Trabalibros entrevista a Raquel Martos, autora de "No pasa nada y si pasa, se le saluda"

miércoles, 20 de noviembre de 2013
"Vivimos en un momento de mucho ruido y poco argumento".
Raquel Martos es periodista, humorista, creativa, guionista y escritora. Esta mujer inquieta e imaginativa es licenciada en Ciencias de la Información y lleva a sus espaldas una larga trayectoria profesional en la radio, participando como directora y presentadora en un buen número de espacios radiofónicos de emisoras nacionales de primer nivel. Su participación en el programa de televisión conducido por Pablo Motos "El hormiguero" que emite Antena 3 contribuyó a que su imagen se hiciera conocida entre todo tipo de público.

No pasa nada y si pasa, se le saluda (Raquel Martos)-TrabalibrosColaboró en la escritura de los libros "No somos nadie" y "No somos nadie 2" y es coautora, junto con Laura Llopis, de "La chica que se quería quemar a lo bonzo". Su primera novela y primer libro en solitario se tituló "Los besos no se gastan".

Bruno Montano de Trabalibros ha tenido la oportunidad de conversar con Raquel Martos sobre su última novela "No pasa nada y si pasa, se le saluda" (editorial Espasa), donde relata la historia de Carla, una mujer extrovertida, expresiva y habladora compulsiva a la que las circunstancias obligan a mantenerse en silencio durante seis semanas, experiencia mediante la cual "aprenderá a comunicarse con el mundo como nunca antes lo había hecho y escuchará por fin cosas que jamás había oído por mucho que se las hubieran dicho".

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): "No pasa nada y si pasa, se le saluda" fundamentalmente es una novela de personajes y de relaciones. Pero, a mi entender, el tema principal de tu libro es el silencio. El silencio, la espera y la paciencia ayudan a Carla a escuchar a los demás y a ella misma. Favorece que reflexione y evita que saque conclusiones precipitadas y que “vomite” sin control a través de la voz todo lo que le pasa por la cabeza. Si, como dice la protagonista, “las cosas más importantes las decimos sin voz", ¿debemos recuperar cuanto antes el silencio en nuestras vidas?

- Raquel Martos (R.M.): Yo creo que sí. Vivimos en un momento de mucho ruido y poco argumento. Eso a nivel general, creo que los momentos de crisis se caracterizan por eso. Y a nivel personal creo que abusamos de las palabras, que a veces hablamos mucho para decir muy poco y que, cuando nos toca decir lo importante, no lo decimos. En ese camino también está Carla, no sólo aprende a estar en silencio y a reflexionar, sino también a decir a decir "no", "no quiero estar aquí" o "no quiero estar más contigo". Eso también le cuesta, tanto en lo emocional, en lo personal, como en lo profesional. Yo creo que el silencio es un valor importante.

1.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Raquel Martos

- B.M.: Por cierto, Raquel, ¿el silencio es sexy?

- R.M.: El silencio es muy sexy. A veces dices muchas cosas maravillosas con un gesto. El silencio también tiene un componente de misterio. Cuando tú te abres mucho a los demás de algún modo estás dando mucha información, si eres silencioso yo creo que acabas siendo más sexy, porque los demás tienen que adivinar tu pensamiento. Eso está bien para utilizarlo de vez en cuando, aunque Carla tampoco lo utiliza mucho.

- B.M.: Carla en un momento dado dice que las personas estamos en permanente construcción, en cambio constante o, como muy bien dijo Ortega y Gasset, “las personas no somos un participio, somos un gerundio”. Si la vida es fluir, ¿por qué somos tan resistentes al cambio? ¿Por qué nos anquilosamos tan rápidamente los adultos?

- R.M.: Yo creo que ahí hay un componente importante de miedo. Miedo a cambiar. En primer lugar, cambiar conlleva un esfuerzo y supone renunciar a la comodidad. Cuando uno ya sabe cómo es dice: "bueno, soy así y ya está" y cambiar siempre supone un esfuerzo que a veces no estamos dispuestos a hacer. Y en segundo lugar, en ocasiones depende también mucho del entorno que tienes. Si tu entorno hace que te sientas muy bien siendo como eres aunque seas muy imperfecto, te dejas querer, te dejas llevar y no haces autocrítica. Nos cuesta muchísimo hacer autocrítica.

