Javier Ikaz tiene el título de Informático, pero no ejerce de tal. Se aficionó a leer y a escribir desde pequeño y ha publicado varios libros. Su pasión por el cine le ha permitido además dirigir muchos cortometrajes y un documental.
Jorge Díaz cursó Ciencias de la Información y trabajó como creativo en varias agencias de publicidad. Hace un par de años que montó la suya propia (a la que llamó Pentsaleku) y actualmente ha conseguido hacer de los blogs su profesión.
Estos dos amigos de Bilbao tuvieron la feliz idea de crear un grupo de Facebook hace 3 años llamado "
Yo fui a EGB" en el que compartían recuerdos de su infancia y con el que revolucionaron las redes sociales. El enorme éxito de su blog y de sus cuentas en redes sociales favoreció la aparición de un libro basado en ello. La aceptación de "
Yo fui a EGB" fue tan grande que se convirtió en el libro más vendido del año y ahora acaba de ver la luz el segundo volumen en formato libro de papel, así como el disco con las canciones que los que pertenecemos a esta generación nos sabíamos de memoria.
Bruno Montano de
Trabalibros ha tenido la ocasión de entrevistarles con motivo de la publicación de la segunda parte, "
Yo fui a EGB 2" (ed. Plaza & Janés), un libro que "nos traslada a la mejor época de nuestras vidas" y que, en esta ocasión, "regresa con más recuerdos, más ilustraciones y más sorpresas".
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Bruno Montano,
Trabalibros (
B.M.): Los padres, como todo el mundo sabe, son un invento de los hijos. La generación EGB inventamos a nuestros padres y ahora somos inventados por nuestros hijos. Vuestros libros no sólo han interesado a la generación EGB, sino también a sus padres y a sus hijos. A los primeros les ha recordado la infancia de sus hijos y los segundos han descubierto la de sus padres.
- Javier Ikaz (J.I.): En realidad "Yo fui a la EGB 2" es una escusa para hablar de aquellos años. Se puede ver identificada en él una persona que no haya ido a EGB, pero que haya vivido aquella época. Los padres de los que han ido a EGB conocerán casi todo de lo que se habla, porque les habrán comprado a sus hijos las cosas de las que hablamos, los hijos de los que han ido a EGB reconocerán a sus padres en las cosas que contamos... De hecho la gente que sigue nuestro blog o que lee el libro tiene desde veinticinco años hasta cincuenta y tantos. Es un rango muy amplio de edad, hay 30 años de diferencia.
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B.M.: Vuestro libro es transgeneracional, porque interesa a nuestros padres que pueden recordar nuestra infancia mirando el libro, nos interesa a nosotros que somos de la generación EGB porque nos gusta recordar este momento de nuestra vida y le interesa a nuestros hijos porque descubren nuestra infancia a través de él.
- Jorge Díaz (J.D.): Eso es muy chulo, porque a través del libro los hijos están viendo a los padres cuando tenían su edad. Se dan cuenta de que ellos también han sido niños, de que jugaban con juguetes, de que comían chuches... a nosotros nos parece muy bonito. Quizás un niño no sea capaz de visualizar cómo eran sus padres de pequeños y a través del libro, de alguna manera, lo está visualizando.
- J.I.: "Yo fui a EGB 2" es algo así como un libro de Historia, pero escrito por un niño. Contiene las cosas que contaría un niño de su época. No te hablaría de política ni de cambios sociales, te hablaría de juguetes, de la comida, de la ropa.
- J.D.: Sí, de lo que era el día a día de la época.
- J.I.: Y por eso gusta a los niños de ahora, que aunque no hayan vivido aquello, al hablar de juguetes y chucherías también lo disfrutan.
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B.M.: Como
Trabalibros es un blog literario he pensado realizar varias de las preguntas en base a citas de algunos de los autores que más me gustan y que han reflexionado mucho sobre la infancia. La primera es de
J.M. Barrie, el creador de
Peter Pan. Él decía que “lo mejor de todo es ser niño y lo segundo mejor de todo es escribir sobre ser niño”. ¿Estaríais de acuerdo?
