Trabalibros entrevista a Juan Manuel de Prada, autor de "El castillo de diamante"

martes, 27 de octubre de 2015
"Santa Teresa tenía un carácter muy original. Por una parte suscita ternura, parece ingenua y despistada, pero al mismo tiempo está hilando muy fino. Esta es su gracia y la razón por la que ella triunfa".
Juan Manuel de Prada es uno de los autores contemporáneos más destacados de nuestro país. Sobre sus obras recayeron galardones como el Premio Ojo Crítico de Narrativa de RNE ("Las máscaras del héroe", 1996), el Premio Planeta ("La tempestad", 1997), el Premio Primavera y el Premio Nacional de Narrativa ("La vida invisible", 2003), el Premio Biblioteca Breve y el Premio de la Crítica de Castilla y León ("El séptimo velo", 2007), además de obtener los más prestigiosos reconocimientos del periodismo literario, entre los que destacan los premios Mariano de Cavia o Julio Camba.

El castillo de diamante (Juan Manuel de Prada)-TrabalibrosBruno Montano de Trabalibros tuvo el placer de conversar con él hace un año sobre su novela "Morir bajo tu cielo" (aquí la entrevista) y ahora coincide de nuevo con este escritor con motivo de la reciente publicación de "El castillo de diamante", una novela protagonizada por Santa Teresa de Jesús y Ana de Mendoza, Princesa de Éboli, que muestra "la aventura de la santidad y la disputa por el poder presentadas como una novela de caballerías a lo divino, en una obra que se inscribe en la mejor tradición de la literatura española" (ed. Espasa).

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): El año pasado, cuando hablamos, me dijiste que para ti la tradición literaria era una corriente muy viva, que se podía aprender más de Homero o Quevedo que de muchos contemporáneos y que en ese sentido tú te considerabas un escritor “tradicional”. En “Morir bajo tu cielo” bebías de los novelistas del XIX. ¿Qué línea de la tradición has desarrollado en la escritura de “El castillo de diamante”?

- Juan Manuel de Prada (J.M.P.): Yo creo que esta novela tiene claramente su filiación marcada por nuestra literatura del Siglo de Oro. Es una novela que está llena de alusiones a nuestra literatura de ese momento. Y, por supuesto, hay muchas citas -encubiertas o no- a la obra de Santa Teresa. También a la novela picaresca, a los libros de caballería, a la poesía de Garcilaso de la Vega, de Fray Luis de León, al Quijote -que es un recurso constante y un libro al que hago continuas alusiones-. Digamos que este sería fundamentalmente la literatura con la que esta novela entronca: la literatura del Siglo de Oro español. Además está muy presente el esperpento de Valle-Inclán, por ejemplo. En definitiva, es una novela que trata de rendir homenaje a nuestra literatura clásica, en un sentido amplio.

- B.M.: Me han parecido muy interesantes los diálogos que mantiene Teresa, sobre todo con Ana, diálogos profundos pero dotados de un gran sentido del humor e ironía. Este uso del humor que has hecho, ¿es un homenaje al humor cervantino o realmente la Santa tenía este talante?

- J.M.P.: Yo creo que Santa Teresa era así. Dejando aparte que algunas de las bromas que aparecen en "El castillo de diamante" son tomadas de sus propias palabras, basta leer su correspondencia en la que ella constantemente está haciendo bromas, referidas a los presentes o a los ausentes. Ella se burla de los poderosos, de sus amigos, de ella misma, constantemente. A mi modo de ver, creo que el sentido del humor era un rasgo muy distintivo de ella.

01.Bruno Montano entrevista a Juan Manuel de Prada-Trabalibros

- B.M.: De hecho, en el apartado de agradecimientos final comentas la idea de santidad que tenía Chesterton: una especie de aventura espiritual salpimentada de humor.

- J.M.P.: Sí, efectivamente. Esto para mí era importante, porque era una manera de romper un poco con las dos imágenes que existen de Santa Teresa. Una es la imagen oficialista, biográfica, un poco relamida, algo empalagosa; la otra es la de tratar de trasladarla a nuestra época y verla con los ojos de nuestra época, en la que para justificar todo lo que hace tienes que atribuirle unas motivaciones que nada tienen que ver con las motivaciones de una mujer del siglo XVI. Para verla desde ese prisma la tienes que convertir en una feminista, en una ideóloga... esto me resulta un poco disparatado. Entonces, ¿de qué manera tienes que mostrar a una mujer que sea un personaje literario consistente y que, sin oscurecer ni tergiversar su condición de monja y de religiosa, no de la imagen un poco pesada que a veces tiene lo hagiográfico? Me pareció que tratar de resaltar el rasgo del humor y el de una mujer movida por el ideal caballeresco, de los libros de caballería, podía ser apropiado.02.Bruno Montano entrevista a Juan Manuel de Prada-Trabalibros

- B.M.: Eso me resulta muy curioso. No todo el mundo sabe que Teresa era aficionada a las novelas de caballerías, incluso se habla que, junto con su hermano, escribió de joven una novela de este género (“El caballero de Ávila”).

