Trabalibros entrevista a Juan Miguel Aguilera, autor de "Sindbad en el País del Sueño"

lunes, 27 de enero de 2014
"El contraste entre el miedo y la fascinación por lo extraño está en el alma de todo ser humano. Yo creo que la literatura de ciencia ficción y la de fantasía responde a esa necesidad".
Juan Miguel Aguilera es uno de los autores españoles de referencia cuando hablamos de literatura de género fantástico y ciencia ficción. Este escritor, ilustrador y diseñador industrial valenciano tiene en su poder los premios Imaginales, Jules Verne y Bob Morane. Sus obras se han traducido en Francia y en Italia y entre ellas se encuentran títulos como "En un vacío insondable" (premio Ignotus 1994), "La locura de Dios" (premio Ignotus 1998) o "La red de Indra" (premio Celsius 2009). El primero de sus relatos fue publicado en la mítica revista Nueva Dimensión, es creador -junto con Javier Redal- del universo de Akasa-Puspa y autor del guión de la película "Náufragos" (2000).
Sindbad (Juan Miguel Aguilera)-TrabalibrosBruno Montano de Trabalibros ha tenido la oportunidad de entrevistarle con motivo de la publicación del último de sus libros, "Sindbad en el País del Sueño" (editado por el sello Fantascy de Penguin Random House), una fantástica epopeya que transcurre por territorios sumamente exóticos en la que sus protagonistas afrontan todo tipo de peligros, combaten a terribles enemigos y se alían con criaturas fantásticas, además de descubrir ciudades perdidas, reinos ocultos y un sinfín de maravillas.

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Sindbad representa al aventurero puro, al hombre inquieto, excitado constantemente por la idea de encontrarse con lo asombroso y lo inesperado. Su compañero Yahiz representa al hombre de conocimiento, cautivo de la pasión por saber. En un planeta cuya geografía está completamente cartografiada y digitalizada vía satélite, ¿la única aventura pura que nos queda es la del conocimiento? ¿Las últimas fronteras son mentales?

- Juan Miguel Aguilera (J.M.A.): Hace poco me hicieron una entrevista en la que me preguntaban dónde está el éxito de la serie Star Trek, por qué ha perdurado durante tanto tiempo. Yo pienso que es imposible no engancharte a una serie que empieza con la frase: "El espacio, la última frontera". La idea de la frontera, que en "Sindbad en el País del Sueño" podría ser África, ahora sería el espacio. Pero eso no importa, lo que importa es el concepto de frontera, de encontrarte con lo desconocido, con lo maravilloso. Es muy curioso, he estado investigando mucho sobre lo que nos emociona, desde el punto de vista de la maravilla. Ante lo extraño el ser humano reacciona de dos formas: bien con miedo, rechazo, xenofobia, o bien con atracción y fascinación por lo extraño, y a mí me interesa esa segunda parte. Las novelas de aventuras sobre todo se sustentan por ese sentimiento que creo que tenemos todos, esa fascinación ante lo nuevo, lo extraño, lo exótico. Ahora el mundo está cartografiado, como tú dices, pero lo bueno de la novela es que te puedes sumergir en un mundo que es mágico, en el que tú puedes entrar y aun no está todo descubierto. Te puedes encontrar en África, como en esta novela, D´jinns o una raza distinta. Es lo bueno de la novela de aventuras, que te crea un mundo propio.

1.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Miguel Aguilera
 
- B.M.: Walter Benjamin decía que el sueño de la lejanía pertenecía a la infancia, que el viajero ve lo lejano, pero en cambio ha perdido la fe en la lejanía. ¿Se lee literatura fantástica para no perder la fe en la lejanía, para mantener intacta la fe en lo maravilloso?

- J.M.A.: Creo que sí, y además creo que responde a algo que tenemos dentro todos que a lo mejor es incluso genético. No hay más que fijarse en cómo hemos evolucionado, cómo nos debatimos entre el miedo a aventurarte a algo que no conoces (por ejemplo, el riesgo a encontrar un oso cavernario que te coma) y entre la necesidad de hacerlo por el beneficio que esto supone (que puede ser encontrar una tierra mejor para vivir). Ese contraste entre el miedo y la fascinación por lo extraño creo que está en el alma de todo ser humano. Yo creo que la literatura de ciencia ficción, la de fantasía y también la de viajes responde a esa necesidad.

