Julio Basulto es diplomado en
Nutrición Humana y Dietética. Ha ejercido de profesor universitario asociado en la Unidad de Nutrición Humana, ha sido editor de la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética y responsable de investigación del Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas. Ejerce como docente en diferentes instituciones y es autor de gran cantidad de publicaciones científicas, así como de los libros "No más dieta" y "Secretos de la gente sana" (ambos escritos en colaboración con Mª José Mateo) y de "
Se me hace bola".
Juanjo Cáceres ha dedicado su labor profesional a la investigación social aplicada a la
alimentación y el
deporte. Es doctor en Historia, diplomado en Ciencias Empresariales y es colaborador docente de la Universitat Oberta de Catalunya. Ha participado en diversos proyectos de investigación en colaboración con universidades y administraciones públicas y es autor de decenas de publicaciones, entre las que se encuentran artículos en revistas científicas especializadas y libros como "
Comensales, consumidores y ciudadanos".
A ambos les une el interés por la
nutrición y la pasión por
correr. Del papel de la alimentación en el deporte trata su libro "
Comer y correr" publicado por Debolsillo, "un manual imprescindible para promover una alimentación adecuada y saludable entre los entusiastas del
running", ayudando al lector a distinguir entre verdades y mitos en la alimentación de los corredores y a resolver diversas dudas al respecto.
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Bruno Montano,
Trabalibros (
B.M.): Según comentáis en el prólogo, el objetivo de vuestro libro es facilitar que se lleven a cabo “elecciones alimentarias saludables”. Para ello no proponéis dietas concretas ni menús cerrados, sino que aportáis criterios nutricionales para que sean los propios lectores los que, con espíritu crítico y autonomía, hagan las elecciones que crean convenientes. ¿Diríais que falta formación nutricional? ¿Existen demasiados mitos falsos en lo que llamáis “el selvático entorno de la alimentación”?
- Julio Basulto (J.B.): Sí. El terreno de la nutrición, en nuestra opinión, es un campo de minas que hay que desactivar y, más que dedicarnos a informar sobre cómo hay que caminar, hay que avisar a la población de que está caminando por un terreno muy peligroso.
- Juanjo Cáceres (J.C.): De hecho, lo que buscamos nosotros con el libro es situar lo que son las bases fundamentales de la nutrición, que la mayor parte de la gente no conoce, y a partir de ahí que esto le sirva como guía de interpretación para conocer en qué puede consistir una alimentación saludable y, sobre todo, saber en qué no consiste una alimentación saludable. Y que eso, además, le sea útil para su faceta deportiva.
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B.M.: ¿Los
deportistas necesitan una dieta sustancialmente diferente a la recomendada para cualquier otra persona o simplemente siguiendo un patrón de dieta saludable sería suficiente?
- J.C.: Nosotros creemos que los deportistas tienen las mismas necesidades que los individuos normales, los que corren tienen las mismas que los que no corren, exceptuando algunos aspectos concretos de los que hablamos en determinados capítulos. En la mayor parte, en lo principal, las necesidades son las mismas que para el conjunto de la población.
- J.B.: Una persona que corra o haga deporte no necesita hacer cálculos algebraicos con su alimentación, ni estar contando cuántas proteínas o aminoácidos necesita. La población corredora (salvo en el caso de atletas de élite, los cuales sí llevan un seguimiento por un médico especialista e incluso a veces un psicólogo) tiene que basarse para alimentarse en un patrón de dieta saludable. De hecho, eso es lo que dicen las entidades de referencia: recomiendan seguir una dieta que se parece mucho a la que tiene que seguir la población en general, salvo en energía, carbohidratos y agua. En el agua ponemos muchos matices; en energía, si de verdad haces mucho deporte hay que comer un poco más y con respecto a los carbohidratos, sí es cierto que hay que tomar un poco más. Los corredores suelen comer bastante mejor que la población en general, por lo tanto tampoco hace falta insistir demasiado en que coman bien. Lo que pasa es que, como la población en general come tan mal, los corredores también comen mal. Y eso da sentido a nuestro libro.
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B.M.: Entonces no está justificado que un
corredor deba comer más proteínas, ni alimentos con un índice glucémico más alto para recuperar mejor los tejidos o facilitar la recuperación de posibles lesiones, excepto en el caso de corredores de grandes distancias como los profesionales.
- J.B.: Eso es. Acerca de las proteínas la población en general, salvo rarísimas excepciones, toma demasiada cantidad. Con el índice glucémico podríamos hacer algunos matices, sobre todo en el momento en el que el corredor ha acabado una carrera y dentro de poco tiene que volver a correr (que no suele ser lo habitual para el caso de los corredores populares, de los que estamos hablando). Pero, en general, no hay que hacer demasiados cambios.
