La vida después (Marina Sanmartín)-Trabalibros
La vida después
Ficha técnica:
Autor: Marina Sanmartín
Editorial: Baile del Sol
ISBN: 978-84-92528-36-3
Número de páginas: 116
Género: Narrativa
Valoración:
Enamorarse de alguien que vive "dentro de un paréntesis" es muy cinematográfico pero multiplica tu soledad. El desamor puede  transformar el sexo en una aburrida gimnasia de alcoba. Leer a Anaïs Nin no te convierte en una promiscua convencida, sino en una suicida en potencia. Ser fiel a la "infidelidad perfecta" puede empujar  tu vida habitual hacia el  destierro. Las cosas no "están bien como están" si están mal. Es muy fácil ponerse triste sin razón, no obstante abundan las razones para sentir tristeza. Si no tienes amor o algo que se le parezca mucho estás perdido, aunque también es verdad que no sólo el amor basta, tenemos la literatura o incluso la vida. 

La vida después de un amor que no lo era no necesariamente lleva a la desesperación o a la angustia, puede llevar a la escritura. La vida después de un amor que no lo era no necesariamente conduce al pozo de la tristeza, puede conducir a la palabra, de hecho "nada importa si no llega acompañado del ansia y las palabras para describirlo". La vida después de un amor que no lo era no necesariamente nos aboca a la autodestrucción, puede incluso estimular la creación literaria; de todos es sabido que "los escritores suelen contar cosas tristes". Thoreau, el inolvidable autor de "Walden", decía en una carta a su amigo Blake que si no podemos cantar a la fe y a los triunfos lo haremos a nuestra desesperación.

"Escribí cada una de estas historias con la esperanza de encontrar en ellas algún rastro de la mía, tratando de averiguar a dónde conduce la desesperación porque, donde quiera que sea, allí me encuentro yo. Y estoy perdida". Esto es lo que afirma la protagonista del último relato titulado "La verdad" y lo hace a modo de poética, de razón por la cual se escribe. Hay personas que leen y escriben para hacerse cargo de su vida, conscientes de que escribir duele pero al mismo tiempo exorciza. Se buscan en la escritura para acabar encontrándose en unas breves páginas que las reflejan. 

"No soy tan triste como mis protagonistas" -me confesó la autora de estos relatos. Pero sus protagonistas no son tristes, están entristecidas. Viven melancólicamente, conscientes de que la melancolía es lo que las salvará de caer en la tristeza. La melancolía no es hija de la frustración y el pesimismo, es la forma más alegre de estar triste y, por lo tanto, no es un estado al que se llegue por desesperación, sino a través de la serenidad y la templanza. La melancolía es un mecanismo de regulación del ánimo triste a través de su intelectualización o su estetización. Tradicionalmente considerada como una de las dolencias del alma es, sin embargo, una fuente muy importante de la contemplación creativa y del pensamiento. De hecho, el mismo Aristóteles asoció el temperamento melancólico a la inteligencia superior. La tristeza corta la vida por su línea de base, la melancolía la "despenaliza" y la ilumina.
Enviado por: Bruno Montano
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