Cuando estaba preparando una novela anterior que se llama "Rihla" leí muchas novelas medievales. Hay muchos autores y ellos respondían a esa necesidad, ya entonces. La gente necesitaba de las maravillas para fascinarse por ellas. Creo que la ciencia ficción y la fantasía puede responder a esa necesidad. En "Sindbad en el País del Sueño" he tenido muy en cuenta esa necesidad que he tenido durante toda mi vida, desde que era pequeño, de alimentarme de maravillas.

- B.M.: Todo gran viaje a tierras lejanas y extrañas propicia una aproximación antropológica al diferente. Un descubrimiento del otro. "Sindbad en el País del Sueño" descubre la otredad en los D´jinns, esos seres mitológicos que comparten con el hombre el libre albedrío. ¿De alguna manera, el conocimiento de uno mismo pasa por el conocimiento del otro? ¿Es la literatura fantástica y la ciencia ficción un buen vehículo para reflexionar sobre la alteridad?

- J.M.A.: Claro. Si te das cuenta, nuestra historia de la sociedad europea da un cambio considerable cuando empiezan los viajes hacia Oriente. Nosotros no somos conscientes de lo que somos hasta que no viajamos y vemos otras culturas que son muy distintas a la nuestra. Si una sociedad se queda encerrada en sí misma no se conoce, realmente no sabe lo que es. Sólo nos conocemos cuando nos contrastamos con otra forma de ver el mundo, de ver la realidad y nos damos cuenta de que todo es relativo y vemos que lo que parecen verdades absolutas son, en realidad, verdades relativas. En eso consiste el concepto de otredad. Solemos tener miedo al otro o fascinación por el otro.

El viaje creo que es la esencia de la aventura, porque es la esencia de nuestra maduración como seres humanos. Crecemos al viajar. La vida es un viaje, de alguna forma, y un viaje en sí que nos hace crecer como especie, como sociedad. Europa, después de la Edad Media, crece con los viajes de Marco Polo, Ruysbroeck, Pian del Carpine... todos estos viajeros medievales que encontraron otra forma de ver el mundo. Estas formas de ver el mundo a veces son rechazadas, parece que no puede ser o que son una barbaridad, pero de alguna forma socavan tu convicción absoluta de lo que es lo real. Y eso es muy interesante, porque lo peor de todo es estar convencido de que la única posibilidad es la que tú estás viviendo.

Durante una época me sentí fascinado por los viajeros medievales. Me sentí muy hermanado con gente que había vivido hace 500 años por esos sentimientos de entusiasmo, de fascinación, de repulsa y de admiración a lo que no conoces, que están en todos nosotros.
2.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Miguel Aguilera
- B.M.: El viajero actual, el turista, tiene prisa. Le pide a la distancia que le dé de golpe lo que el tiempo sólo podría darle poco a poco. Carece del sentido de la maravilla que tenían Marco Polo o Ibn Battuta. Sin ese sentido, ¿los viajes son meros desplazamientos espaciales con fines recreativos?

- J.M.A.: Yo cuando viajo, intento estar sólo en un sitio y estar muchos días en ese sitio, llegar a acostumbrarme a estar ahí y conocer gente. Cuando veo gente que viaja y está un día en un sitio y otro día en otro, no lo entiendo. No me gusta hacer de turista nunca en ese aspecto, yo creo que lo bonito de un lugar no es visitar un monumento tras otro, es captar el espíritu, el ambiente, la sensación de estar ahí y de conocer cómo vive la gente en ese lugar. Entender cómo se puede ser distinto a como tú eres. Estar a gusto en un sitio y sentir que, durante un periodo de tiempo, formas parte de él.

A mí me interesa mucho hablar con la gente. Antes os comentaba el tema de los egipcios y los genios y, de alguna manera, esta novela surge de ahí. Yo siempre había querido escribir algo sobre Sindbad, soy un fan suyo desde que era pequeño, pero fue ese viaje a Egipto, el contacto con la gente, el hablar de esos temas y ver cómo veían ellos una realidad totalmente distinta a la nuestra, lo que disparó todo. Si no hubiese hecho ese viaje, probablemente no habría escrito esta novela.

- B.M.: El protagonista de "León el Africano" de Amin Maalouf decía que él era hijo del camino, que la caravana era su patria y su vida la más inesperada travesía. Todo viaje, si no es iniciático, es simplemente un desplazamiento turístico. O es iniciático, o no es viaje.