- J.M.P.: Sí, escribió este libro que comentas y leyó mucha novela de caballería, a través de su madre, que es probablemente quien le enseñó a leer y a escribir, quien le inició en la lectura. Este rasgo, aunque ella solamente lo menciona de pasada en el "Libro de la vida", a mí me parece que es un rasgo muy característico de su personalidad. Es evidente que esas lecturas la marcaron y, en el último tramo de su vida, cuando decide ponerse a caminar por los caminos de España durante los últimos 20 años de su vida, siendo ya una anciana, para fundar conventos, sólo se explica porque ella tenía ese ideal de la caballería andante.

- B.M.: Claro, esta pasión que heredó de su madre posiblemente fue la que hizo que su vida fuera “como milicia”. Incluso consideraba a Isabel de Santo Domingo su escudera y fingía algún que otro lance de espada. Tú la defines como una caballera andante a lo divino, en lucha siempre contra el fariseísmo y la degradación de las costumbres cristianas. Para ella el diablo estaba constantemente falsificando la obra de Dios: "falsifica la fe y la vuelve fanatismo, falsifica la mística y la vuelve teatralidad..." Ella iba derrumbando todas estas falsificaciones.

- J.M.P.: Muchas veces se dice que Santa Teresa fue una mujer perseguida por la propia Iglesia; esto es absurdo. Santa Teresa fue apoyada por clérigos muy prestigiosos e importantes, desde San Francisco de Borja a San Pedro de Alcántara. La Inquisición no la persiguió sino más bien todo lo contrario; realmente la Inquisición despacha por la vía rápida el proceso contra Santa Teresa y la absuelve de toda sospecha. No solo eso, sino que aconseja la lectura de su obra como modelo para una vida cristiana. Pero sí que es verdad que en la Iglesia hay determinados personajes o sectores que la miran con recelo y otros que incluso la odian y tratan de destruirla. Sin embargo, en cuanto uno profundiza se da cuenta de que quienes le atacan de forma más abierta y enconada son quienes han hecho de la fe una pura tramoya, una farsa. Por ejemplo, los superiores de su orden, que en ese momento era una orden hundida en la más absoluta decadencia y, en general, gente que había perdido la fe aunque les interesaba mantener un simulacro para conseguir sus fines. 

03.Bruno Montano entrevista a Juan Manuel de Prada-Trabalibros- B.M.: Yo recuerdo que en “Morir bajo tu cielo” había una crítica hacia la vieja tentación de la Iglesia de arrimarse al poder y que ha interferido a veces en su verdadera labor espiritual y pastoral de transformar el mundo y salvar las almas. En “El castillo de diamante" Santa Teresa representa todo lo contrario: la resistencia de lo religioso ante todas las tentaciones del poder político. Planteas la novela como una especie de lucha entre lo mundano y lo divino en el marco del Siglo de Oro, con dos protagonistas fuertes y excéntricas.

- J.M.P.: Sí. Y de alguna manera Santa Teresa demuestra cómo es posible convivir con el poder, o incluso sacar partido del mismo. Es un momento en el que los nobles castellanos entienden que para ganarse la gracia del Rey y los tenga entre sus predilectos lo que tienen que hacer es ayudar a la Reforma de Santa Teresa. El Rey está de acuerdo con esta Reforma y Santa Teresa se aprovecha de esta circunstancia. Sin embargo, cuando los poderosos tratan de darle el "abrazo del oso", que es lo que generalmente el poder político trata de hacer con aquellas personas de las que quiere sacar tajada, ella no se deja. En esto sigue siendo un ejemplo todavía hoy, para muchas personas e instituciones; para la Iglesia, por supuesto. Pero también, por ejemplo, para los periodistas. El periodista suele ser una persona halagada por el poder porque le interesa domesticarlo para utilizarlo en beneficio propio. Y hay que plantar cara y oponer resistencia ante ese poder que trata de engatusarte para luego utilizarte.