Yo creo que al final, aunque no queramos, sí que estamos cambiando. Los palos que nos da la vida nos obligan a cambiar, pero hacemos pocas veces el ejercicio de tratar de mejorar, de evolucionar. Aunque he de decirte que creo que unos más que otros, porque también hay personas que están constantemente sometiéndose a examen. Carla quizás es un poco de ese tipo. Está siempre pensando: "yo tendría que ser de otra manera", aunque nunca lo logre. En esta ocasión, al encontrarse en una situación tan extraña como la de negársele la posibilidad de hablar, se ve empujada a hacerlo. Ella es una persona que siempre está pensando lo que debería cambiar de sí misma, al contrario de otro tipo de gente que está muy complacida de cómo es. Roberto sería uno de ellos, no le importa nada, él es como es y ya está.
2.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Raquel Martos
- B.M.: La semana pasada hablamos con Mario Alonso Puig y nos comentaba que hay que aventurarse y salir de la "zona de confort" para crecer, para evolucionar, para transformarse.

- R.M.: Qué bien coincidir con Mario Alonso Puig en un argumento, con lo que yo le admiro. Coincidimos en "El hormiguero". Es una gran persona, inteligente, encantador, con mucho carisma. Tiene un poder de atracción brutal, tiene magnetismo.

- B.M.: Cuando las personas tóxicas ocupan más espacio en nuestra cabeza que los amigos en nuestro corazón, quizá sea el momento de desintoxicarnos. ¿Identificar, aislar y expulsar de nuestra vida a la gente tóxica y, con ella, todas nuestras emociones intoxicadas, es una de las artes fundamentales de saber vivir?

- R.M.: Absolutamente. Lo has dicho muy bien, el problema es que dejamos que ocupen más espacio que la gente que de verdad nos quiere. Las personas tóxicas a menudo tienen un poder de atracción sobre nosotros que es completamente irracional. Carla en un momento dado dice que no sabe cuál es la razón de esa extraña dependencia emocional, porque no la tiene. Y es verdad, no la tiene. A lo mejor por eso fumamos y hacemos cosas que nos perjudican, jugamos con la muerte. En el caso de las personas tóxicas yo creo que jugamos con nuestro sufrimiento. No sé de qué manera, pero nos enganchan.

- B.M.: Hay algo enfermizo en esto.

- R.M.: Sí, hay algo absolutamente enfermizo. Muchas veces te descubres prestándole más atención o contestando antes a un mensaje de una persona que no te hace ni caso y a los que te quieren dices: "bueno, luego ya lo haré". Están ahí, te quieren. A lo mejor también hay un poco de egoísmo por nuestra parte, cuando nos quieren nos dejamos querer y cuando no nos quieren tratamos de atrapar a esa gente que en el fondo nos está haciendo daño.

- B.M.: También puede que sea cuestión de orgullo, orgullo herido por el hecho de que no te quieran.

- R.M.: Exacto, a Carla le pasa mucho eso con Roberto. Ella piensa: "aunque tú seas el malo, yo voy a conseguir que tú seas el bueno". Es una cosa estúpida que yo no sé si a los hombres os pasa, pero a las mujeres nos pasa mucho el pensar: "conmigo será distinto". A Carla le pasa esto, Roberto la tiene atrapada en una red de la que no puede salir, teniendo tanta gente valiosa a su alrededor que la quiere y la quiere bien.

- B.M.: Eso también les pasa a los hombres, de ahí el estereotipo de la "femme fatale".

- R.M.: Sí, un amigo mío dice: "es que al final nos quedamos con las malas, nos gustan más". O sea, que el ser humano es un poco estúpido. En conclusión.

3.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Raquel Martos

- B.M.: Ya hemos comentado que detectar a estas personas y eliminarlas de nuestra vida es una de las artes del buen vivir. Otra quizás sea afrontar la vida con sentido del humor. Hace unos meses entrevistamos al Colectivo Mongolia y ellos decían que "el sentido del humor es el único antídoto efectivo contra el virus mortal de la existencia". Y yo, particularmente, pienso que la ironía es una de las formas más sutiles de inteligencia. Tu novela está repleta de ambas cosas. ¿Cuál es el papel que ocupa el sentido del humor en tu vida?

- R.M.: El sentido del humor está en mi vida desde siempre, pero yo no sabía que se podía hacer oficio con el sentido del humor. De hecho, cuando yo trabajaba en la radio haciendo programas muy serios, tenía un jefe que me decía: "Raquel, lo tuyo es el humor". Yo utilizaba el humor en mi relación personal, en los pasillos, pero cuando llegaba al micrófono me ponía seria, tenía cierto pudor a utilizarlo. Después, cuando empecé a trabajar con Pablo Motos (primero en el Club de la Comedia, luego en la radio y en la tele) entendí que con el humor se podían elaborar pensamientos y, a veces, críticas y reflexiones profundas también. Yo creo que por un lado es algo innato en mí y, por otro lado, he aprendido a utilizarlo.