- J.M.A.: Claro, sobre todo en esa época en la que los viajes podían durar años, el viaje formaba parte de la vida, la cambiaba. Sobre todo porque la persona que eres cuando acaba el viaje ya no es la misma que eras cuando lo empezaste. Yo creo que eso, a nivel de cultura europea, lo experimentamos en ese momento. Una sociedad endogámica, que sólo vive pendiente de sí misma, que presume de no haber tenido contacto con otros y de no haber sido infectada por otros es una sociedad enferma.
9.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Miguel Aguilera
- B.M.: Es una sociedad que además maltrata al otro, porque establece sin dudar la equivalencia diferente igual a inferior.

- J.M.A.: Exacto. Con lo diferente siempre aprendemos y mejoramos. Lo peor es la esencia pura. Está bien conocer tu origen y valorarlo, para compartirlo con otras personas, para no perderlo y tener la seguridad de dónde vienes, pero lo que nos enriquece es el contacto con otras culturas, el mestizaje.

- B.M.: Religión, ciencia y aventura son constantes en todas tus obras. En esta en concreto, religión y ciencia no se excluyen, sino que son complementarias, ya que según Yahiz, el compañero de Sindbad que pertenecía a la Escuela de los Mutazilies, es posible interpretar la voluntad de Alá, que no es arbitraria, a través de la ciencia y la naturaleza. Me parecen fantásticas esas mentes que consiguen aunar a la vez el pensamiento científico, religioso y aventurero, son las mentes perfectas.

- J.M.A.: Sí. Tú sabes que el libro lleva unos códigos QR mediante los que puedes ampliar la documentación que vienen en la novela, incluso puedes leerte los viajes de Sindbad originales traducidos por Vicente Blasco Ibáñez, que están incluidos en este libro. Pero la idea por la que metí los códigos QR fue por Yahiz. Ese personaje no me lo he inventado, es real.

- B.M.: Y también es real la Escuela de los Mutazilies.

- J.M.A.: Sí. Yahiz además es un precursor de Darwin, inventó el concepto de evolución mil años antes que él. Imaginó (desde el punto de vista que Alá era el creador) que Alá funcionaba siempre con unos códigos racionales, respetaba la ley de la naturaleza. Es un personaje real y muchas de las frases que dice son también reales. Hay sellos en Irán con la efigie de Yahiz, que era bizco (Yahiz significa bizco en árabe). Provenía de una familia rica y estuvo yendo a una secta que buscaba la racionalidad en la interpretación del mundo. 

Sobre este tema, yo escribí una novela de tipo histórico que se llama "La locura de Dios", en la que el protagonista era Ramón Llull. Siempre he buscado ese tipo de personajes, en los que yo me puedo sentir identificado. Son como viajeros en el tiempo, gente que pertenecían a una época pero que su mente viajaba muy por delante. Ramón Llull era un hombre muy avanzado para su época, que también buscaba la racionalidad. 

4.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Miguel Aguilera

- B.M.: La relación entre Sindbad y Yahiz es muy interesante, me ha recordado a la película "Master and Commander" en la que el capitán de la nave establece una relación similar con el médico y científico de a bordo.

- J.M.A.: En este caso no quise poner a Yahiz de protagonista, lo puse de secundario haciendo el juego que comentabas de "Master and Commander", quería que el protagonista fuera el aventurero y que el personaje secundario fuera el contrapunto. Pero es un personaje real. Así como Sindbad es un personaje de fantasía, Yahiz sí que existió.

- B.M.: Me ha gustado el modo en que Yahiz es capaz de explicarlo todo científicamente sin abjurar de su fe. Él sigue el mandato de Mahoma que decía que hay que buscar la ciencia desde la cuna a la tumba, es un pensador y un científico que no por ello pierde la fe ni encuentra motivos para hacerlo.

- J.M.A.: Claro, es que él no puede salirse de su época. Igual que Ramón Llull, que creía en Dios. Llull se considera un precursor de la informática, porque inventó una sistema mediante el que podía usar la ciencia de la combinatoria en una máquina sencilla, con la que él creía que podía llegar a entender a Dios. Tenía una mente tan compleja que pensaba que le hacía falta esto para entenderlo. Él intentaba describir a Dios mediante la racionalidad. Ese tipo de gente siempre me ha fascinado. 

