Trabalibros entrevista a Jerónimo Tristante, autor de "La última noche de Víctor Ros"

lunes, 10 de junio de 2013
"Algunos autores, cuando escribimos, partimos de la idea de que puede haber alguien al otro lado y que ese alguien no se nos puede escapar vivo. Y que tenemos que mimarlo, que interesarlo, intrigarlo, hacerle sufrir, cogerlo por la pechera y sacudirlo para que no se te escape".
Jerónimo Tristante compagina la docencia con la escritura. Entre otros libros, este escritor murciano autor de "El rojo en el azul", "1969" y "El tesoro de los nazareos". Es, además, el creador de la figura de Víctor Ros, un detective muy sagaz protagonista de una serie de novelas que dio comienzo con "El misterio de la casa Aranda" y continuó con "El caso de la viuda negra" y "El enigma de la calle Calabria".

La última noche de Víctor Ros-Jerónimo Tristante (Trabalibros)Bruno Montano de Trabalibros ha tenido la oportunidad de conversar con Jerónimo Tristante sobre su novela más reciente, "La última noche de Víctor Ros", "un caso que pondrá a prueba el telento del detective más carismático e inteligente del siglo XIX" (ed. Plaza & Janés).

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): La serie de novelas protagonizada por Víctor Ros son un hibridaje entre el género histórico y el detectivesco. ¿Crees que al mezclar ambos géneros se potencian mutuamente, siendo el resultado final más atractivo o más exitoso? ¿Crees que se funden en un mismo libro la seducción de la intriga con el placentero redescubrimiento de la Historia?

- Jerónimo Tristante (J.T.): Sí, sin ninguna duda. Yo no soy lector de novela negra, yo soy lector infiel y promiscuo, leo de todo. Soy más lector de novela histórica que de novela negra. El personaje de Víctor Ros me surgió en una novela mía que no he publicado; ahí apareció por primera vez este personaje que era hijo de La Latina, pequeño delincuente, que se ha hecho a sí mismo, muy leído... Me gustó y pensé que podía ser protagonista de una saga. Ese personaje me enamoró y me llamó mucho la atención. 

Entonces escribí "El misterio de la casa Aranda" y, pensando en que la mayoría de los autores de novela negra españoles ambientan sus tramas en la actualidad, yo intenté hibridar los dos géneros: el género negro, más bien detectivesco, y el histórico. Aunque son novelas que no pueden definirse como negras (en realidad la única novela negra que tengo es "1969"), sí se adaptan a la definición de novela negra de Paco Taibo, que dice: "una buena novela negra es aquella que parte de un hecho criminal, describe la investigación que le sigue y esa investigación no es sino la escusa para describir a la sociedad". En estas novelas Víctor Ros pasa de relacionarse con las clases más bajas a las clases más altas y, en el fondo, sí que cumplen esa premisa. 

Intenté hibridar los dos géneros pensando que podría gustar a los lectores de ambos y funcionó bien, porque el lector de novela histórica ve que la novela policiaca le gusta y el lector de novela policial vive la experiencia de viajar en el tiempo contigo y de aprender cosas que no sabía.

Trabalibros entrevista a Jerónimo Tristante (3)
 
- B.M.: Para ambientar esta serie de novelas, ¿por qué has elegido el siglo XIX? ¿Qué aporta este particular momento a tus tramas, que no aportarían otros momentos históricos? ¿Qué te interesa de este final del siglo XIX?

- J.T.: Hay periodos históricos que me llaman mucho la atención, no sé por qué. El momento en que los neardentales y los cromañones coexistieron, la Edad Media, la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial y el Siglo XIX son épocas que a mí me encantan.

El Siglo XIX es una época para mí maravillosa. En el caso de esta novela vemos cómo era la época en una pequeña localidad como Oviedo, que no dejaba de ser un pueblo grande. Es una época que me atrae por el ritmo de vida, por cómo era la gente... también tenía cosas malas, en las novelas de Víctor Ros vemos, por ejemplo, cómo era la situación en las minas o vemos que había muchos niños en la calle sin padres como pasa en el Tercer Mundo. Me permite denunciar un poco algunos desequilibrios sociales que habían entonces y esto nos permite ver cómo hemos mejorado.

Me encanta esa época porque tiene una dualidad ambiental que me atrae mucho: por un lado, en concreto en España, había una sensación de pesimismo y nostalgia al ver que no éramos precisamente un imperio y que el país se quedaba atrás y se hundía, pero por otro lado había cierto optimismo en el ambiente debido a que la población ya intuía que el siglo XX iba a deparar una mejora de las condiciones de vida de la gente. Y había un gran interés en todo lo científico, lo técnico, los descubrimientos, etc. Esa dualidad entre pesimismo y cierta esperanza por lo que va a venir pienso que crea un ambiente muy interesante.

