Han pasado 150 años para la aldea de Kingsbridge que abandonamos en "Los pilares de la tierra". Sus moradores ya no son los mismos, ahora habitan en ella sus descendientes. Corre el año 1327 y Kingsbridge se ha transformado en una ciudad próspera y floreciente de la Inglaterra del siglo XIV. El rey Eduardo II, obligado a renunciar al trono a favor de su hijo, es asesinado por los hombres de su cruel esposa, la reina Isabela.
El día de Todos los Santos un grupo de niños entran en contacto en la Catedral de Kingsbridge. Sus nombres son Gwenda, Caris y los hermanos Ralph y Merthin. Esa misma noche les sucede algo que tendrá importantes consecuencias en sus vidas: descubren a un caballero de nombre Sir Thomas Langley que, tras matar a dos hombres de la reina, entierra una carta en el bosque y pide a Merthin -el único de los niños que no había salido huyendo del lugar- que guarde el secreto. Deberá mantenerlo hasta que Sir Thomas muera; en ese momento, según las instrucciones del caballero, tendrá que recuperar la carta y mostrársela a un sacerdote.
El tiempo pasa en Kingsbridge y los cuatro niños crecen hasta transformarse en adultos. Caris Wooler se convierte en una muchacha inteligente, decidida y con criterio propio, una mujer con cualidades envidiables considerando sobre todo el momento histórico en el que vive. El sueño de esta heroína, atea y contraria a las ataduras del matrimonio, es convertirse en médico, a pesar de saber que estos conocimientos están vedados para las mujeres de su tiempo. Gwenda, que siempre fue una pobre niña obligada a robar por su padre, al convertirse en mujer es vendida a un proscrito, del que logra escapar a la fuerza. El amor sincero que siente por Wulfric, el hijo de un campesino, le da fuerzas para seguir adelante. Ralph Fitzgerald es ahora un adulto cruel, malvado e interesado, al que su ambición desmedida puede llevarle a ejecutar los actos más inmorales. Su hermano Merthin -descendiente de Thomas Builder, el constructor que inició los trabajos de la Catedral de Kingsbridge en "Los pilares de la tierra"- ha heredado las dotes de su antepasado y posee tanta inteligencia y habilidad para la arquitectura como éste. El amor que este hombre honrado y de buen corazón siente desde siempre por Caris parece imposible de materializar.
A través de los acontecimientos que se suceden en las vidas de los protagonistas Ken Follett nos ofrece un retrato vívido de la sociedad en la Inglaterra medieval, haciéndonos partícipes de la tremenda desgracia que supuso para la población la pandemia de la Peste Negra, que acabó con la vida de casi la tercera parte de los habitantes de Europa. El lector asiste, además, a uno de los periodos históricos más convulsos de la Edad Media: el inicio de la Guerra de los Cien Años.
Como no podía ser de otra forma, existe un hilo conductor de la historia de tintes arquitectónicos: a la construcción de la Catedral le sigue la construcción de un puente, y a éste el levantamiento de la torre del templo. De algún modo, el protagonista mudo y perenne de "Un mundo sin fin" sigue siendo la monumental edificación construida en "Los pilares de la tierra", que asciende vertiginosa hacia el cielo, como un icono enigmático y desconcertante del hombre y sus capacidades. En palabras del propio Follett, "las catedrales son una especie de símbolo de todas las contradicciones de la Edad Media. Son hermosas y están llenas de riqueza y complejidad, pero se edificaron en una época que tendemos a recordar por la pobreza y la ignorancia de la gente".
Curiosidades: - "Un mundo sin fin", publicada en 2007, es la segunda parte de "Los pilares de la tierra", que data de 1989. Los 18 años que separan ambas novelas, según confiesa Follett, se deben a que la primera de ellas fue tan popular que le angustiaba el hecho de no poder repetir su éxito. Finalmente el libro no defraudó y cumplió con las expectativas de los lectores.
- El título original "World without end" proviene de la oración cristiana "Gloria al Padre", que rezan los monjes de Kingsbridge en un punto de la novela. Sin embargo, la traducción de esta oración al castellano para estas palabras fue "Por los siglos de los siglos", título que podría haber sido dado a la novela en lugar de su traducción literal "Un mundo sin fin".
- Ken Follett reconoce haberse inspirado en la catedral española de Santa María de Vitoria para la escritura de esta novela. El autor quedó fascinado en 2002 por el proyecto de rehabilitación integral del edificio, un novedoso modelo de reconstrucción de un templo a los ojos del público, lamentando no haberlo conocido antes, ya que podría haberlo aprovechado para la preparación de "Los pilares de la tierra". La estrecha colaboración entre la Fundación Catedral Santa María y el escritor durante cinco años, así como la difusión pública que Follett ofreció sobre el templo vitoriano, quedó patente a modo de una escultura que la ciudad dedicó al popular escritor.