Yo siempre he escrito un tipo de ciencia ficción muy realista, lo que se llama ficción dura, basada en la ciencia. En "Sindbad en el País de los Sueños" la parte más fantástica que hay son los D´jinns. Son los genios de la lámpara y ya aparecen en el Corán. Es un concepto que me parece fascinante. En el Corán se dice que Dios crea a los ángeles, que no tienen voluntad propia y por tanto no pueden rebelarse, sólo pueden obedecerle. Y, de repente, a Dios se le ocurre la idea de una criatura que tenga libre albedrío, que pueda rebelarse, y crea a los D´jinns en la Tierra. Y luego se le ocurre crear otra criatura, que somos los humanos, también en la Tierra. Y ahí viene el conflicto. 

Los D´jinns son algo mágico. Yo estuve durante un mes en Egipto y allí conocí gente de todo tipo, más religiosa y menos religiosa. Y para la gente religiosa no hay ninguna duda, los D´jinns son reales, igual que para mí puede ser real un neozelandés (nunca he visto ninguno, pero sé que existen). Lo creen porque lo dice el Corán. El Corán cita 3 especies de D´jinns, pero las referencias populares hablan de un montón de especies. Desde su punto de vista, no tienen ninguna duda de que son reales. Yo me pregunto cómo interpretarán ellos una novela como esta, cuando estoy hablando de cosas que para ellos son reales.
5.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Miguel Aguilera
- B.M.: Para ellos no sería literatura fantástica, formaría parte de su realidad cotidiana.

- J.M.A.: Exactamente. Es algo que no pueden negarse a creer, porque lo dice el Corán.

- B.M.: Soy partidario de los géneros literarios híbridos, de los textos en los que confluyen varios tipos de “literaturas”, pero a efectos pragmáticos de clasificación o académicos es interesante distinguir entre géneros. ¿Qué diferencias fundamentales existirían entre la ciencia ficción y la literatura fantástica?

- J.M.A.: Este es un tema sobre el que se discute mucho y es difícil dar una respuesta. Yo creo que son cosas muy distintas, aunque probablemente otro aficionado distinto a mí te va a decir lo contrario. Yo creo que no tienen nada que ver, la misma relación que hay entre la fantasía y la ciencia ficción puedes tenerla entre la novela del oeste, la novela romántica y la fantasía. La prueba está en que la fantasía existe desde hace muchísimo tiempo: las novelas de caballería que vuelven loco al Quijote son novelas fantásticas exactamente iguales que las de ahora. Sin embargo, libros como la Biblia o la Odisea de Homero para mí no son novelas de fantasía. Los libros de caballería están hechos a modo de juego entre el escritor y el lector. Todos saben que es una fantasía, que no es real, mientras que la Odisea probablemente haya gente que pensó que era real cuando la leyó. Pero una novela, por ejemplo, de Tirant Lo Blanc, es un juego entre el escritor y el lector. El Quijote se vuelve loco porque se las cree, pero el resto de lectores sabían que estaban leyendo una fantasía.
 

Ese tipo de literatura existe desde entonces, pero la ciencia ficción, tal como yo la entiendo, empieza con la revolución industrial, con Mary Shelley. Es algo bastante moderno, es una especie de respuesta a los avances de la tecnología y al futuro, basándose en la racionalidad. Son cosas muy distintas. Yo nunca había escrito fantasía, tengo novelas situadas en el siglo XIV o XV, pero siempre las interpreté como ciencia ficción. Por ejemplo, en mi novela "La locura de Dios" Ramón Llull viaja con los almogávares hacia Oriente y se encuentra con una ciudad que fue creada por unos griegos que acompañaron a Alejandro Magno, se quedaron aislados en una zona del mar de Arán y ahí crearon una ciudad donde no se dio la caída de la Edad Media, sino que siguieron avanzando tecnológicamente durante todo el tiempo que el resto de la humanidad había estado parado. Tenían una tecnología equivalente a la que había en el siglo XIX, pero en la Edad Media. Eso, para mí, es ciencia ficción, aunque suceda en el siglo XIV en la novela. Pero "Sindbad en el País del Sueño" es totalmente fantasía, a no ser que vayamos a otra religión que considere que los D´jinns son reales.
7.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Miguel Aguilera
Yo pensaba que a mí no me gustaba la fantasía, que lo que me gustaba a mí era la ciencia ficción. Pero luego pensé: "No es verdad, miento. Me encanta la novela de Sindbad el ladrón de Bagdad, etc..." Todas esas novelas y películas que vi de pequeño eran mi fantasía. Lo que pasa es que últimamente, el género fantástico se ha volcado mucho hacia lo nórdico (los dioses nórdicos, las selvas y cosas así, que me parecen muy interesantes) pero yo echaba de menos la fantasía que me encantaba de jovencito, ambientada en un país mediterráneo, más meridional, con desiertos, genios, barcos que se mueven por la noche bajo la luna de Bagdad, los olores de un mercado... Todo eso que no está en la fantasía nórdica es lo que para mí era la fantasía. Por eso quise recuperarla con este libro.