Trabalibros entrevista a Jerónimo Tristante (4)- B.M.: Confiesas que Víctor Ros es tu particular homenaje a Conan Doyle y a su inmortal Sherlock Holmes. Ros se parece a Holmes, sobre todo por el uso que hace de la capacidad deductiva y la aplicación de la ciencia en la resolución de los casos, en especial de la ciencia forense. ¿En qué se diferencia fundamentalmente este Holmes pasional y latino de su modelo inglés?

- J.T.: Yo quise hacer un homenaje a Holmes, pero hay muchas cosas en las que Víctor no se le parece. Una de las cosas que más influyeron en que la primera novela tuviera éxito y los lectores se interesaran y me escribieran preguntando si iba a ser una serie fue, curiosamente, que Víctor Ros fuera un héroe positivo. En la literatura posmoderna termina por imponerse la figura del antihéroe y yo particularmente, como lector, me canso de encontrarme con detectives que se drogan, que pegan a la mujer, que son alcohólicos. Al escribir las novelas de Víctor Ros yo estaba haciendo un homenaje a la literatura en folletín, que es la que más me gusta y con la que más disfruto cuando escribo. Esa visión que tenían escritores que a mí me encantan como Wilkie Collins, Dumas, Conan Doyle, Stevenson, era una visión un poco maniquea del mundo: los buenos eran buenos, los malos eran malos.

A mí me gusta saber dónde está cada uno. Eso sorprendió muchísimo a los lectores y en esto no se parece a Holmes. Holmes es un aristócrata, Víctor Ros es un hijo de La Latina, un pequeño delincuente. Ros se ha hecho a sí mismo, quiere cambiar la sociedad en la que vive; a Holmes la sociedad en la que vive le da exactamente igual, se cree un personaje intelectualmente superior al resto, sólo disfruta cuando resuelve casos y, cuando no, o se chuta cocaína o araña el violín. Son muy diferentes en esos aspectos, pero son muy parecidos en otros, en cuanto a que son personas incomprendidas por su entorno, los dos son muy inteligentes, tienen una gran capacidad de observación, pillan las cosas a la primera y, a veces, sacan deducciones de la realidad que los demás no comparten porque no las ven.

Trabalibros entrevista a Jerónimo Tristante (7)

- B.M.: He encontrado también un pequeño parecido con Philipe Marlowe, aunque éste es de los antihéroes atormentados. Tanto Marlowe como Ros son buenos lectores de clásicos.

- J.T.: Sí. En la primera novela Don Armando, un sargento que coge de la calle a Víctor Ros y lo reconduce hacia la labor policial. Cuando lo detiene y empieza a hablar con él se da cuenta de que tiene un lenguaje muy fluido para ser un pilluelo de La Latina. Le pregunta y Ros le dice que su tía le enseñó a leer y que suele leer libros que coge de la biblioteca. Esto es muy importante, porque vivimos en una sociedad poco lectora. 

Las novelas de Víctor Ros las programan mucho en los institutos porque son novelas blancas, son novelas con ingredientes que gustan mucho a los jóvenes. Las historias de sabuesos que enfrentan a un detective con fenómenos aparentemente paranormales a los chicos les gustan mucho y, de paso, aprenden historia y leen. Que los jóvenes vean que leer puede ayudar a un personaje me resulta muy interesante. A mí particularmente lo que más me interesa de leer es el componente lúdico, de evasión, pero la lectura también tiene un componente formativo muy importante que te ayuda a aprender otras cosas y a vivir otras vidas y a no cometer errores, porque ya los has visto cometer a otras personas. Esto es algo que intento transmitir a los jóvenes.

- B.M.: El complicado diseño de la trama criminal y la consiguiente investigación de Ros componen una auténtica maraña que requiere una constante atención. Tú has facilitado el seguimiento de la misma recapitulándola en un par de cartas-resumen que Ros envía a Clara, su mujer. ¿Te pareció necesario este recurso?

- J.T.: Esto es deformación profesional. Ten en cuenta que yo soy docente y los chicos de hoy en día tienen una capacidad de concentración muy reducida y tienes que estar continuamente captando su atención con diversas estrategias y tienes que ir recapitulando, para que ellos vayan haciendo un compendio y no dejen atrás lo que es importante. 

