Trabalibros entrevista a Emilio del Río, autor de "Calamares a la romana"

martes, 23 de junio de 2020
"Una de las cosas más modernas que hay es el mundo clásico".
Emilio del Río es doctor en Filología Clásica por la Universidad Complutense. Director general de Bibliotecas, Archivos y Museos de Madrid, colabora en el programa "De Pe a Pa" de Pepa Fernández, con la sección «Verba Volant», dedicada al latín y a la cultura clásica.

Publicó su primer libro en 2019, "Latín Lovers", con el que cosechó un gran éxito de crítica y ventas. Bruno Montano le entrevista para Trabalibros acerca de su nuevo libro titulado "Calamares a la romana", "un libro de curiosidades tratadas con humor, donde descubriremos que somos romanos, aunque no nos demos cuenta" (editorial Espasa).

Calamares a la romana (Emilio del Río)-Trabalibros- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): ¡Ave, Emilio! Con “Latín lover” descubrimos que el Latín no es una lengua muerta, sino inmortal. Con “Calamares a la romana”, que Roma sigue tan viva en nosotros como hace dos mil años. ¿Repensar nuestra lengua y costumbres es una buena forma de descubrir nuestra profunda “latinidad”? ¿Establecer un fluido diálogo con la Roma clásica nos puede servir para conocernos mejor como civilización y también como individuos?

- Emilio del Río (E.R.): Conocer nuestro origen romano y nuestra lengua madre, el latín, nos permite conocernos mejor a nosotros mismos, que es vital, y nos permite evitar que se cometan errores ya cometidos. Por ejemplo, si algo nos enseña el mundo clásico es que la civilización y el progreso pueden desaparecer, es lo que pasó en el siglo IV, y pasaron 1.000 años hasta el Renacimiento. Por eso hay que protegerlos. Ahora nos hemos dado cuenta, con la pandemia, de lo frágiles que somos y que el progreso no es infinito. El último capítulo del libro, que se titula “En la cuerda floja” cuenta esto mismo y nos lleva a la gran lección de los romanos: CARPE DIEM, “vive la vida intensamente, aprovecha la vida”.

- B.M.: Veo que te interesa, sobre todo, la intrahistoria de Roma. No las grandes gestas ni los grandes personajes políticos y militares, sino la vida cotidiana, el día a día de los “peones” de la Historia. Qué comían los romanos, como hacían el amor, sus costumbres en el baño, su pasión por la moda y la estética corporal, sus hábitos recreativos, su gusto por el vino… ¿Todo esto define más el alma de un pueblo que la gran Historia oficial?

- E.R.: "Calamares a la romana" no va de emperadores ni de Ben-Hur ni de Quo Vadis, sino sobre la vida cotidiana, sobre cómo vivían, reían, amaban y se insultaban. Quitando la tecnología y los avances en la salud, vivimos como los romanos, con sus costumbres y su manera de entender las relaciones humanas.

- B.M.: Con este libro sigues aplicando la máxima de “enseñar deleitando”. El Latín, la Historia, las Humanidades en general, no tienen por qué ser aburridas, ¿verdad? ¿El sentido del humor y la ironía deben formar parte de las acciones educativas?

- E.R.: Decía Albert Camus al recibir el Premio Nobel de Literatura (en 1957) que “uno de los peores asesinatos es un mal profesor”. Es fundamental al dar clase hacer atractiva la materia que se enseña. Como escribió el gran Chesterton, “serio no es lo contrario de divertido, lo contrario de divertido es aburrido”. Se puede ser muy serio y muy divertido. Es lo que intento en la radio y en "Calamares a la romana". Además, es un principio romano, el DOCÉRE DELECTÁNDO de Horacio; “enseñar deleitando”. Muchas vocaciones profesionales, la mayor parte, han venido por un profesor que despertó el interés por la materia. Además, el HUMOR (palabra latina que no ha cambiado en 3.000 años) es una de las grandes contribuciones de los romanos. Por eso, al hablar de romanos, hay que hacerlo con humor. Y con AMOR (otra palabra que no ha cambiado en 3.000 años).

- B.M.: Desde un punto de vista civilizatorio, la caída del Imperio Romano de Occidente supuso un frenazo cultural. ¿Has imaginado alguna vez dónde estaríamos sin la “interrupción” de la Edad Media, qué hubieran hecho de nosotros mil años más de romanización? Haz un pequeño esfuerzo de ucronía.

- E.R.: No habría caído la civilización. No se habría desenchufado el mundo durante 1.000 años. En algunas cosas hemos tardado incluso más de 1.500 años en recuperar cuestiones como volver a votar, o la libertad sexual, o el sistema de cloacas y de higienes en las ciudades. Y luego está el cristianismo, que condicionó el mundo. 

