Trabalibros entrevista a Juan Manuel de Prada, autor de "Morir bajo tu cielo"

martes, 14 de octubre de 2014
"Nuestra sociedad tiene que hacer una reflexión acerca de si la vida que llevamos es la vida que nos gustaría llevar".
El escritor y articulista Juan Manuel de Prada es uno de los autores más brillantes de la literatura contemporánea. Fue seleccionado en 1997 por la revista The New Yorker como uno de los seis escritores más prometedores de Europa, tras recibir el Premio Planeta por su obra "La tempestad". Obtuvo el Premio Primavera y el Premio Nacional de Narrativa por "La vida invisible" y el Premio Biblioteca Breve y el Premio de la Crítica de Castilla y León por "El séptimo velo". También ha obtenido los más prestigiosos reconocimientos del periodismo literario, entre los que destacan los premios Mariano de Cavia o Julio Camba.

Morir bajo tu cielo (Juan Manuel de Prada)-TrabalibrosDebutó en 1995 con "Coños" y ese mismo año publicó la recopilación de relatos "El silencio del patinador", libros que sorprendieron gratamente a la crítica. Es autor además de "Las máscaras del héroe" (Premio Ojo Crítico de Narrativa de RNE), "Las esquinas del aire", "Desgarrados y excéntricos" y "Me hallará la muerte".

Bruno Montano de Trabalibros ha tenido la oportunidad de entrevistarle con motivo de la publicación de su última novela "Morir bajo tu cielo" (ed. Espasa), una novela de ideas, épica, intimista y de aventuras que homenajea "a tantos hombres y mujeres que suplieron la ineptitud de unos gobernantes nefastos con voluntad, valor, sacrificios personales y amor a sus semejantes".

- Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): Tú sostienes que las obras se van gestando al hilo de la vida y que siempre hay algo que te trae una historia de forma imprevista e impremeditada. Basta con estar receptivo y la historia llega. Las historias, de alguna manera, te eligen. ¿Qué es lo que te ha traído esta historia? ¿Qué circunstancia, hecho, lectura, vivencia te ha impuesto esta novela?

- Juan Manuel de Prada (J.M.P.): Hay un hecho, allá en la noche de los tiempos. Hace aproximadamente quince años, Garci me propuso escribir un tratamiento para una historia ambientada en Filipinas. Este proyecto se fue a pique, pero sirvió para que yo me sumergiese mucho en el ambiente de la Filipinas española o a punto de dejar de serlo, la que estaba en guerra contra los españoles. Esto me atrajo muchísimo, me permitió descubrir un mundo del que no tenía noticia. Es muy llamativo que España llegase a Filipinas y que en Filipinas se fundase un trocito de España.

Hoy en día todavía resulta más alucinante cuando viajas a Filipinas y descubres que apenas quedan restos de la influencia española. Aparte de algunas iglesias y algunas construcciones muy dañadas por los terremotos y por las guerras que hubieron, las huellas materiales son muy pocas. Como huella espiritual está el catolicismo, que sigue siendo la religión mayoritaria, pero realmente es un país que guarda muy poca resonancia de nuestra tierra. A mí me perturbó mucho este hecho y empecé a leer muchos libros sobre la Filipinas de la época (finales del siglo XIX) y así, poco a poco, se me fue deparando esta historia, que trata de ser una reconstrucción de lo que pudo ser la Filipinas española y de las causas por las que dejó de serlo. Han sido muchos años de interés por el tema, de algún viaje a Filipinas, de muchas lecturas, etc.

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- B.M.: El responsable último, digamos que fue José Luis Garci.

- J.M.P.: Bueno, de alguna manera al sugerirme esa historia, efectivamente me suscitó la curiosidad hacia un mundo al que no sé si con posterioridad me hubiese acercado. En aquel momento, desde luego, no era mi intención.

- B.M.: He leído en algún sitio que te defines como un escritor "un poco antiguo". Para contar "Morir bajo tu cielo" has elegido una estructura clásica: un prólogo en el que cuentas un sangriento incidente que desencadena la historia; una primera parte en la que presentas a todos los personajes y que es una especie de “dramatis personae” expandida; una segunda parte, el nudo, en la que todos los personajes confluyen en el tiempo y en el espacio y se interrelacionan; una tercera parte, el desenlace, en la que se relata la épica resistencia de los españoles ante el asedio tágalo; un epílogo y unos agradecimientos finales. ¿Qué crees que aporta esta estructura a la novela?
02.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Manuel de Prada
- J.M.P.: No creo que aporte nada en especial, yo creo que es una manera de contar las historias. Yo me considero un escritor tradicional más que antiguo, porque creo que la tradición tiene muchas enseñanzas provechosas que no tenemos por qué tirar por la borda y creo que al final, después de la experimentación y las vanguardias, lo que nos queda siempre es el gusto por contar una historia a la antigua usanza. Eso es lo que yo he tratado de hacer, sin ningún tipo de vergüenza ni necesidad de pedir disculpas, contar una historia como la contaban los narradores del siglo XIX sin más.