Antes de "El Señor de los Anillos" las películas que se hacían eran de "Sindbad el marino" o "El ladrón de Bagdad", fantasías que surgieron a raíz de "Las mil y una noches". Era el mundo de fantasía por antonomasia, por así decirlo. Luego llegaron las sagas nórdicas, que me encantan, pero no las siento como algo propio, las aprendí cuando ya era bastante mayor. Cuando vi la primera película de "El señor de los anillos" yo tendría 17 o 18 años, mientras que lo primero que leí sobre Sindbad lo hice cuando era muy pequeño, es algo que lo tengo asumido muy dentro.

- B.M.: Otra de las preguntas que me gustaría hacerte es en qué se distingue la novela de ciencia ficción y fantástica americana de la europea. ¿Por qué ningún europeo triunfa en Estados Unidos? ¿Hay alguna diferencia sustancial?

- J.M.A.: Lo que pasa en Estados Unidos es que es una sociedad muy grande en la que hablan todos el mismo idioma. Yo empecé a publicar en el año 2000 en Francia (de hecho algunas novelas mías se han publicado antes en Francia que en España). Nosotros en el 2000 nos veíamos un futuro maravilloso, nos hicimos amigos muchos autores del género que pretendíamos impulsar la ciencia ficción europea. El problema es el idioma, las traducciones. Para Estados Unidos el resto del mundo es como si no existiera, lo que se hace fuera de allí son para ellos cosas extrañas, que a lo mejor a alguien raro de allí le interesa picotear un poco y descubrirlas. Mucha gente está obsesionada con publicar en Estados Unidos, pero tienen tanto allí que lo que se escribe en el resto del mundo para ellos son cosas raras. Los muy intelectuales puede que se interesen por lo que se hace fuera, pero al resto no les interesa demasiado.

La ciencia ficción empieza en Europa, para mí, primero con Julio Verne y luego con Welles. En Estados Unidos lo que se inventa es el fandom, que es lo que la gente entiende ahora como ciencia ficción. De alguna forma esto ha perjudicado a la ciencia ficción, porque hay gente que si leyera a Stanislav Lem lo leería igual que lee a Borges, por ejemplo, y le encantaría, y pensaría que la ciencia ficción es algo muy interesante, si no existiera la ciencia ficción americana. También influye el cine: Terminator o la Guerra de las Galaxias. Para quien no ha leído una novela de ciencia ficción actual, no entiende que esto es un tipo de ciencia ficción que se hacía en los años 50 y que no tiene nada que ver con lo que se hace ahora.

6.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Miguel Aguilera

- B.M.: “La locura de Dios”, una de tus novelas más conocidas y premiadas, fue definida como “historia especulativa” por el uso que hacías de la ciencia ficción como herramienta para construir una novela histórica. Me interesa mucho ese concepto, matízalo.

- J.M.A.: Esa etiqueta se la pusieron los franceses. El libro lo publicaron en Francia, tuvo bastante éxito. Este libro no se parecía a nada, no era fantasía, era ciencia ficción pero en lugar de ubicarse en el futuro estaba situada en el siglo XIV. Entonces, si la ciencia ficción es novela especulativa, ellos calificaron "La locura de Dios" de novela histórica especulativa. La ciencia ficción es algo muy difícil de definir, no tiene por qué hablar del futuro. La ciencia ficción habla, sobre todo, de seres humanos enfrentados a una situación tecnológica, de una sociedad determinada que no es la nuestra. Imaginemos un mundo distinto al nuestro, provocado por la tecnología o por otra cosa. Hay una novela de Somoza, un autor del que soy fan y es muy amigo mío, que se llama "La clara y la penumbra", que trata de una sociedad donde los seres humanos se convierten en obras de arte, que se pueden compar y vender. La gente trabaja en casa de otro posando durante unas horas y se monta toda una sociedad donde la gente hace esas cosas. No hay nada de tecnología, sólo hay una sociedad distinta, pero eso es ciencia ficción, claramente.