- J.C.: Ten en cuenta que estamos hablando de deportistas recreativos, por lo tanto sus necesidades de recuperación no son muy grandes.
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B.M.: Suelen tener mucho tiempo de descanso entre una carrera y otra, no como los atletas profesionales.
- J.C.: Claro. El otro día leí en internet que habían detectado lecturas bajas de magnesio en corredores después de una maratón y, por lo tanto, recomendaban tomar suplementos. Pero esa no debe ser la lógica del corredor popular, él lo que tiene que hacer después de correr una maratón es irse a comer tranquilamente, descansar, recuperarse, mover las piernas y permitirse una semana de tiempo para volver a la normalidad. No necesita suplementos, porque al día siguiente no vuelve a estar corriendo. Pero claro, nos están mandando continuamente una serie de mensajes intentando vendernos productos de todo tipo... La presión comercial sobre los corredores es muy grande, porque se dan cuenta de que somos un grupo de consumidores emergente.
- J.B.: Un matiz respecto a lo que ha dicho Juanjo: en el caso de los suplementos de magnesio, que son caros e inútiles en la mayor parte de los casos, por lo menos son bastante inocuos. Pero no todos los suplementos para deportistas son inocuos y ahí es donde tenemos que insistir, en ese sentido iba el comentario de las minas que he hecho al principio de la conversación.
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B.M.: He visto en "
Comer y correr" que a estas sustancias o compuestos pensados para favorecer el rendimiento del deportista los llamáis productos ergogénicos y que, como dices, pueden ser, en algunos casos, incluso peligrosos.
- J.B.: Sí, algunos de ellos te pueden producir desequilibrios metabólicos y pasar de ser ergogénicos a ser ergolíticos, es decir, productos que disminuirían tu rendimiento deportivo.
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B.M.: Creo que en vuestro libro no sólo proponéis un cambio de
patrones alimenticios, sino que sois más ambiciosos aún y sugerís también un cambio de “estilo de vida”. En ese sentido, recomendáis buscar una triple ayuda: la del médico, la del nutricionista y la del psicoterapeuta. Que hagáis referencia a este último me parece muy interesante, porque puede haber personas que manifiesten patrones de conducta muy resistentes al cambio, ya que entran en juego variables psicológicas muy complejas. Proponer una simple dieta a las personas con sobrepeso no va a lograr que cambien de estilo de vida, modificarán su tipo de ingesta puntualmente durante un tiempo pero luego seguirán alimentándose como antes.
- J.B.: Cuando nosotros hablamos de eso nos referimos a la persona con obesidad que se plantee perder peso. Queremos insistir en que la obesidad puede considerarse una dolencia -llamarlo enfermedad es un poco arriesgado- que desde luego no es culpa de la persona que la padece. Afrontar esta dolencia, en muchos casos, requiere de estos tres factores que tú has nombrado: el factor médico para que trate las posibles enfermedades que tenga (como puede ser la hipertensión, la diabetes o la hipercolesterolemia), el seguimiento de un dietista nutricionista para orientarle sobre lo que deben ser sus hábitos y, en algunos casos, como bien has comentado, el seguimiento de un psicólogo. Esto, insisto, sólo lo aplicamos a una persona con problemas de obesidad, no a un corredor. No queremos que se malinterprete, no queremos decir que los corredores tengan que recurrir a un psicólogo.
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B.M.: Con respecto a la
obesidad me ha llamado la atención una anotación de vuestro libro, en la que dice que un estilo de vida activo hace disminuir en un 40% la predisposición genética a padecerla. Esto significa que, de alguna manera, la práctica constante de ejercicio puede impedir que esos genes que llevas dentro se manifiesten hasta en un 40%. En este caso, el margen de maniobra que depende de ti es muy alto.
- J.C.: Sí. Tenemos que dedicarnos todos a mentalizar a la gente a que esté en movimiento de una manera u otra. El sedentarismo es nuestro gran enemigo.
- J.B.: Hay una frase que me encanta del American Institute for Cancer Researche, que es una entidad de referencia en la prevención del cáncer. El cáncer y la obesidad tienen relación, la obesidad incrementa el riesgo de cáncer, no lo produce pero incrementa el riesgo. Esta entidad lanzó un tweet hace poco que decía: "Obesidad: la genética carga el arma, el estilo de vida y los hábitos aprietan el gatillo". Esto tiene mucho que ver con lo que has dicho.