Emilio del Río
- B.M.: Toda tu vida es una cruzada en defensa de las Humanidades y de su presencia fundamental en todos los ciclos educativos. ¿Piensas, como Martha C. Nussbaum, que sin ellas es imposible formar ciudadanos críticos y libres que son, según su criterio, la materia prima de la verdadera democracia? (Democracia, por cierto, inventada por los griegos y desarrollada posteriormente por los romanos).

- E.R.: Las humanidades clásicas nos hacen más ciudadanos más críticos porque nos permite tener más criterio propio, y por tanto nos hacen más libres. Y yo pregunto: ¿Hay algo más importante que eso?

Por eso las apartan del sistema educativo, porque quienes toman las decisiones prefieren ciudadanos sumisos y obedientes. Esto lo analiza magistralmente mi querido Nuccio Ordine en “La utilidad de lo inútil”. España es un gran país, pero seríamos un país mejor si estudiásemos un par de años de latín y de cultura clásica en la ESO (y griego en el bachillerato). Así lo hacen grandes países como Alemania, Francia o Inglaterra, donde las humanidades clásicas están más presentes que en el nuestro, ¡y nuestra lengua y cultura son latinas!

- B.M.: Afirmas en el prólogo que “no hay nada más moderno que el mundo romano” y que se puede contar la vida cotidiana de Roma con los títulos de las canciones de la “movida madrileña”. De hecho, titulas muchos de los capítulos con fragmentos de canciones de aquella época. Explícanos un poco esto.

- E.R.: Una de las claves del libro es el humor, como bien has señalado. El humor y la “rabiosa actualidad”, porque en el libro hago ver que el mundo clásico es divertido y es actual, porque básicamente sentimos y vivimos como ellos. Una de las cosas más modernas que hay es el mundo clásico y esto lo reflejo con los títulos de canciones y películas de nuestro tiempo, que sirven para explicar la Roma clásica de hace 2.000 años.

Entrevista Emilio del Río
- B.M.: Antes de que los estudiantes de grado superior se convirtieran en clientes de las empresas universitarias, ansiosos por maximizar su inversión y sacarle un rendimiento económico a su esfuerzo, los clásicos en la Universidad eran para la vida, alimentaban la “curiositas”, estimulaban la “pietas”, dirigían hacia la “veritas”, recomendaban la “prudentia” y la “frugalitas”, ensalzaban la “virtus” y la “fides”. ¿Es imposible ser humano sin las Humanidades?

- E.R.: Una de las lecciones más demoledoras de la pandemia que hemos sufrido ha sido ver a tantos ancianos abandonados a su suerte en residencias y muchas veces muertos. Las residencias de mayores son los arcenes de nuestra sociedad. Los apartamos, los relegamos, no los queremos a nuestro lado. La lección que tendríamos que recuperar de los romanos es el cariño y el cuidado de los mayores, la dignidad de los ancianos en la sociedad. Y hay un relato que lo representa magistralmente: cuando Eneas abandona una Troya invadida e incendiada por los griegos, lleva de su mano a su hijo y a hombros a su padre, enfermo, Anquises (su mujer ha muerto en la toma de Troya). Hay una escultura de Bernini que recoge ese momento y muchas pinturas. Un momento estelar de la civilización: el imperio romano lo fundará un tipo huido (otro mensaje: no nos dejemos llevar por una derrota) y que en su huida no se lleva cosas materiales, sino a su hijo y a su padre aunque está enfermo. No lo abandona a su suerte en Troya. Cuidemos y queramos, acompañemos y respetemos a nuestros mayores. Hasta el último momento.

- B.M.: Como bien dices al final de tu libro, vivir es siempre caminar en la cuerda floja y sin red. No hay seguridades ni certezas. Somos funambulistas al borde siempre del traspiés fatal y, por lo tanto, debemos aprovechar al máximo cada momento: “carpe diem”. ¿Este verso de Horacio sería uno de los grandes mensajes de los clásicos?

- E.R.: Eso es, hay que vivir la vida, hay que aprovechar cada segundo de la vida, que es un suspiro. No se trata de estar de juerga, no, sino de hacer lo que se haga intensamente. Los clásicos si sirven para algo es para la vida. Los romanos nos enseñan que hay que vivir la vida y no preocuparse por lo que muchas veces no llega a pasar. Carpe diem.
 
Desde Trabalibros agradecemos a Emilio del Río el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a la editorial Espasa el haber hecho posible este encuentro.
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