa ninguna duda de que toda esa fusión es mucho mejor que el inicio.
- B.M.: ¿De qué manera crees que la personal idiosincrasia del pueblo gitano ha contribuido a integrar las diferentes influencias del flamenco? (música morisca, música gitana, música tradicional española, música negra cubana).
- I.F.: Los gitanos son los que quedaron, porque claro, los esclavos desaparecieron, a los moriscos les expulsaron... Los que quedaron fueron los gitanos, que son los que se hicieron casi dueños de esa fusión.
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B.M.: Fusionaron y le dieron su sello particular, su forma de entender la vida, su pasión, ese carácter irreductible.
- I.F.: Exacto.
- B.M.: En definitiva, yo creo que tu libro habla de la libertad y del arte.
- I.F.: De la libertad, del arte y de las personas; y de las pasiones, del amor, de la venganza, de las ilusiones y de la desesperanza. De la gente normal (aunque son vidas un poco oscuras, hay que buscar unas vidas que ofrezcan interés al lector).
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B.M.: Me ha gustado la idea de la salvación a través del arte. He visto que una de las dos protagonistas se salva a través del arte, consigue más grados de libertad gracias al arte, y en la otra sin embargo el arte llega a ser su perdición.
- I.F.: En Caridad vemos como se desarrolla la libertad. Llega siendo libre sin saber ejercer la libertad, no es capaz ni de mirar a los ojos a un blanco, no sabe trabajar, no sabe hacer nada que no sea cultivar tabaco y es alguien que, a lo largo de la novela, vemos cómo se va realizando como persona, desde el punto de vista sexual, cultural, social. Sin embargo la gitana sigue un orden inverso, de esa libertad absoluta que tiene a los quince años, que llega incluso a cometer el error de casarse con quien no debe, ve cómo se le va cercenando esa libertad desde la persecución, etc... Sí, evidentemente son ideas contrapuestas, que al final terminan bien, terminan unidas, pero sí, el desarrollo es contrapuesto.
- B.M.: Me ha gustado mucho el personaje de Melchor. Es un antihéroe, porque se dedica al contrabando, participa en reyertas, etc., pero tiene una gran estructura ética, un comportamiento muy heróico.
- I.F.: Sí, Melchor es un secundario maravilloso. Tengo que reconocer que ha habido capítulos que he tenido que cambiar por Melchor, porque cuando los iba haciendo decía: No, es que estoy hablando por boca de Melchor y las protagonistas son las dos mujeres, y he tenido que cambiar a las protagonistas, porque Melchor se te comía. Es un personaje muy importante.
- B.M.: Destacaría también el hecho de que en esta novela, el acontecimiento histórico importante es el nacimiento del preflamenco, es decir, el nacimiento de un arte.
- I.F.: Sí, así es. Y es algo bastante sencillo, porque no estamos hablando de batallas ni de grandes acontecimientos de ese tipo.
Desde Trabalibros agradecemos a Ildefonso Falcones el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar a nuestras preguntas. Agradecemos también a la librería Bibliocafé de Valencia habernos cedido un espacio para esta conversación.