El Pez Bobo
Rocío Fuentes-Ortea
No puedo olvidar aquel olor, la inquietud al preparar el cebo, la fuerza al tirar la caña, la incertidumbre y la tensión al aguardar en silencio... un silencio sepulcral, que aún hoy hace que me estremezca. A nosotros nos iba la vida en aquello.
Observé cómo uno feúcho se acercaba a aquel gusano enredado en la caña, y que a mí particularmente me parecía muy poco apetitoso. Lo olió, se separó de él, dio unas cuantas vueltas alrededor, volvió a olisquearlo... y picó. ¡Picó! Parecía que no iba a caer, pero al fin lo hizo.
¿Cómo podía ser tan estúpido? Peces como aquél eran los que daban mala fama. Ahora sabía a qué se referían cuando hablaban del pez bobo: seguro que a peces como aquel. Yo nunca me dejaría coger.
(Finalista en el concurso de relatos del Bajo Narcea-Nalón 2008)
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