La presión de un beso

Paradera Desconocida.
Una poesía como otra cualquiera, de un instante sin importancia,

Cuando estaba tintando la libertad, como suelo hacer para llenarme la boca de multitudinaria chuchería.

Caí al cielo libre de mi peso, ingrávida bajo el agua de la respiración.

Con-fundiendo felizmente la aleatoria mezcla acuarelada de la aleación de origen y destino

Tal cual enseña la primera persona del futuro distante que lo más importante no es el llegar sino su mientras santo por hacerse el mañana del presente amante del hoy y tanto.

En la tierra de los párpados cerrados que aguardan la humedad de los labios sonoros, mi memoria es íntegra y segura,

Se ha hecho cierta, y ya recuerdo más el tacto de quienes allí me hablan lamisma lengua, las compañías paisajeras que gargolean la garganta de dónde estuve, y hasta el sabor de esas largas estancias.

Con la infatigable y deliciosa conversación del durante camino.

Los trayectos que también residen en ese estado especial a corta distancia de mi aliento deslizan fuegos artificiales por los colores que les estallan y nanas de abrazos.

En mi hogar de niña dormida, de tanto dedicarle corazón a ese reloj sin movimiento, las horas se me van angelando, en un coma pausado, cada vez mayor seguido,

sin ese punto último continuador por final de recorrido

Mi palabra nada más bajarse en la estación del TREM en largo recorrido.

Es celebrada llegada, comentada expectación, y compartida, dada al querer de la vida

Sobre los andenes de la piel siempre hay flores desnudas, puedo verlas, olerlas, hasta alcanzarlas, con la punta puntillas de mis dedos, desde la ventana íntima y siempre abierta de mi historia superación.

Les he bendecido a las duendes cosquillas que velan mi tránsito inconsciente.

Por este remanso de eternidad inocente

Que ya tengo a los quienes de a los míos me esperan bienvenida en el vaiBien latente del pecho timbrado de botontitos.

Donde la próxima llegada al tren siguiente del Te quiero, es sí.

Sin previa consulta, era la norma no descrita de la ilusión.

De ahí mi rubor vestido de fiesta, de brillante mejilla.
el país que siempre existió dentro del corazón.

Donde la realidad despierta no existe
sino que siempre vuelve a acostarse de frágiles ojos soñantes.

Dilatada canción de vuelo en nombre propio
a la primera impresión de los mejores errantes

Soñahora en paz de alma.

No os cuento más que eso, hacer durar..
..la presión de un beso.
Texto libre Trabalibros

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