- J.I.: Yo creo que pertenecemos precisamente a la generación que tiene complejo de Peter Pan. Nuestros mayores tuvieron que madurar demasiado pronto, se tuvieron que poner a trabajar antes y jugaron menos, se casaban antes... Vivían como adultos antes que nosotros. Nosotros, que ahora tenemos treinta y muchos años o cuarenta, parece que no nos apetece demasiado crecer y todavía queremos seguir jugando. Y sí, estoy de acuerdo con la frase que has citado.
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B.M.: Siguiendo con
Barrie, éste también decía que “nada importante le ocurre a una persona después de cumplir los doce años”. En esta primera etapa de la vida se fragua la personalidad y para algunos también el destino de las personas. ¿Tan importante es esa etapa? ¿Lo que somos y lo que podemos llegar a ser lo determinaría nuestra infancia?
- J.D.: Yo creo que es una etapa que marca muchísimo. Un año de tu vida en la época de la infancia significaba mucho, por el aprendizaje que suponía, por todas las cosas que descubrías por primera vez. Un año de entonces era toda una vida y sin embargo ahora ves un año pasar y piensas que realmente no te ha pasado nada, que ha sido un año más.
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B.M.: Son años más densos. De hecho, eso está muy estudiado en psicología evolutiva, el cómo se adensa el tiempo de la
infancia, cómo cunde el triple que cuando eres adulto.
- J.I.: Fíjate qué curioso: en las películas las recomendaciones de edad las ponen a partir de los 13 y de los 18 años. Dicen que a partir de los 13 es cuando el niño es capaz de diferenciar la ficción de la realidad, cuando se produce ese choque. Coincide con la edad que nombra Barrie, a partir de los 12 años.
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B.M.: Los estudiosos de los signos dicen que además de vivir en una biosfera también vivimos en una semiosfera, en una atmósfera de signos. Yo definiría vuestros libros como “
iconosferas”, cápsulas del tiempo en las que sumergirse rodeados por todos los iconos que marcaron una época. ¿Estos iconos, asociados a ciertas emociones, diríais que constituyen un material biográfico de primer orden?
- J.D.: Cuando nosotros sacamos en el libro un objeto determinado (como por ejemplo un paracaidista de juguete) no se trata sólo del objeto en sí, sino de la conexión que crea al verlo con el objeto cuando fuiste a comprarlo con tu padre, o cuando lo tiraste por la ventana y estaba tu amigo abajo esperando. Estás recreando esa escena, te viene a la cabeza automáticamente un momento de tu infancia que tenías totalmente olvidado. Y de hecho esas conexiones funcionan continuamente con todo lo que hacemos.
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B.M.: Digamos que el objeto dispararía una secuencia de emociones, de vivencias...
- J.D.: Eso es. Cada persona va a adaptar la interpretación del libro a sus vivencias, a sus recuerdos.
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B.M.: El objeto sería el mismo para todos, pero las vivencias pueden variar.
- J.D.: Claro.
- J.I.: Retomando el tema de los autores, el filósofo Peter Sloterdijk ha escrito varios libros llamados "Esferas" y hablan precisamente de eso. Desde que naces hasta que te mueres tienes unas relaciones con tu familia que son fundamentales. Llevamos dentro varias capas, que son como las capas de una cebolla, que van cayendo y van permaneciendo las fundamentales.
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B.M.: Otra de las frases que he escogido es de un magnífico libro de
Francisco Umbral titulado “
Mortal y rosa”. Él decía que “el niño es un ser que va al encuentro y el adulto un ser que va al reencuentro”. Vuestro blog y vuestros libros propician que los adultos se reencuentren con cierta época de su vida. ¿Esta vuelta es terapéutica? ¿Recuperar la infancia, aunque sea con la imaginación y temporalmente, nos regenera?
- J.I.: Yo creo que sí. Puede que vayamos al reencuentro, pero realmente lo que nos gustaría sería volver a encontrárnoslo todo por primera vez. Mirarlo todo con los ojos del que disfruta porque es la primera vez que le ocurre algo y esto es algo muy difícil cuando ya tienes cierta edad. Yo creo que la nostalgia realmente significa eso, volver a ver una cosa como la habías visto cuando tenías diez años. Eso es lo difícil. Creo que, cuando exorcizas el fantasma de, por ejemplo, volver a ver la serie que te impactó de niño, puede que ahora te decepcione, porque pienses que es muy cutre y te des cuenta de que no es lo que te esperabas. Pero claro, cuando tú la viste hace treinta años era lo más. Y es que la clave no está en volver a ver la serie, estaría en volver a verla con los ojos que tenías de pequeño.