Aunque, naturalmente, nunca la cuentas igual porque hay ciertas ingenuidades del género que tú ya no tienes, tú ya eres un hombre de otro tiempo y sobre ti pesan determinados desengaños, ya no sólo personales sino colectivos, que hacen que tu mirada sea distinta. Por ejemplo, el heroísmo no lo puedes retratar igual que lo hacía un escritor del XIX, porque hoy en día ya hay muchas cosas que no te crees, ya estás más desengañado que un escritor de esa época, pongamos por caso. Pero creo que la tradición literaria es algo que sigue vivo y en este sentido podemos aprender mucho más de Homero o de Cervantes que de escritores de vanguardia, que por otra parte cuando los conoces te das cuenta de que se están quedando viejos. Yo creo que en lo clásico siempre hay una esencia perpétua. Yo no hablaría tanto de escritor antiguo como de tradicional.

- B.M.: Es una fórmula tremendamente eficaz y contrastadísima de contar una historia. Es, como tú dices, la forma natural de contarla.

- J.M.P.: Sí, efectivamente. Esto no quiere decir que yo tenga nada en contra de alternar planos temporales y demás, en absoluto, y en otros libros lo he hecho, pero aquí quería contarlo así, tal cual, de forma lineal, con narración en tercera persona; aunque, al mismo tiempo, introduzco una narración en tercera persona en cada capítulo dependiendo del personaje que tiene la voz cantante, adopto la perspectiva de ese personaje. También tiene sus, no las llamemos "innovaciones", pero sí concesiones a la novedad.
03.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Manuel de Prada
- B.M.: Has citado a Homero y yo tengo una curiosidad al respecto. Siempre que el pérfido holandés de tu novela inyecta morfina a sus víctimas el narrador repite que la sangre que recibe la droga es "desprevenida y hospitalaria". Eso me ha recordado a algo que hacía Homero en la "Ilíada", cuando repetía la frase "la aurora de rosados dedos".

- J.M.P.: Sí, en alguna otra ocasión lo hago también, efectivamente. Caracterizar a una persona o a una acción con los mismos epítetos de alguna manera establece un ritornelo dentro de la historia que remite al lector a pasajes anteriores. Es una cosa que suelo hacer y no sólo aquí, sino en general en toda mi obra.

- B.M.: Como telón de fondo de la historia de "Morir bajo tu cielo" hay una crítica al periodo histórico español conocido como Restauración, una crítica que se extiende a la política de alternancias entre Cánovas y Sagasta, al ejército y a la Iglesia.

- J.M.P.: Es también una crítica a nuestra época. Aunque específicamente hago una crítica sobre la época de la Restauración, de alguna manera yo creo que nuestra época tiene una serie de características semejantes a la de la Restauración. No olvidemos que la Transición es un proceso político muy semejante a éste; es un proceso en el cual cierras en falso unas heridas causadas por la guerra (en el caso de la Restauración las Guerras Carlistas y en el de la Transición la Guerra Civil), las cierras dejando fuera a mucha gente (los carlistas en un caso y los republicanos en el otro) e inmediatamente se convierte en un régimen que, bajo una apariencia democrática, es un régimen oligárquico de reparto de poder con unas estructuras muy férreas, donde el pueblo se convierte en una especie de comparsa que sufre las consecuencias de los errores políticos (en el caso de la Restauración una serie de guerras, la de Filipinas, la de Cuba, etc. y en el caso de nuestro tiempo la crisis económica).

Alguien dijo que las guerras hoy en día no se libran en los campos de batalla sino en el el parquet de las bolsas y yo creo que es cierto. De alguna manera, lo que nos ha ocurrido durante estos años y lo que nos está ocurriendo es que estamos siendo víctimas de una guerra despiadada que no nos mata pero nos va arrojando a la cuneta, que es la crisis económica. 
04.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Manuel de Prada
La novela es muy despiadada con ese régimen político, que yo creo que fue nefasto para España y que tendría que haber caído después del desastre del 98. Yo creo que una de las grandes tragedias de la España contemporánea es precisamente que la Restauración no cayó en el año 98, sino que después del desastre se mantuvo y eso lo que fue haciendo es crear mayor conflictividad, por eso la sociedad española fue a desembocar al final en la Guerra Civil. Sí, mi mirada es bastante crítica.