A mí me parece que está muy bien argumentado por el Colectivo Mongolia. El humor nos salva, es la única manera de escapar del dolor. Yo me he sorprendido riéndome de cosas terribles, en momentos dolorosos de mi vida. De pronto, encuentras algo cómico, te ríes y eso te salva. Yo creo que es necesario y, en este momento, en el que a veces parece que estamos censurando el humor porque hay muchos problemas, crisis, gente en el paro, hambre, parece que no es ético reírse y nos da miedo hacerlo. Claro que hay que reírse. Los monólogos en Estados Unidos son bestiales, sale un negro haciendo chistes de negros y se pasa cinco mil pueblos (cinco mil Estados en su caso). Aquí, no sé si por la educación católica, por el complejo de culpa, siempre tendemos a reírnos en privado pero no en público, nos da mucho miedo hacer humor negro. Carla utiliza el humor en un momento horrible de su vida, su código siempre es el humor. A veces, por la pura exageración del drama, llegas a reírte con ella, te hace gracia cómo exagera. Yo creo que es muy importante utilizar el humor.

- B.M.: Cualquier cosa seria se puede decir haciendo uso del sentido del humor. Por ejemplo Cioran, un filósofo rumano afincado en París que murió hace un tiempo, dice cosas de una gran profundidad haciendo gala de una poderosa ironía. Algunos llegan a considerarlo, más que un filósofo, un gran humorista.

- R.M.: Sí, yo creo que a veces puedes elaborar un pensamiento mucho más profundo. Es como si hubieran dos niveles. El primero es el del humor, hay gente que se queda en ese nivel y por eso se ofende, probablemente. Cuando haces una crítica (yo utilizo mucho el humor en twitter para hacer crítica) a veces hay gente que no te entiende y se ofende porque se quedan en la superficie, no ven que debajo hay una crítica.
4.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Raquel Martos
- B.M.: Carla, en un momento determinado, dice que cuando alguien le toca, ya sabe si le podría gustar o no, que “sólo la piel de algunas personas es capaz de hablarnos”. ¿Crees, como decía Paul Valéry, que lo más profundo es la piel?

- R.M.: Estoy completamente de acuerdo. Yo ahí coincido mucho con Carla. Creo que nuestra piel habla y sólo se entiende con determinadas personas. Esa es la manera de encajar. Tú tocas la mano de alguien e inmediatamente sabes si esa persona tiene química contigo, no sólo desde un punto de vista sexual, pasa también con una amiga o con la mano de tu madre o de tu hijo. Yo creo que la piel habla. Recuerdo un invitado que tuvimos en la radio (era una persona muy polémica y muy poco querida en casi todos los sectores en España), me tocó un momento la mano y la sensación que me dio su piel era exactamente la que me comunicaba su manera de hablar y de ser. Coincidía su tacto con su imagen, con su ideología, con el modo en que había desempeñado su labor profesional, en cómo había sido tan impostor en muchas cosas. Es la piel, absolutamente. Y luego, en un contacto sexual, la piel es fundamental, es el código, todo es piel. Si no te gusta la piel de alguien, no puede haber un buen revolcón.

- B.M.: Me ha gustado mucho lo que dices en el último texto a modo de epílogo, aquello de que “en todos los sentidos, la voz es el tono del alma”, “la banda sonora que acompaña nuestros movimientos, nuestros argumentos, nuestras emociones y nuestras reacciones”. ¿Crees que la comunicación a través del correo electrónico, el Whats App, el Twitter es, en el fondo, una comunicación sin alma, al no poder percibir la vibración íntima de la persona?

- R.M.: No, yo creo que tiene alma, porque escribiendo consigues emocionar, hacer reír, hacer llorar. Yo creo que la escritura tiene alma y un mensaje, por breve que sea, puede tenerla. Lo que sí tiene es un peligro y es el que, al carecer de ese tono, puedas malinterpretar algunos mensajes. Eso creo que nos ha pasado a todos los que utilizamos habitualmente ese tipo de comunicación. No creo que pueda sustituir a la comunicación oral, pero me parece una comunicación valiosísima también, un nuevo modo de hablarnos los unos a los otros. Antes las personas se escribían cartas de amor y aquello era un mundo. En "No pasa nada y si pasa, se le saluda" hay un momento en que Marián le dice a Carla que se meta en Internet y Carla le dice que no sabe comunicarse sin gestos, ella contesta: "escribiendo serás más libre". Yo también creo que eso sucede, yo me siento muy libre escribiendo. Probablemente, cualquiera de los revolcones que aparecen en la novela no los podría contar delante de un micrófono ni explicarlos como lo puedes hacer escribiendo. A mí me parece que es complementario, que no le roba, pero sí tiene ese peligro importante de la mala interpretación.