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B.M.: La
OMS también opina que el
sedentarismo es un gran problema y asegura que en las sociedades occidentales el nivel de actividad física suele ser insuficiente. En el nuevo estilo de vida que vosotros proponéis tiene un papel muy importante el ejercicio o la actividad física, a los que calificáis incluso de fármacos. Hacéis una distinción entre el ejercicio físico o deporte y la actividad física no deportiva, esto me parece interesante porque hay gente que se resiste a hacer deporte porque es duro, se agotan o les provoca cierto estrés, pero sin embargo sí que podrían aumentar la tasa física que desarrollan en su vida diaria si fueran andando al trabajo o subieran por las escaleras en lugar de tomar el ascensor. Son pequeñas cosas que, sumadas a lo largo del día, aumentarían la actividad física desarrollada.
- J.C.: Claro, es que pasar del sillón a la pista de atletismo es un salto muy grande. Es mejor pasar primero del sillón al paseo y después ya llegaremos al deporte.
- J.B.: Existen estudios realizados por la OMS que aseguran que en la mayor parte de los desplazamientos que hacemos en la ciudad se ahorran muy pocos minutos de tiempo con respecto a si hiciéramos ese mismo trayecto en coche. El ahorro en tiempo es despreciable.
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B.M.: Hace unas semanas entrevisté a
Mario Alonso Puig y me comentó algo que yo desconocía con respecto a la
actividad física. Él afirmaba que la actividad física estimula la producción de
BDNF, un factor neural que favorece la neurogénesis a partir de células madre y el aumento de conexiones sinápticas. Al hacer ejercicio se libera este factor, que a su vez estimula la producción de neuronas nuevas y genera una mayor cantidad de sinapsis en las viejas. Me parece algo extraordinario que solo con movernos logremos aumentar la capacidad de nuestro cerebro.
- J.B.: Nos lo apuntamos para la siguiente edición del libro, pero seguramente lo citemos dándole la vuelta. Si te fijas, nosotros enfocamos el libro justo al revés y, en ese sentido, podríamos decir que si lo fisiológico (como es moverse) es capaz de generar esto, del mismo modo no moverse perjudica a la sinapsis de las neuronas. El enfoque que le damos no es que el ejercicio es positivo, sino que el sedentarismo es negativo, es peligroso.
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B.M.: El enfoque es similar al que utilizáis en el Anexo 2 al hablar de la nueva tendencia en el campo de la
dietética. Comentáis que no se trata de impulsar el consumo de alimentos buenos, sino de frenar el consumo de alimentos nocivos.
- J.B.: Sí, exactamente. Diversos estudios apuntan que es preferible reducir el consumo de alimentos insanos que aumentar el consumo de alimentos saludables, por el hecho de que las personas que incrementan el consumo de alimentos saludables no siempre disminuyen el consumo de lo que la AICR llama “nutrientes conflictivos”.
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B.M.:
Francisco Grande Covián, el gran
nutricionista español, siempre advertía de lo peligrosas que podían ser las dietas milagro o muy restrictivas, no sólo por el efecto yo-yo, sino también por las consecuencias de tipo metabólico o incluso inmunológico que podían tener y siempre acababa recomendando una dieta muy variada. Había que comer poca cantidad, con frecuencia e incluir la mayor variedad de alimentos posible. ¿Qué pensáis vosotros al respecto?
- J.B.: El libro de Grande Covián está un poco anticuado, se escribió hace más de 30 años y en esa época la oferta de alimentos basura era reducida. Sin embargo hoy la oferta de alimentos basura es descomunal y el mensaje que transmite él una y otra vez es que hay que comer de todo y muy variado y decir eso hoy en día puede ser muy peligroso. El resto del libro está muy bien, pero hay que tener mucha precaución con ese mensaje. Al respecto, yo escribí un artículo que se puede consultar en Internet titulado “Decir que hay alimentos buenos y malos… ¿es blasfemar?”. En él vengo a decir que hoy en día, si tú dices que hay alimentos buenos o malos se te tira todo el mundo encima pero detrás, aunque no te lo creas, está la industria alimentaria, el lobby agroalimentario, transmitiendo constantemente a la población que hay que comer de todo. Sin embargo, cuando miras a tu alrededor, ¿dónde está la comida sana?
Desde
Trabalibros agradecemos a
Julio Basulto y a
Juanjo Cáceres el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a la Dirección del
Hotel Astoria de Valencia el haber cedido un espacio ideal para esta conversación y a la editorial
Debolsillo por haber hecho posible el encuentro con estos autores.
NOTA: Para más información, adjuntamos los enlaces a las páginas webs y a los perfiles en Twitter de ambos autores:
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Julio Basulto:
http://www.juliobasulto.com/
https://twitter.com/JulioBasulto_DN
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Juanjo Cáceres:
http://www.juanjocaceres.com/
https://twitter.com/juanjocaceresn