- J.D.: Yo creo que esto es terapéutico también porque, en el momento en que estamos viviendo en que los medios no dejan de dar noticias negativas y sólo se habla de política y economía, poder recuperar momentos de tu infancia cuando eras feliz precisamente porque eras niño, sin duda es terapéutico. Y la gente, en muchos mensajes que nos mandan, nos dicen: todos los días, cada vez que entro en vuestra plataforma, me sacáis la sonrisa durante unos minutos y parece que me evado un poco de todo. En ese sentido sí es terapéutico.
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B.M.: Siguiendo con las citas, aprovecho ahora una de
Rodrigo Fresán para haceros la siguiente pregunta. Es de “
Jardines de Kensington”, un libro que os recomiendo porque está cuajado de reflexiones interesantísimas sobre Barrie, sobre Peter Pan y sobre la infancia en general. Dice que "sólo en el recuerdo nuestra infancia nos parece un buen libro infantil", ya que la memoria trabaja preferentemente en la parte más soleada de la infancia, omitiendo toda crítica a la verosimilitud o realidad del recuerdo. Pero también hay una parte oscura en la infancia y tengo curiosidad por saber si algún lector o seguidor de vuestro blog, al recuperar algún icono de los que mostráis, ha revivido algún antiguo dolor, mal recuerdo o frustración.
- J.D.: Precisamente nos ha pasado lo contrario. Nos escribió un e-mail una chica que decía que su infancia había sido muy traumática y la tenía totalmente olvidada en su memoria, la rechazaba y no quería recordarla, pero decía que gracias a "Yo fui a EGB" se había dado cuenta de que su infancia también había tenido momentos bonitos. Eso me parece maravilloso, que una persona pueda recuperar parte de su infancia de forma positiva. Pero la verdad es que no hemos recibido ningún comentario al revés, en negativo.
- J.I.: Bueno, sí ha habido gente que nos ha dicho que se han reído, pero también ha llorado.
- J.D.: Sí, pero es porque hay gente que al verlo se acuerda a lo mejor de sus padres que ya no están, o de algún otro familiar que murió. En ese sentido sí que ha pasado.
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B.M.: Vosotros decís que la
generación EGB fue la primera generación fetichista. Por aquel entonces empezaron las marcas, sólo había dos canales de televisión, el consumo de información y de bienes era muy homogéneo… Ahora las cosas han cambiado, la generación ESO no es tan homogénea, hay una mayor dispersión de los hábitos y de la atención. Aun así, ¿sería posible crear un “Yo fui a la ESO” que no tendiera a infinito?
- J.I.: Sería muy difícil recopilar todo y que destacase algo realmente. Solamente con la variedad de canales de televisión que hay, daría para una enciclopedia. Pero perdería la gracia, porque al meterlo todo nadie se iba a sorprender. La gracia de nuestros libros es que hemos intentado que en todas y cada una de las páginas todas las fotos que aparecen llamen la atención. Y eso sería muy difícil hacerlo de la vida de hoy en día, pero es mucho más fácil hacerlo de la de antes porque teníamos mucha menos oferta.
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B.M.: Eso es algo que me ha llamado la atención al ojear vuestro libro. Te das cuenta de que todos los niños de nuestra generación jugábamos con lo mismo, comíamos los mismos pastelitos, bebíamos los mismos refrescos y teníamos las mismas casas, con el mismo estilo de muebles, incluso los mismos modelos de electrodomésticos...
- J.D.: Y esto era así porque no había más. Si salía un exprimidor, se vendía sólo ese tipo de exprimidor. Si salía un cuchillo eléctrico, sólo existía ese modelo en el mercado. Ahora vas a cualquier cadena de electrodomésticos y tienes una gama inmensa donde escoger. Por eso un secador o un exprimidor de hoy en día no podría llegar a ser un icono. En su día sí, porque era el único que había.
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B.M.: Además sólo habían dos canales de televisión y la programación infantil se daba sólo por uno de ellos y estaba restringida a un horario.
- J.D.: Claro, todos veíamos los mismos programas infantiles que daban en la tele. Cuando salías a jugar a la calle tratabas de emular las escenas de la película que habías visto ayer y en el recreo del colegio todo el mundo hablaba de lo que había visto en la tele la noche anterior.