Los lectores de novela negra leen mucho y es muy difícil encontrar tramas o crímenes que les sorprendan. Dar con eso es difícil y una vez que lo tienes suelen ser situaciones complejas. Tienes que pensar en el lector más sencillo e intentar no perderlo, sobre todo en una novela como esta, que es una novela coral. Es deformación profesional por mi parte ir haciendo repasos y hay que intentar que esos repasos no se noten y suelo hacerlos a través de una carta, de las reflexiones del propio personaje o mediante un diálogo con un personaje nuevo. Utilizo estas fórmulas para que el lector descanse y, a la vez, para hacer compendio y que la gente no se pierda en este tipo de novelas.

Trabalibros entrevista a Jerónimo Tristante (6)- B.M.: ¿Bárbara Miranda es un homenaje a Moriarty

- J.T.: Bárbara Miranda es una amiga mía de Madrid, a la que quiero mucho. Es el Moriarty de Víctor Ros. A partir de la tercera novela, "El enigma de la calle Calabria", decidí buscarle su Moriarty y pensé que tenía que ser una mujer porque, en general, en mi experiencia docente, he tenido muchas mejores alumnas que buenos alumnos. No hay estudios que lo demuestren, pero yo creo que las mujeres son más inteligentes que nosotros, son más maduras intelectualmente que los hombres desde más pronto y eso les da una ventaja que mantiene toda la vida.

- B.M.: No queremos dar más datos sobre Bárbara Miranda para no desvelar nada a los lectores que no hayan leído las novelas de Víctor Ros, pero esta es una mujer muy especial.

- J.T.: Sí, ya lo creo.

- B.M.: Cuando hablas de tus libros los defines como “literatura de comunicación”. ¿Qué quieres decir con ello? ¿Qué significa este concepto?

- J.T.: Hay autores que cuando escriben en una novela piensan que van a hacer una gran contribución a la cultura occidental y que nos están haciendo un favor. Luego, hay otros autores que, cuando escribimos, partimos de la idea de que puede haber alguien al otro lado (como hacían Wilki Collins, Doyle, Dumas, Stevenson, Dickens, etc.) y que ese alguien no se nos puede escapar vivo. Y que tenemos que mimarlo, que interesarlo, intrigarlo, hacerle sufrir, cogerlo por la pechera y sacudirlo para que no se te escape.

A veces he oído a escritores que confiesan: "Yo cuando escribo no pienso en los lectores", como si pensar en los lectores fuera una especie de prostitución de la literatura. Yo pienso absolutamente y continuamente en los lectores porque yo soy un cuentacuentos, yo no soy un escritor, no soy un intelectual. Yo soy un tío que se inventa historias y cobra por ellas. Yo tengo un contrato no escrito con mis lectores por el que tengo que conseguir que ellos disfruten, lo pasen mal, vivan una guerra, ganen una paz, con mi novela. Y que cuando terminen de leerla digan: el dinero que he pagado merece la pena. Trabalibros entrevista a Jerónimo Tristante (9)

Los escritores que comentaba antes a menudo venden pocos libros, tienen pocos lectores, y para denigrar este tipo de literatura suelen llamarla literatura de evasión, literatura comercial. Yo veo que es un proceso de comunicación y le llamo literatura de comunicación, porque hay un emisor que soy yo, que quiere transmitir un mensaje, y unos lectores que lo reciben. Todos los que escribimos lo hacemos con la secreta ilusión de que nos lea alguien. Cuando un escritor dice que no piensa en el lector, miente. Con que me lea uno, ese lector disfrute, viaje en el tiempo y olvide sus problemas durante cinco minutos yo ya estoy contento, ya he tenido un éxito. El éxito o el fracaso se mide en función de lo que tú quieras hacer y yo lo que quiero es llegar a la gente sencilla y que la gente me lea. Es muy emocionante que en esta época tan difícil alguien te diga que, gracias a tu novela, durante unas horas se ha olvidado de sus problemas. Eso produce una satisfacción extraordinaria.

Yo creo que es un proceso de comunicación y luego, para cerrar el círculo, a veces tienes ocasión (como en encuentros con lectores o en las firmas de la Feria del Libro) de hablar directamente con los lectores y ellos te cuentan sus impresiones. Recibes el feedback y la opinión de la gente de la calle, que es la información que a mí me interesa, más que las opiniones de los editores, los críticos o la mía propia, porque estamos tan intoxicados al estar dentro de este negocio que a veces no terminan de ser válidas.

