Si alguien puede afirmar que ha gozado de los favores de innumerables mujeres, si alguien puede jactarse de haber encandilado a las damas más bellas, si alguien puede asegurar sin cuidado que disfrutó de las delicias más placenteras que el destino puso en su camino, es Giacomo Casanova.
Sin embargo, no asoma ni un ápice de vanidad cuando habla de sus aventuras amorosas en "Historia de mi vida", las memorias que el galán por excelencia escribió a la edad de sesenta años, con la finalidad de matar el tiempo que su trabajo como bibliotecario en el castillo de Dux del conde Waldstein le dejaba libre.
Casanova era un personaje socialmente encantador, que cautivaba casi de inmediato tanto a mujeres como a hombres. Poseía ingenio y una gracia personal fuera de lo común, que supo utilizar para su beneficio y que le llevó a relacionarse con las clases sociales más elevadas, a viajar por toda Europa y a obtener el tesoro mejor guardado de la mayoría de las féminas atractivas que se cruzaban en su camino. Aunque su ardor no siempre fue correspondido y, en estos casos, Casanova no duda en relatar con total naturalidad sus fracasos amorosos.
Hombre de enamoramiento fácil, se encaprichó de cientos de mujeres y su corazón quedó atrapado por unas cuantas, aunque el compromiso no iba con el carácter de Giacomo Casanova, que siempre era fiel a un lema de vida: dejarse llevar por todas las oportunidades que aparecieran en su camino.
Esta actitud vital en combinación con su personalidad arrolladora se aliaron para que Casanova disfrutara de múltiples aventuras. Este veneciano nacido en 1725 sufrió cuando era un niño la muerte de su padre y su madre tuvo que trabajar como actriz para mantener a la familia. A los 16 años recibió las órdenes menores de la iglesia católica y ejerció mil profesiones distintas: fue abate, diplomático, escritor, músico, director de teatro, alquimista, hombre de negocios, jugador, director de la lotería estatal francesa. Disfrutó de la amistad sincera de príncipes, nobles y gente de ingenio. Residió en Venecia, Constantinopla, París, Londres, Berlín, Varsovia, San Petersburgo, Moscú, Dresde, Viena, Madrid, Barcelona y falleció en Bohemia el año 1798.
Su biografía ha fascinado a todo tipo de lectores y no han sido pocos los estudiosos que se han documentado para comprobar la veracidad de las memorias de Casanova, quedando sorprendidos al no poder desenmascarar al galán por cazarle en alguna mentira.
Giacomo Casanova dice no haber sentido "ningún remordimiento por engañar a pícaros y estúpidos cuando estaba en la miseria". Asegura que, en caso de haber engañado a alguna mujer, "el engaño era mutuo" y por lo tanto no cuenta como engaño porque, "cuando el amor entra en juego, suelen ser ambas partes las impulsadas". Yo, por mi parte, contesto a la llamada al lector que hace en el prólogo de sus Memorias y confieso que se ha ganado mi agradecimiento, mi respeto y mi amistad.