La Guerra Civil española ha sido contada de muchas formas. Podemos acercarnos a ella desde los libros de historia, a través de un documental con tintes políticos o mediante testimonios de supervivientes al conflicto. Almudena Grandes en los "Episodios de una Guerra Interminable" lo hace de la forma más poética y bella: retratando las sensaciones, pensamientos y experiencias vitales de los personajes que salen de su pluma.
En "El lector de Julio Verne", el segundo de los seis "Episodios de una Guerra Interminable", el lector desciende a los infiernos de la posguerra acompañado por Nino, el pequeño hijo de un guardia civil de tan sólo 9 tiernos años de edad.
Nino vive en la casa cuartel de un pueblo de Jaén cuando da comienzo el llamado Trienio del Terror, entre los años 1947 y 1949. Cerca, en las montañas, acecha la Guerrilla de Cencerro capitaneada por Tomás Villén Roldán, esperando su oportunidad.
El verano de 1947 el niño traba amistad con un forastero misterioso al que llaman Pepe el Portugués, un hombre que se convertirá para él en un referente, un modelo a seguir. El Portugés inicia a Nino en la lectura de las novelas de Julio Verne, que tan importantes serán para su desarrollo personal, y le explica secretos antes velados para su mundo infantil, como la guerra que se estaba librando en Sierra Sur, quién es el guerrillero Cencerro o cómo distinguir a un rojo de un nacional.
Nino, en su condición de hijo de guardia civil, presencia los horrores de esta época convulsa desde muy cerca y es testigo de allanamientos, traiciones y torturas dirigidas tanto a las familias de los guerrilleros furtivos como a la suya propia; la violencia es ejercida por los dos bandos y el sufrimiento es compartido por ambos. La historia del padre de Nino, que siempre había sido rojo, al que las circunstancias obligaron a convertirse en guardia civil tras quedar aislado en zona nacional con su mujer y su hijo, implica al niño en las dos vertientes de la contienda y parece querer denunciar lo absurdo de una guerra que enfrentó a padres contra hijos, hermanos contra hermanos y vecinos entre sí.
El relato íntimo de un niño, convertido ya en adulto que recuerda una época pasada, nos descubre que los republicanos que habían huído al monte solían bajar furtivamente al pueblo para ver a sus familias, jugándose la vida cuando veían que el peligro era menor y su nostalgia era más grande. Una historia que nos enseña la doble cara de algunos agentes de la autoridad, obligados a actuar injustamente con violencia contra los que no eran afines a su bando, y que sin embargo mostraban una humanidad admirable en su hogar. A través de "El lector de Julio Verne" accedemos a la infancia de un niño, rescatada del horror de la guerra por la lectura y la amistad.