Frederic Mayol regresa a su Barcelona natal tras participar en la
Primera Guerra Mundial en Viena, ciudad en la que residía con su madre. Psicólogo de profesión y aficionado a las tramas del psicoanálisis comienza a trabajar en una clínica de reposo en un pueblo costero. Las sombras del pasado pronto hacen su aparición tanto a través de personajes que aparecen en la vida de Frederic como en el propio edificio que hoy acoge a la clínica en la que él trabajará. Incendios, asesinatos y relaciones personales con un tinte oscuro de problemas mentales y maldad marcan la trama principal de la novela.
Una novela que al principio me pareció que no me iba a conquistar, pero que con la primera entrada del
diario de Águeda ya me había llevado a su terreno. Sorprendentemente creíble. Una narración embaucadora. Una descripción psicológica de los personajes magistral. Con un fascinante final y, de nuevo, otro fascinante final cuando piensas que ya ha terminado la historia.
El uso de narradores alternativos —en primera y tercera persona del singular— en diferentes momentos, junto con los extractos del diario y la correspondencia con
Anna Freud aportan una sucesión de impresiones en la lectura que enriquece el ambiente de misterio que se consigue con la aportación justa de información en cada momento. Jugar en paralelo con las psicologías de los protagonistas de
Jane Eyre añade un extra de fuerza al perfil descrito para los protagonistas de esta narración. Descargar la tensión con momentos más frívolos (dada la trama, por ejemplo: el romance del padre, la relación con Blanca, el prostíbulo, la fábrica del señor Raventós…) parece que son simples «bajadas de tensión», pero no dejan de aportar matices de las personalidades y carga de tensión para el desenlace.
Al empezar a leer el diario de Águeda y leer la descripción que hace de su amistad con Irene y posteriormente lo que Griselda interpreta de esta amistad, me ha venido a la cabeza la película "
La calumnia" (The Children’s Hour), 1961, dirigida por William Wyler e interpretada por Audrey Hepburn, Shirley MacLein y James Garner como principales. El vínculo viene por varias vías: dos mujeres al frente de una escuela de señoritas, la interpretación de la relación entre ambas, el papel importante de las niñas, la imagen de los padres llevándose a las niñas (en el libro a una de las niñas por enfermedad). Por otro lado, el thriller me ha llevado a la novela —publicada posteriormente— de
Craig Russell: "
El aspecto del diablo" (Roca Editorial, 2019), por el tratamiento de la maldad en los personajes. La lectura de esta novela me dejó con la sensación de que todos llevamos al diablo dentro y que es él quien decide a quien utilizará para hacer el mal.
Tres momentos del libro que no me gustaría pasar por alto por el impacto durante la lectura: «Aquí no hay ninguna Griselda, Águeda. Sólo está en tu cabeza. Griselda no existe.» (p. 230). «Los cuerpos de los novios estaban cubiertos con el velo extraviado, tul blanco manchado de rojo sangre…». (p. 343). «… con un seco “buenas tardes” antes de tomar asiento, sacó un cuaderno y empezó a dibujar.» (p. 392). Pero hay que leerlas en contexto, porque no todo es lo que parece.