Además, que un libro entretenga no quiere decir que no transmita nada importante. Yo tengo una novela que se llama "El rojo en el azul", que es una novela de aventuras y espionaje, ambientada en la División Azul, en la que hay mucha reflexión política sobre los errores de la República, sobre los totalitarismos, sobre cómo trató Franco a los divisionarios, sobre cómo los totalitarismos fagocitan a sus propios correligionarios, sobre cómo era el stalinismo. Ahora, tienes que hacer algo parecido a lo que hago yo con mis alumnos, yo para enseñarles les tengo que engañar y, además de hacer ejercicios y explicarles la materia, hay que contarles chistes o hacer alguna gracia para mantener su atención. Esto es lo que yo intento hacer cuando escribo. 

También es verdad que yo no quiero hacer literatura de tipo más introspectivo ni de otra índole porque yo no pienso que sea mejor que otras personas, ni que mis opiniones sean mejores que las de los demás. Por eso no entiendo muy bien lo de la crítica literaria; mi opinión es tan buena como la de cualquiera y a mí me vale tanto la opinión de alguien que monta persianas como de alguien que escribe en el Babelia. Es algo muy subjetivo, no estamos hablando de cosas valorables objetivamente. El arte (una pintura, un poema o una canción) puede parecerle maravilloso a una persona y a otra no gustarle nada.

Trabalibros entrevista a Jerónimo Tristante (1)
 
- B.M.: De ahí la grandeza de la literatura, nadie se puede apropiar del todo de ella. Tiene múltiples dimensiones y cada uno la siente de una forma.

- J.T.: Claro, y por eso existimos los escritores. Los editores siguen en permanente búsqueda de la fórmula del best-seller y no la encuentran, porque no se sabe. De repente hay alguien en Murcia, Almería o Cartagena a quien se le ha ocurrido una buena historia y ha llegado a la gente, y eso no lo puedes prever. Este es otro de los errores que se cometen en esta industria, el intentar que hayan marcadores de tendencias. Esto es un error, tú tienes que escribir las novelas que a ti te gustaría leer.

- B.M.: Tú defiendes que si los jóvenes no se acercan a la literatura hay que acercar la literatura a los jóvenes y que, por una especie de deformación profesional como docente, te anima la obsesión porque los jóvenes lean. ¿Crees que el canon de lecturas escolares recomendadas no se acerca a los intereses reales de los jóvenes, desperdiciando con ello vocaciones lectoras?Trabalibros entrevista a Jerónimo Tristante (2)

- J.T.: Yo, en ese sentido, pierdo un poco la esperanza. No sé qué problema tenemos en España. Los índices de lectura iban mejorando muy, muy lentamente y, sin embargo, se hacían muchísimas actividades para incentivar a la lectura a los jóvenes en las bibliotecas, las secciones de infantil y juvenil de las librerías tienen libros absolutamente maravillosos, en la literatura de adultos el mundo editorial ha hecho el viaje que no hizo el cine español gracias a escritores como Pérez Reverte y Matilde Asensi... Tú vas ahora a una librería y hay literatura introspectiva, prosa seria, bélico, romántico... hay de todo. Puedes leer lo que tú quieras. La pequeña mejoría que presentaban los índices de lectura ha desaparecido con la crisis y no acabo de entender qué es lo que nos pasa, por qué no terminamos de europeizarnos y por qué no llegamos a alcanzar los niveles de lectura que deberíamos tener. 

- B.M.: Sé que te apasiona la Edad Media. ¿Has pensado en convertir a Rodrigo Arriaga, el espía protagonista de “El tesoro de los nazareos”, en protagonista de una serie televisiva de intriga ambientada en la Edad Media?

- J.T.: La verdad es que, desde que empecé a escribir, siempre me han dicho que mis novelas son muy cinematográficas. El problema es conseguir los contactos con la gente que pueda llegar a hacer esto. Pero, por ejemplo, "1969" se desarrolla en Murcia y cuenta una historia muy interesante, de interés mundial; de "El rojo en el azul" podría salir una buena película, las novelas de Víctor Ros serían muy adecuadas para convertirlas en una serie de televisión... Sí lo he pensado, y lo que tú me comentas de Rodrigo Arriaga no es mala idea, teniendo en cuenta que el producto histórico gusta mucho, como hemos podido ver con series de televisión como Águila Roja, Roma o Isabel. Hay una demanda por parte del público de ese tipo de series en España y pienso que es muy positivo y muy interesante que las productoras de cine y televisión apuesten por estos productos.

Desde Trabalibros agradecemos a Jerónimo Tristante el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también al Hotel Astoria de Valencia el haber cedido un espacio para hacer posible esta conversación.
La última noche de Víctor Ros (Jerónimo Tristante)-Trabalibros Trabalibros entrevista a Jerónimo Tristante (5) Hotel Astoria Valencia-Trabalibros
subir