- B.M.: Quizás al escribir hay una manera de sustituir esa vibración, ese arrullo que provoca la voz, con adjetivos.

- R.M.: Sí, además vas creando tus claves con tu interlocutor. Sabes que hay palabras que son ideas-fuerza para una persona determinada, siempre que las utilizas sabes que el otro lo entenderá con toda su potencia. Pero sí tiene el riesgo de la falta de tono. Es que la comunicación oral es maravillosa, mirar a los ojos y poder hablar. A mí, como las voces me apasionan, la disfruto mucho también. Disfruto de las dos.

- B.M.: Bueno, en todo caso siempre nos quedarán los emoticonos.

- R.M.: Sí, yo los uso mucho, por cierto. 

5.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Raquel Martos

- B.M.: Algunos piensan que las razones para leer son tan extrañas y personales como las razones para vivir. En "No pasa nada y si pasa, se le saluda" Carla da una serie de razones para leer y hace un pequeño homenaje a la lectura y a los libros. ¿Compartes la poética de Carla?

- R.M.: Absolutamente. Te confesaré además una cosa: este libro iba a ser el diario de una bloguera, pero la historia de Carla se hizo grande. El silencio iba a ser el hilo conductor para dar paso a los posts y pasó que los posts fueron muy pocos y la historia fue la que creció. Ese texto que comentas sobre las razones de leer era uno de mis posts que yo había seleccionado, creo que lo escribí en el Día del Libro, y lo comparto absolutamente. Los libros tienen mucho que ver con quién te abrió la puerta para leerlos; lo que dice de los subrayados lo comparto totalmente, cuando pasa el tiempo y los ves es una manera de volver a conocerte, a reconocerte cuando has olvidado cómo eras. Y comparto la experiencia personal con Carla, yo también tuve un maestro que se llamaba Tomás, que me quitó el complejo de culpa por dejarme un libro a medias y me dijo: "si no te gusta no pasa nada".

- B.M.: Yo también sufría complejo de culpa al dejarme un libro empezado y no terminarlo y me liberó Daniel Pennac con "Como una novela". Te lo recomiendo, es un placer leer este libro para cualquier buen lector. Sus últimas páginas contienen un Decálogo del Buen Lector y el punto 3 es el "Derecho a no terminar un libro". Otros de los derechos que incluye son, por ejemplo, el de no leer, el de saltarse páginas, el de releer, el de leer cualquier cosa, el de leer en cualquier lugar, el de simplemente hojear, el de leer en voz alta o el de callar...

- R.M.: Qué bueno, me encanta. Muchas gracias por la recomendación.

- B.M.: Televisión, radio, publicidad, literatura, guiones… lo tuyo es pasión por comunicar. Cuando estáis ante un micrófono los locutores sufrís “subidones de microfonina”. En el caso de la escritura (ya vas por tu segunda novela), ¿experimentas también algún tipo de “subidón”?

- R.M.: Sí, absolutamente. Antes de las novelas participé en varios libros corales del programa de radio, luego hice un libro con Laura Llopis de humor y ahí el subidón era de risa al escribirlo. Si tú no te ríes escribiendo humor difícilmente vas a conseguir que se ría el lector.

Cuando pasé a la novela con "Los besos no se gastan", que es una novela muy emotiva, no sabes cuánto lloré. Hay días que estaba en un mar de lágrimas. Y ahí también notas el subidón: te emocionas, hasta el punto de que cuando estás escribiendo la novela, al menos yo, siento que vivo en ese universo. Ahora estoy completamente integrada en el universo de Carla, siento que he abandonado un poco a Eva y Lucía, que eran mis personajes de "Los besos no se gastan". Me parecía imposible que yo me pudiera desligar de ellos. Y cuando he llegado a este universo siento como si los personajes del otro libro siguieran viviendo en el suyo, que estuviera Débora en la pelu, Roberto haciendo el imbécil, Juan mandándole whatsapps... Todo eso hace que, cada vez que te toca escribir, no es sólo decir: "a ver qué tal sale mi trabajo", es: "bueno, dejadme, que me voy a meter en el universo de Carla". Experimentas un subidón que, si el de la radio es el de la "microfonina", este será el de la "teclina". Sí que lo experimentas, es grandísimo. La promoción es algo muy bonito, la presentación yo siempre la vivo como algo muy emocionante, no hago la típica presentación institucional, en mi caso es como una fiesta casi familiar, pero el momento de mayor subidón, sin duda, es durante la escritura.

Desde Trabalibros agradecemos a Raquel Martos su amabilidad y el tiempo que nos ha dedicado al responder a nuestras preguntas. Agradecemos también a la Dirección de Lotelito de Valencia el habernos cedido un espacio ideal para hacer posible esta entrevista.
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