- B.M.: Como Ana de Mendoza, que quería utilizar a Teresa. Ya que ella no conseguía elevarse espiritualmente como Teresa, quería tenerla cerca para a través de la fundación del Convento lograr algo que ella por sí misma no conseguía. Ana descubre que “la pasión política que hace creer a quien la profesa que se ha elevado como un diosecillo, era un reflejo o simulacro terrenal de la pasión mística, que aspiraba a elevarse para alcanzar a Dios”. Como dices en tu novela, el ansia de poder ("apetito imperativo", "afán de mando" o "líbido dominandi" en palabras de San Agustín) era para Ana un sucedáneo del impulso religioso.

- J.M.P.: Sin duda. La política no deja de ser un intento de remedar o de imitar paródicamente la vida que nos ha sido prometida en el Cielo. De hecho, todas las ideologías tratan de instaurar un Paraíso en la Tierra. Y la ambición política suele ser una versión degenerada, una versión sucedánea de la vocación religiosa.04.Bruno Montano entrevista a Juan Manuel de Prada-Trabalibros

- B.M.: Como no puede embriagarse de Dios, decide embriagarse de poder.

- J.M.P.: Claro, el poder es algo que en cierto modo te hace sentir como Dios. Es la tentación de la serpiente que aparece en el Génesis: "seréis como dioses". Esta es la vieja tentación humana.

- B.M.: Teresa tenía a Dios y eso le bastaba. Ana no lo tenía y por eso para ella nada era suficiente. Ana tenía hacia Teresa una admiración envidiosa, un “sentimiento mixto” hacia ella que “enconaba su ánimo y la empujaba hacia las acciones más turbulentas”. Este sentimiento ambivalente hacia Santa Teresa le llevó a denunciarla ante la Inquisición.

- J.M.P.: Así es. La Inquisición no persiguió a Santa Teresa, tuvo que investigar porque hubo denuncias contra ella pero estaba a favor de ella. La Inquisición no podía estar contra Santa Teresa porque era un tribunal a las órdenes del Rey y el Rey era un promotor de la Reforma de Santa Teresa.

- B.M.: Me ha gustado especialmente el capítulo en el que Ana de Mendoza y su esposo Ruy dedican una noche entera a leer “El libro de la vida” de Teresa. Durante esta lectura Ruy, impresionado, se convierte en un apasionado defensor del libro, considerándolo el libro de una “criatura única y excepcional”. ¿El análisis que hace Ruy del libro de Teresa coincidiría con tu propia lectura del mismo?

05.Bruno Montano entrevista a Juan Manuel de Prada-Trabalibros- J.M.P.: Bueno, también algunas de las cosas que dice la Princesa puedo pensarlas yo. Una de las cosas, por ejemplo, que destaca es el desaliño con el que escribe, que es algo muy interesante tanto para mí como para muchos. Su falta de retórica es una cosa absolutamente novedosa en la literatura de la época. En aquella época se escribía con unas pretensiones retóricas absolutas y de repente te encuentras textos como los de Santa Teresa, en los que no hay retórica alguna. Esto en gran medida es algo extraordinariamente atractivo, pero al mismo tiempo es algo muy descolocante y la Princesa se rebela contra una persona que no sabe utilizar los signos ortográficos, o que introduce digresiones en mitad de lo que está contando y cuando acaba se olvida de volver a lo que estaba diciendo. Todo esto tiene también un componente exasperante, pero al mismo tiempo tiene también un componente novedoso, muy atractivo y muy moderno. Porque en realidad Santa Teresa está escribiendo al compás del corazón, no está escribiendo como un escritor profesional que lo calcula y lo premedita todo; de ahí viene gran parte del atractivo de su escritura.

- B.M.: Ruy dice al final: "Es que Teresa escribe como habla".

- J.M.P.: Sí, aunque esto no es exactamente así, porque Santa Teresa es una mujer que bajo esa apariencia de naturalidad también tiene sus lecturas y sus referencias, de hecho está perfectamente estudiado el modo en que ella utiliza y reutiliza materiales de escritores espirituales anteriores.

- B.M.: Como "El tercer abecedario espiritual" de Fray Francisco de Osuna.

- J.M.P.: Este es el escritor que más le influye de forma evidente, pero hay otros muchos. Pero ella logra escribir de una manera que convierte todas esas influencias en originalidad. Da la impresión de que todo lo ha escrito de manera espontánea, pero esto es una falsa impresión. Ella es una mujer que tiene unos dones literarios, que no se ajustan a la preceptiva literaria de la época, pero que son igualmente muy eficaces.

- B.M.: En el "Libro de la vida" Santa Teresa dice: "Siempre fui amiga de las letras". Es una mujer leída, pero no con una formación académica como la de San Juan de la Cruz.