- B.M.: La ciencia ficción sería un punto de vista, una forma de ver.

- J.M.A.: Sí, sería un enfoque. La ciencia ficción también nos permite interpretar nuestra realidad. Si yo te cuento una novela histórica o realista te estoy contando una historia situada en el mundo actual y, de alguna forma, tú ya tienes tu punto de vista formado. Tú desde el principio ya te has planteado un montón de cosas que das como preconcebidas por tu propia cultura. Pero si yo te cuento la misma historia situada en otro planeta, donde hay otras razas y otras costumbres distintas a las de aquí, vas a avanzar más en la historia y la vas a ver desde otro punto de vista. Tu visión es más aséptica, no está tan contaminada por tu realidad.

Esa es la gran ventaja de la ciencia ficción, el poder especular sobre nuestra sociedad viéndola desde otro ángulo. Al fin y al cabo, la ciencia ficción no habla de cosas que no conozcamos, está hablando de nosotros, pero es como si desviaras un poco la cámara y lo vieras todo desde otra perspectiva. Por ejemplo, las novelas de Asimov plantean cómo sería nuestra sociedad si hubieran robots que tuvieran derechos y leyes. Muestra al ser humano en otro ambiente, siempre que pasa eso es ciencia ficción. El problema es que no hay una definición que comprenda todo esto de una manera satisfactoria para todo el mundo, porque es tan cambiante... La ciencia ficción te abre la mente hacia otra realidad, puedes rechazarla, pero por lo menos has pensado sobre ello. El tema de la clonación, por ejemplo, ya lo planteó Huxley y ahora es un hecho. En ese sentido, los lectores de ciencia ficción tenemos la ventaja de haber razonado sobre cosas como esta desde hace años.
8.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Miguel Aguilera
- B.M.: Hay algo que me ha sorprendido y te quería preguntar. Alguna vez has afirmado que las ideas del teólogo y paleontólogo jesuita Pierre Teilhard de Chardin están detrás de todo lo que has escrito. ¿Te refieres al concepto de "punto omega" (superconciencia) o a sus leyes sobre la complejidad y la conciencia? ¿Estarían también estas ideas detrás de “Sindbad en el país del sueño”?

- J.M.A.: No es que yo crea en él, porque no es un científico. Es el tipo de personaje que te comentaba antes, gente que desde la religión intentaba ir más allá, buscaba una racionalidad. En una época en la que la gente se oponía a la evolución de las especies Pierre Teilhard de Chardin abraza esta idea con fervor, dice que la evolución es la forma en la que Dios entiende el mundo. Es decir, Dios está fuera del mundo y ha creado unas especies que después han evolucionado. Piensa que la evolución es el modo que Dios ha escogido para hacer que su creación trascienda. Este hombre imaginó una especie de conciencia que al principio estaba unida, luego se separa y que en un futuro volverá a unirse. Sobre esta idea hay un libro titulado "La física de la inmortalidad" de un físico llamado Frank J. Tipler, que imagina cómo en el futuro se creará un superordenador que, en el final del universo, volverá a crear a todas las especies. A mí me parecen ideas interesantes para pensar sobre ellas, no es que me las crea. Que yo pueda jugar con una idea no significa que me la crea. No soy un escritor de esoterismo, sino de fantasías, se trata de especular sobre esas ideas.

Yo escribí un cuento en el que Pierre Teilhard de Chardin, que era un jovencito de 17 años, conoce a un Julio Verne anciano y empiezan a hablar sobre el futuro. Toda mi saga de Akas-Puspa se basa en la adaptación del ser humano al espacio y a una conciencia única. No es que yo crea en esto, simplemente me parece una idea interesante para desarrollar como concepto de ciencia ficción. En casi todas mis novelas hay alguna referencia a Teilhard de Chardin, por ejemplo mi novela "La red de Indra" está muy centrada en cómo imaginaba el futuro remoto este hombre. En "Sindbad en el País del Sueño" quizás no la habría, en este caso me he basado mucho en el Corán.

Desde Trabalibros agradecemos a Juan Miguel Aguilera el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también al Hotel Astoria de Valencia el haber cedido un espacio ideal para esta conversación y al sello editorial Fantascy por haber hecho posible el encuentro con este autor.
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