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B.M.: El origen de “
Yo fui a EGB” es un grupo de Facebook y un posterior blog con el mismo nombre, que desarrolláis desde hace tiempo. ¿Qué valor añadido aportan los dos libros que habéis escrito que no se encuentre ya en el blog o en la cuenta de Facebook?
- J.I.: El blog sirvió para hacer que desarrollásemos más los temas que en el Facebook. Y en el libro lo que hemos hecho ha sido ahondar todavía más que en el blog, pero además los textos que vienen son completamente nuevos, escritos en exclusiva para el libro desde la primera hasta la última página. No se trata de una recopilación de los posts, hemos querido ofrecer contenido distinto del que se puede ver en el blog. Somos una generación analógica que necesitamos tener el papel en la mano, el libro. La gente nos lo estaba pidiendo y, tanto cuando hicimos el primero como ahora con el segundo, hemos tenido claro que queríamos dar esa calidad extra que muchas veces no se puede dar en las redes. Las redes son una herramienta que está muy bien, pero yo creo que nuestra generación todavía necesita ese libro. Por otra parte, al leer un libro de papel no te va a aparecer un anuncio de repente que tengas que apartar, ni se te va a ir la conexión de repente y se te va a apagar el libro. Siempre está ahí, siempre lo sigues teniendo.
- J.D.: Además nos apetecía hacer un homenaje al libro en formato físico. Hace ya varios años que se comenta que va a desaparecer y el nuestro es un libro para tener físicamente. También está en versión digital; hay gente de la que sólo se compra los libros en formato digital y luego nos ha dicho que el nuestro sí hay que tenerlo en formato físico. Hay que tocarlo, hay que olerlo. Dicen que huele a EGB. Hay que compartirlo. En el momento en que lo abres, si tienes alguien al lado, surge la conversación automáticamente. El libro es una cosa totalmente diferente a las redes sociales.
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B.M.: Hace ya años que se viene oyendo la sentencia de muerte del libro de papel, pero por suerte sigue aguantando. Hay un tipo de lector que sigue siendo fiel al papel.
- J.D.: A nosotros nos apetecía reivindicar eso un poco, hay cosas que tienen que ser en papel y tienen que salir en formato libro.
- J.I.: El problema es que cada vez que sale un medio nuevo parece que tiene que morir el anterior, parece que no pueden convivir. Hace muchos años que dijeron que se iba a morir la televisión.
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B.M.: Y también se dijo que el cine iba a morir cuando aparecieron los videoclubs.
- J.D.: Son cosas diferentes, lenguajes diferentes y hay que tratarlos como tal.
- J.I.: Y del mismo modo que puede haber una convivencia entre los libros y los medios digitales, también puede convivir la EGB y la ESO. Hay una pregunta que siempre nos hacen, ¿qué les diríais a los de la ESO?, como si estuviéramos enfrentados. No es así, la EGB tuvo su momento, que puede ser mejor o peor, y la LOMCE tiene igualmente su momento. Yo creo que en las librerías puede estar igual "Yo fui a EGB" que la última novela de moda. Lo bonito es eso, que exista diversidad.
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B.M.: Que puedan convivir. De hecho, muchos lectores usan el formato digital para determinado tipo de libro (de consulta, de formación, etc), pero para los libros de disfrute y de relectura prefieren el formato de papel. Y si hablamos de comic, de libro ilustrado o de arte, el formato digital deja de tener sentido para ellos.
- J.D.: Claro. Y en el caso de "Yo fui a EGB 2" mucho más que en el primer libro, porque incluye pegatinas, juegos... El formato debe ser físico.
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B.M.: La verdad es que es el libro perfecto para animar reuniones de amigos o familiares.
- J.D.: Las Navidades pasadas nos contaba mucha gente que lo habían regalado y que después de la cena de Nochebuena o Nochevieja, el libro había sido la estrella de la sobremesa. Había sido abrirlo y empezar a comentar todos: ¿te acuerdas de cuando...? Pues ahora con el juego esperamos que esa sobremesa se alargue todavía más. Es bonito recordar todo esto con tus padres o tus familiares.
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B.M.: Este año os han salido varios competidores que han aprovechado la misma idea y en las librerías hay otros títulos similares.
- J.D.: Es curioso, porque nuestros seguidores se enfadan más que nosotros. Nos dicen: ahora se están subiendo todos al carro de la EGB, se os están copiando. Pero eso es inevitable, pasa siempre que algo tiene éxito.