- J.M.P.: Sin ninguna duda. No es una monja latina como ella decía porque leía en romance, pero sí, es una mujer muy leída. En su juventud leía novela de caballería y luego leyó mucha literatura espiritual. Ella no es una mujer con una formación académica, no es alguien de lecturas ordenadas ni organizadas, pero es una mujer muy leída, claro.06.Bruno Montano entrevista a Juan Manuel de Prada-Trabalibros

- B.M.: En una primera lectura de sus obras puede dar la impresión de que escribía con cierta ingenuidad, pero luego te das cuenta de que no es así, que hay cierta intención pedagógica y de estilo en sus escritos.

- J.M.P.: Eso forma parte de su gracia. En "El castillo de diamante" se subraya muchas veces cómo ella podía ser boba e inteligentísima a un mismo tiempo. Esta es su gracia y la razón por la que ella triunfa. Por una parte suscita ternura, parece ingenua, desconcertantemente despistada, pero al mismo tiempo ella está hilando muy fino. Y no hacía esto por disimulo, ella tenía un carácter muy original y muy especial.

- B.M.: Me interesa mucho de ella esa frescura que comentas. Y también su sensualidad. Los escritos y los diálogos de Teresa, sobre todo cuando se refiere a su relación con Dios, están cargados de una sensualidad abrasadora. Cuando pensamos en ella a todos nos viene a la mente la imagen de la escultura de Santa Teresa realizada por Bernini, en la que representa a la santa en un momento de éxtasis místico. ¿El amor divino y el amor humano, el éxtasis espiritual y el éxtasis físico, en definitiva tendrían una base común?

- J.M.P.: Yo creo que mezclar esas cuestiones es algo peligroso y parte de una incomprensión de las cuestiones espirituales. Como no tenemos manera de mostrar qué es lo que Santa Teresa sentía en sus experiencias místicas tratamos de asimilarlo a la experiencia carnal o erótica. A mí esto me parece un poco disparatado. Yo creo que son experiencias distintas. Otra cosa es que sean experiencias que inundan todo el ser y por eso el místico, para expresar lo que está gozando, necesita recurrir a expresiones que nos pueden parecer carnales, pero yo creo que son cosas muy distintas. 

La escultura de Bernini efectivamente es quizás la imagen más divulgada de Santa Teresa y, aunque en términos artísticos es una obra maestra, creo que ha contribuido a confundir o incluso a enturbiar lo que es la experiencia mística. Pero el recurrir a imágenes amatorias para describir la relación mística del alma con Dios es algo natural, porque tienes que recurrir a algo que la gente pueda entender. Estás hablando de algo inefable, algo a lo que el común de la gente no tiene acceso y tienes que mostrarlo con imágenes que a la gente le resulten familiares, es natural que se recurra a esta imagen nupcial o amorosa. Esto ya aparece en la Biblia, en el Cantar de los Cantares. Y en el Apocalipsis las imágenes nupciales son constantes, es así en toda la Biblia. Es una tradición que hunde sus raíces en los libros medulares bíblicos, es algo natural. Pero yo no creo que la experiencia mística y la experiencia erótica sean asimilables. 

08.Bruno Montano entrevista a Juan Manuel de Prada-Trabalibros

- B.M.: Y hablando de sensualidad, no puedo resistirme a preguntarte por una parafilia que se repite constantemente en toda la novela. ¿Qué tenía el parche de la Princesa de Éboli que excitaba tanto a los hombres y que volvía loco a su esposo Ruy y también a Antonio Pérez?

- J.M.P.: (Risas). Este es un componente surrealista, casi buñueliano, que introduzco en la novela. Es casi como una broma constante, un guiño a Buñuel, que en muchas de sus obras convierte a las mutiladas en objeto de deseo ("Tristana", "La muerte de Artemio Cruz"...) A cualquier persona seguramente una mutilación le provoca asco o repulsión, pero a mí me apetecía hacer que durante toda la obra, todos los hombres que se acercan a la Princesa sientan deseo de besar su cuenca vacía. De alguna manera era como una broma, una especie de subversión de los tópicos amorosos; una forma burlona de mostrar que el amor es ciego, y nunca más ciego que queriendo besar un ojo sin vida.

Desde Trabalibros agradecemos a Juan Manuel de Prada el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a los responsables del espacio multidisciplinar "La Chaise - retro & med" de Valencia el haber cedido un lugar ideal para esta conversación y a la editorial Espasa el haber hecho posible el encuentro con este autor.

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