Trabalibros entrevista a Eva Baltasar, autora de "Mamut"

lunes, 23 de mayo de 2022
"Me gusta pensar que todos llevamos un mamut dentro, esa parte atávica, oscura, salvaje, conectada con nuestros deseos e instintos más primitivos".
La escritora catalana Eva Baltasar ha publicado diez poemarios y debutó en la novela con "Permafrost". Esta obra recibió el Premi Llibreter 2018, fue traducida a varias lenguas y supuso uno de los fenómenos literarios del momento. En 2020 vio la luz "Boulder", su segunda novela.

Bruno Montano ha tenido el placer de entrevistarla sobre la recientemente publicada "Mamut", libro que cierra el tríptico sobre la vida y los deseos de tres mujeres. "Una novela animal sobre una joven que abandona la ciudad para instalarse en una casa aislada" y que no pretende ser "una novela más sobre la huida al campo, sino una bomba de relojería sobre las llagas de la sociedad contemporánea" (editorial Literatura Random House).

Mamut (Eva Baltasar)-Trabalibros- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Las tres protagonistas de tu tríptico –“Permagel”, “Boulder” y “Mamut”- son mujeres incómodas para el lector, ousiders que habitan un lugar y un momento equivocados. Habitantes del límite, están distanciadas emocionalmente de su contemporaneidad. Quizá, de las tres, sea la de “Mamut” la más radical, la más extrema. Una mujer que quiere, según sus palabras, que la vida la atropelle.

- Eva Baltasar (E.B.): Las tres protagonistas hablan desde la incomodidad de vivir en la sociedad que les ha tocado, transitan los límites, son periféricas y quiera ver en ella una mirada lúcida sobre lo que las rodea. Y sí, "Mamut" es la más radical ya que es la que hace el movimiento de salir de esa incomodidad, no sabe hacia dónde va pero sabe de lo que huye: de un entorno que la está llevando hacia la extinción.

- B.M.: La protagonista de “Mamut” no es una neo-rural, no busca una bucólica vida en el campo, sino distanciarse de la ciudad, “desenjaularse” para vivir intensamente desde la autosuficiencia y la soledad (“Cada vez estaba más convencida de que no necesitaba nada. De que llegaría el día que prescindiría de todo”).

- E.B.: Sí, en la ciudad vive cerca de un zoológico y hay ese símil con los animales enjaulados. ella busca esa huida, esa salvación, yendo hacia lo desconocido, que va a resultar ser un entorno rural nada cómodo ni romántico. Un espacio donde va a poder prescindir de muchas cosas materiales, de las etiquetas y de la mirada de los otros. En este sentido, un espacio liberador.

- B.M.: La protagonista no sólo se separa emocionalmente de la sociedad sino también físicamente y lo hace aislándose en la montaña (“En el bosque hay tanta verosimilitud”). Esto hace que el paisaje en esta novela tenga un peso importantísimo y que más que un marco sea un coprotagonista.

- E.B.: Es la novela del tríptico donde el paisaje tiene más peso, es un personaje más con el que la protagonista irá asimilándose conforme vaya desnudándose y animalizándose.

- B.M.: “No fue el deseo de un hijo lo que me secuestró, sino el deseo de gestarlo, de que la vida me pasara a cuerpo través”. La protagonista siente el deseo físico de gestar, pero no el de ubicarse en el constructo social de la maternidad tradicional. A tal efecto, organiza incluso fiestas de “fecundación encubierta”.

- E.B.: Ella está muy conectada con sus instintos y vive la maternidad desde ahí, no con el deseo de construirse socialmente como madre, sino desde el instinto biológico de gestar. Veo la maternidad como algo poliédrico y he tratado el tema, a lo largo del tríptico, buscando profundizar en aquellas caras más oscuras, más ocultas o menos exploradas.

Bruno Montano entrevista a Eva Baltasar-Trabalibros
- B.M.: ¿Por qué tus protagonistas no tienen nombre? ¿Quizá porque quieras dotarlas de cierta carga simbólica? ¿Quizá porque quieras destacar su valor como simple voz o posición existencial?

- E.B.: Darles nombre significaría alejarlas de mí, y no me puedo permitir que suceda esto durante el proceso de escritura. Me identifico con mis protagonistas, las uso a modo de espejo de mí misma y darles un nombre propio establecería una brecha entre ellas y yo. Para mí son encarnaciones del Permafrost, de un Boulder y de un Mamut, metáforas de tres mujeres distintas.

- B.M.: De las tres novelas del tríptico -que no trilogía- quizá “Mamut” sea la más austera, estilística y argumentalmente. ¿Has pretendido con eso que el lenguaje acompañe el proceso de despojamiento y depuración al que se somete la protagonista?

- E.B.: Sabiendo que iba a ser la protagonista que cerraba el tríptico, la más austera, la más dura y también la más violenta, quise que el lenguaje la acompañara de la misma forma, así que intenté depurarlo al máximo sin que perdiera peso poético.

- B.M.: “Dice pocas cosas, frases breves que suenan sencillas, pero que, si se piensa bien en ellas, son totalmente proporcionadas. Eso posee una gran virtud, hace que no sobren palabras”. Esto dice la protagonista de su amiga Montse. He querido ver en este párrafo una declaración de tu propia poética: sencillez, proporción, equilibrio, musicalidad.

- E.B.: Muchas gracias. No ha sido algo intencionado pero es cierto que valoro la sencillez en todas sus formas, así como la belleza, la estética, y en la escritura eso se traduce en un uso muy pensado del lenguaje, buscando el ritmo, la musicalidad, creando imágenes y calibrando el equilibrio tanto interno como externo de la narración.

- B.M.: “Permagel”, “Boulder” y “Mamut”, este ha sido el orden de publicación de tu tríptico, aunque no el de su escritura. ¿Puedes explicarnos esto?

- E.B.: Permagel nació en primer lugar sin saber que iba a ser una novela. Fue al terminarla cuando tomé la decisión de crear un tríptico. Seguí con la primera versión de Boulder, que ha sido una novela que he escrito de cabo a rabo tres veces. La primera y la segunda versión de Boulder no me satisficieron y las desestimé para empezar a escribir Mamut, que avanzó a buen paso hasta cerca del final, donde decidí hacer un parón para repensarla bien. En ese impás nació el tercer Boulder, que fue la segunda entrega del tríptico. Y retomé Mamut más adelante para que lo cerrara.

- B.M.: Hablas de tu tríptico como de una extraña criatura en la que “Mamut” ocuparía el lugar del corazón y lo flanquearían dos alas: “Permagel” y “Boulder”. Háblanos de este animal mítico.

- E.B.: Me gusta pensarlo como un retablo o como el cuadro de El Bosco, "El jardín de las delicias", que puede ser contemplado por partes pero que cobra sentido al contemplarlo en su totalidad. En este sentido sí, Mamut ocuparía el lugar central sobre el que se pliegan las alas de Permafrost y Boulder. Mamut es un animal extinto que está muy vivo. Aparece donde se funde el Permafrost, al igual que aparecen Boulders donde se funden glaciares.

- B.M.: ¿Todos llevamos un mamut dentro, o un “yo prehistórico y fosilizado”, como dice la protagonista, que a veces nos reclama?

- E.B.: Me gusta pensar que así es. Sería esa parte atávica, oscura, salvaje, conectada con nuestros deseos e instintos más primitivos. Corre por nuestro inconsciente, forma parte de él y, por lo tanto, de buena parte de nuestra esencia, de la mayor parte, diría yo.

Desde Trabalibros agradecemos a Eva Baltasar el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a la editorial Literatura Random House el haber hecho posible este encuentro.
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