Marina Sanmartín, escritora y periodista, trabaja en el departamento de comunicación de Fnac Castellana. Colabora en diversas publicaciones impresas y digitales y es "
La fallera cósmica", Premio Revista de Letras al mejor blog nacional de creación literaria 2010.
En su tercer libro "
La clave está en Turgueniev" publicado por Eutelequia "realidad y ficción se van encadenando sin límite, planteándole al lector un extraño juego de muñecas rusas, cuya solución parece esconderse en las páginas de la novela policíaca que la protagonista lleva en su bolso".
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Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): En "
La vida después" trabajaste con mucho material autobiográfico, pero confiesas que en "
La clave está en Turgueniev" tus protagonistas empiezan donde tú acabas. ¿Hay cosas que uno sólo se siente capaz de vivir en la ficción? ¿Es la ficción el espacio en el que proyectar la vida que no nos atrevemos a vivir?
- Marina Sanmartín (M.S.): Yo diría más bien que la ficción nos completa; al menos a mí me completa. La realidad sólo nos permite escoger un camino pero, gracias a las historias que inventamos y a las que leemos, podemos recorrerlos todos. No es una cuestión de cobardía, sino de querer saber más.
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B.M.: Uno de tus mejores relatos anteriores, “Despertar en Sarajevo”, está presente en tu nueva novela formando parte del pasado de Eli. ¿Se podría considerar que el germen de “La clave está en Turgueniev” se halla implícito en este relato?
- M.S.: No el de la historia, sí el de la protagonista y el de una forma de mirar el mundo que define mi manera de contar. No podría dar una razón de por qué recupero a Eli en “La clave...”, simplemente supe que la protagonista debía ser ella desde el principio. Ha crecido conmigo.
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B.M.: Eli y Lucía juegan a “tocar la verdad” y, en un ejercicio de atención plena, descubrir a su alrededor cualquier manifestación desnuda de la realidad. ¿Crees que la realidad y su gran adjetivo, la verdad, existen o sólo son un tipo de ficción especial para aquellos que no soportan la incertidumbre?
- M.S.: La realidad es como un diamante en un museo: lo vemos, está delante de nosotros, por eso sabemos que existe... pero al mismo tiempo un sinfín de medidas de seguridad impiden que lo toquemos. Nadie es capaz de percibir la realidad desnuda, porque la filtramos y actuamos a partir de ese filtro, privados de una visión completa de la situación. Es lo que les ocurre a todos los personajes de la novela. Siempre tenemos la información “a medias” menos cuando decidimos contar una mentira, porque la mentira es completamente nuestra y la construimos como queremos... Hay una frase en la novela que trata de explicarlo: “la ficción es perfecta; la vida, no”.
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B.M.: "Sólo puedo escribir si algo me afecta lo suficiente…" afirma Eli, la protagonista principal de tu novela. ¿Escribir sobre el propio dolor cura?
- M.S.: No necesariamente, ni creo tampoco que todos los que escriben lo hagan por la misma razón.
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B.M.: "Literatura y ciudad. Eres una apasionada del mar (a pesar de que casi te ahogas en él junto con tu hermana cuando erais niñas), pero vives en Madrid, en plena meseta. ¿Anima tu creatividad vivir en una gran ciudad? ¿Encuentras en ella estímulos literarios que no existen en otro tipo de ambientes o lugares?
- M.S.: La creatividad y el estímulo están en todas partes pero, efectivamente, yo necesito la ciudad, concretamente Madrid. Es mi medio, donde me siento más segura. En ese aspecto pienso que tengo suerte, porque he identificado mi lugar.
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B.M.: Un problema se puede resolver, eludir o convertir en literatura. He leído en tu novela la siguiente reflexión: “la ficción es perfecta / la vida, no”. ¿Se puede usar la literatura como un modelo formal para resolver problemas que no hemos sabido o podido solventar en la vida?
- M.S.: La práctica de cualquier arte puede llevarse a cabo, imagino, con esos fines... pero crear no equivale a curarse; significa dominar un mundo, que puede ser más o menos rico dependiendo de nuestra capacidad para inventarlo. Ese es el desafío, del que no quedan excluidos los felices... ¡Menos mal!
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B.M.: "
La clave está en Turgueniev", en definitiva, es una novela sobre el amor. Tus personajes buscan la redención que, como se afirma en la novela, no siempre está en el conocimiento sino que está en los otros, que pasan a convertirse en la causa de nuestra salvación. La redención, la salvación, la matrícula de honor en el arte de vivir, ¿está en el amor? Y, si es así, ¿por qué tanta gente suspende?
- M.S.: "Buscamos a quien tiene nuestras claves...", algo así escribo en la novela. El amor es importantísimo, pero por encima de todo lo que buscamos es que nos comprendan; comunicarnos... y lo que plantea la novela es que, muchas veces, esa comprensión del otro no nace del roce, ni del tiempo, sino de una conexión que no se explica, inmediata y sin causa... por eso nos resulta tan difícil dar con quien nos entienda y, cuando lo hacemos, a menudo es la persona más insospechada. De eso trata "La clave está en Turgueniev", de esa búsqueda, y de la desesperanza que provoca fracasar en ella.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Marina Sanmartín sus palabras y su tiempo, ha sido un placer para nosotros disfrutar de su compañía.