Yo fui a EGB-Trabalibros
Yo fui a EGB
Ficha técnica:
Autor: Jorge Díaz, Javier Ikaz
Editorial: Plaza & Janés
ISBN: 9788401346712
Número de páginas: 256
Género: Narrativa
Valoración:
Hace unos años, los niños no se pasaban el día libre jugando a videojuegos. Lo pasaban jugando al yo-yo, intercambiando cromos, tirando la peonza y leyendo tebeos de Zipi y Zape o Mortadelo y Filemón. Por las tardes, merendaban un Bollicao o una Pantera Rosa mientras trataban de rellenar el Cuadernillo Rubio con buena letra, borrando sus errores con una goma Milán mientras se daban prisa por terminar antes de que empezara su serie preferida en la televisión. La abeja Maya, el pobre Marco o Los lagartos de V no tenían competidor en la pequeña pantalla y a todos los pequeños se les rompió un poquito el corazón el día en que el bueno de Chanquete murió. Les gustaba El libro gordo de Petete, los Pitufos y Orzowei.

Los días que el padre de familia decidía alquilar una película en el videoclub eran una auténtica fiesta. Disfrutaban de E.T., el extraterrestre más feo y encantador de la historia del cine, de las increíbles aventuras de un arqueólogo llamado Indiana Jones y de un grupo de Cazafantasmas que nunca abandonaban su furgoneta. Adoraban a un grupo musical llamado Parchís y, cuando ya tuvieron algo más de edad, alucinaron con la Final Countdown de unos heavys que se hacían llamar Europe. Por la noche, el Un, Dos, Tres acaparaba la atención de la familia mientras, al día siguiente, era el tema obligado de conversación en el recreo.

Puede que todo esto te suene a chino, eso es porque no llegas a cierta edad. Pero si eres de los que llevaste hombreras, sufriste la censura de los dos rombos o suspirabas en verano por un Frigodedo, sin duda sabrás de lo que hablo.

Javier Ikaz y Jorge Díaz lo saben perfectamente y, como ellos, millones de españoles también. Y les gusta recordar esas pequeñas cosas, esos detalles que ocuparon el tiempo de nuestra infancia y que de algún modo, al traerlos de nuevo a la mente, hacen que el niño que fuimos vuelva por un instante a visitarnos. Esa es la intención con la que ha sido creado "Yo fui a EGB".

El libro está dividido en diez capítulos con títulos tan sugerentes como "¿Qué queréis merendar?", "Enamorado de la moda juvenil", "Al recreo", "Aparta, que no veo la tele", "Carnet de videoclub", "A clase", "En el auto de papá", "Tópicos, (¿a que tú también hacías…?)", "Si pasas por el quiosco, tráeme…" y "De doble pletina". Viendo las fotografías y recordando la gran cantidad de anécdotas y lugares comunes de entonces, no cabe duda de que, a su manera, la generación del Baby Boom marcó toda una época.

Tengo que reconocer que yo, como casi todo el mundo, también echo de menos mi infancia. Y que cuando recuerdo los años ochenta lo hago con una sonrisa, entre pícara y nostálgica. Puede que las cosas que entonces nos parecían guay del paraguay hayan dejado de serlo hace mucho tiempo, pero esta década siempre quedará ligada en mi memoria a la inocencia que ya no volveré a recuperar. Porque sí, lo confieso, yo fui a EGB.
Enviado por: Rob Sponge
Curiosidades:
- Javier Ikaz y Jorge Díaz trabajan en el mundo de la publicidad e internet. Hace unos años crearon un blog para compartir sus recuerdos de cuando eran niños con cualquiera que se sintiera identificado con ellos. El éxito del blog superó todas sus expectativas, alcanzó un gran número de seguidores en redes sociales y obtuvo varios premios. Sus fans les pidieron que escribieran un libro y esta idea se ha materializado gracias a la editorial Plaza & Janés en "Yo fui a EGB".
Otros libros de este autor:
Javier Ikaz y Jorge Díaz (Yo fui a EGB)-Trabalibros
Yo fui a EGB 2 (Javier Ikaz, Jorge Díaz)-Trabalibros
Libros con curiosas coincidencias:
"Diario de una Volátil" y "Yo fui a EGB" son dos libros surgidos tras el éxito enorme que alcanzaron los blogs de sus autores en Internet y la repercusión que alcanzaron gracias a las redes sociales.
Otros libros relacionados:
Al igual que Peter Pan, todos nos negamos de alguna manera a abandonar nuestra infancia para siempre. Por ello mantenemos anclajes emocionales con ciertos iconos con los que crecimos.
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