Bocetos

Orlando Valle García
Semejante a un útero forestal, el alto valle proporcionaba a Almudena todo tipo de especímenes arbóreos, cuyas mayestáticas formas bocetaba al abrigo de un improvisado refugio de piedra y arbustos. Hacia el ocaso, le pareció ver un extraño movimiento en la lejana espesura, poco más tarde, cerca del refugio se produjo un voluminoso sonido percusivo, como si se tratara de una gigantesca txalaparta; un fortísimo olor a resina, dulce, impregnó el aire, entonces, algo emergió de entre las sombras: una imponente y robusta figura, cubierta parcialmente de musgo y hojas secas.
Almudena, pávida, creyó escuchar −Agua.
Y, comenzó a llover.
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