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B.M.: Es algo que suele pasar. Cuando un tipo de libro tiene éxito, automáticamente salen a la venta cosas muy parecidas tratando de aprovechar el tirón, aunque no llegan a funcionar tanto como el primero. Pasó, por ejemplo, con "El Código Da Vinci", alrededor del cual salieron muchos libros a la venta relacionados. Sin embargo, el que perdurará será el pionero, el que abrió la estela.
- J.I.: Sí, como pasó con "Cincuenta Sombras de Grey", que trajo una época en la que se publicarón un montón de libros eróticos con portadas muy parecidas. O con "Millenium", a raíz de la que empezaron a salir novelas de autores nórdicos parecidas. A mí, como consumidor, esto me molesta. Aunque estos libros puedan estar muy bien, a mí ya no me interesan porque están sacados con la única intención de vender como rosquillas. En algún libro que intenta imitar a "Yo fui a EGB" hay un intento de copiar nuestro diseño (la manera de colocar las fotos, los textos...) Yo ahí no entro a valorar, pero yo creo que se nota cuando un producto está hecho con esta intención.
- J.D.: Yo creo que es algo diferente. "Yo fui a EGB", al margen del libro, es un fenómeno. Hasta que llegó "Yo fui a EGB" no se hablaba de la EGB, tú decías: cuando yo era pequeño, cuando yo iba al cole, en los años 80... A nadie se le ocurría utilizar el término de la EGB, estaba totalmente en desuso y nosotros, de alguna manera, lo hemos revivido y lo hemos puesto de moda. Ahora se habla en todos los medios de la EGB como algo normal; se dice que algo es "egebero" para referirte a aquella época y te suena de lo más normal, pero hace tres años nadie nombraba a la EGB. Ahora el término sirve para englobar a la gente que fuimos niños durante aquellos años.
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B.M.: Sí, y el concepto "
generación EGB" lo usa ya la gente de forma habitual. Por ejemplo, en "
Hasta aquí puedo leer", el libro de memorias de
Mayra Gómez Kemp, ella dice en un momento dado que se convirtió en un icono de la generación EGB.
- J.D.: Sobre esto hay una anécdota curiosa. Cuando presentamos nuestro primer libro en la Fnac de Callao en Madrid queríamos que viniera Mayra a presentarlo y lo conseguimos. Y allí, hablando con ella, le dijimos: "Mayra, ahora te tienes que animar tú a hacer un libro de tus memorias. Además ya tienes el título: Hasta aquí puedo leer". El libro surgió de aquella conversación y en su introducción así lo menciona y nos lo agradece. Y desde entonces mantenemos el trato con ella.
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B.M.: Mayra es un personaje muy querido en España, seguramente en gran parte por ser un icono de la generación EGB. Ahora no hay ningún programa que pueda compararse al "
Un, dos, tres"; tenía una audiencia enorme, gustaba a las tres generaciones: abuelos, padres y niños. A esa hora toda España se paralizaba para ver el "Un, dos tres".
- J.D.: Eso es. Y si un humorista inventaba una coletilla, al día siguiente era "trending topic" en la calle. Era un programa que veíamos todos. La tele tenía muchos más poder que hoy en día, ahora existe internet y hay otras formas de ocio familiar en casa. Antes el único era la tele, no había otra cosa.
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B.M.: Salir en la tele facilitaba mucho a un programa o a un objeto el poder convertirse en icono, pero no era el único requisito. ¿Qué características creéis que debe tener algo (un objeto, una canción, un programa) para convertirse en icónico?
- J.I.: Yo creo que debe aunar los gustos de la gente, conseguir que la gente lo haga suyo. Algo que gusta a un determinado grupo de personas es algo aceptado, pero un icono es cuando algo es compartido por la gran mayoría, por la gran masa, y esto es lo más difícil. Antes era más fácil porque habían menos cosas y era más fácil que la mayoría convergiera en algunas y éstas son las que al final se han convertido en iconos.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Javier Ikaz y a
Jorge Díaz el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar a nuestras preguntas. Agradecemos también al restaurante
Mar d´Avellanes de Valencia el haber cedido un espacio ideal para esta conversación y a la editorial
Plaza & Janés el haber hecho posible el encuentro con estos autores.