Las palabras que quedan
Manuel Paolino
¿Qué es el cuerpo?
¿Qué es?
Celebrad, celebremos
al padre caído.
Pero es un cuerpo.
¿Lo sabéis? El silbido de la garza que vuela.
No aquí.
La lámina de agua
de un arroyo
que desciende donde el aire
frío
quema un mundo diverso.
No aquí.
El futuro que no vemos
pero que
está entre los pliegues de quella corteza,
de aquella resina,
del corazón que late
en la punta de aquel hilo de
hierba que ahora pisáis pero luego
renace.
No aquí.
¿Dónde está papá?
Sí, sí... es justo como creéis
pero no como veis.
Papá está aquí.
Yo quiero las llamas en mi rostro,
la piel caliente,
el olor
a ceniza,
la noche que se ilumina,
un círculo alrededor del renacimiento
y el mar,
sus escamas brillantes,
el dolor, las lágrimas
que no apagan nada
pero que añaden gotas
al cuerpo de la diosa.
Luego la espuma en la estela
hacia aquel espacio
oscuro
entre la luna
y el fin,
desaparece la madera incendiada
allí donde surge
la vida.
Sabes,
cada uno
se ha abierto el corazón
a pocos centímetros de ti,
y lo que ha salido
es magia.
En el dolor de la muerte,
en el que todos éramos tan conscientes,
logramos
unir nuestras manos y susurrarnos dulzuras eternas
que hablan de nosotros.

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