- B.M.:  Una crítica que creo se refleja perfectamente en la carta del carlista Ramiro Garzón a su hija mestiza Guicay. De alguna manera esta carta refleja el posicionamiento ético y político de la novela.

- J.M.P.: Sí, es una carta muy importante. Esa carta y también un diálogo que hay de Las Morenas con un canónigo y una serie de fuerzas vivas en una fiesta que se hace en la Casa Consistorial para homenajear a Primo de Ribera. Ambos textos son bastante orientativos de la crítica de fondo que hay en la novela. Pero sí, la carta que comentas es muy importante.

- B.M.: También hay una crítica a la Iglesia, en realidad a una parte de ella. Contrapones muy bien en la novela la existencia de dos iglesias: una cercana al pueblo, representada por Sor Lucía y Fray Cándido, y otra cercana al poder, cualquiera que fuera el signo de éste, interesada sólo por mantener los privilegios de su situación. 
00.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Manuel de Prada
- J.M.P.: No es que sean dos Iglesias, es la vieja tentación de la Iglesia, que siempre ha sido arrimarse al poder. Eso a la Iglesia siempre le ha traído por una parte dolor, porque el poder lo que siempre pretende naturalmente es convertirte en un lacayo, y por otra parte desafección por parte de los propios creyentes, que lo que desean es una Iglesia al margen del poder político y del poder económico. Esa es la grandeza de la Iglesia, que desarrolla su labor al margen de los poderes establecidos, da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Esta frase siempre se ha interpretado de un modo "cambalachero", como que hay que "cambalachear" y se puede servir a Dios y al diablo y no, lo que quiere decir es que el César y Dios forman compartimentos totalmente estancos y que la labor de la Iglesia es una labor espiritual de transformación del mundo y de salvación de las almas que no tiene por qué contar con el poder político. En ese sentido sí hay una crítica en la novela a esa tentación perenne de la Iglesia de arrimarse al poder político.

- B.M.: De hecho, hablas en la novela incluso de un Decreto de Maura por el cual los clérigos y las órdenes religiosas tenían que ponerse al servicio del gobierno.

- J.M.P.: Sí, porque el Estado lo que quiere es tener un poco a la Iglesia a su servicio. Es lo que está ocurriendo hoy también. Es muy complicado. La Iglesia tiene una fuerza enorme porque es un poder espiritual y el poder sobre las almas es un poder formidable, porque no se basa en el dinero. Los gobernantes siempre han querido tener controlada a la Iglesia porque temen ese poder espiritual y siempre han querido ejercer un control sobre ella que llegue hasta donde se pueda, generalmente a través de los presupuestos del Estado. A mí me hace mucha gracia, porque siempre están diciendo que van a retirarle a la Iglesia la asignación que le dan, cuando realmente se la dan porque les conviene, para tener a la Iglesia agarrada. Sí, en la novela también hay una crítica a esta dinámica que es muy propia del Estado liberal, que desamortiza bienes a la Iglesia pero a cambio le da una asignación en los presupuestos. Es decir, le quita medios directos de producción y a cambio la subvenciona. Es una manera de tenerla controlada.

- B.M.: Me ha sorprendido, porque lo desconocía, la influencia de la masonería en todo el proceso de insurrección tágalo, con la presencia de la sociedad secreta Katipunan. ¿Hasta qué punto fueron importantes las ideas masónicas en todo este proceso independentista?
06.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Manuel de Prada
- J.M.P.: La masonería tiene una importancia clave en la independencia de todas las colonias americanas. En el caso americano es sobre todo vía inglesa y francesa; en el caso de Filipinas las vías de filtración principales vinieron por parte de la masonería española, que abre muchas logias allí y trae todas las ideas de emancipación, de derecho a decidir, etc. Y sí, desempeñó una labor fundamental en la insurrección filipina. Luego ocurre que la masonería se tropieza en Filipinas con que no cala, a la gente autóctona eso de la masonería le parece demasiado rebuscado, demasiado refinado e intelectual. Ellos lo que buscan es una alianza con sociedades secretas de tipo esotérico, con ritos un poco paganos. Pero sí, la masonería desarrolla una labor muy fuerte. El combate entre la masonería y la Iglesia es un hecho histórico cierto y en esta época más. Hoy el mundo ya es masónico, quiero decir que las ideas masónicas ya se han impuesto. Son las ideas que circulan libremente, pero en aquella época había un gran combate ideológico de fondo, una visión cristiana de la vida frente a lo que sería la masonería. Este combate se da de forma muy fuerte y evidente en Cuba y en Filipinas.

- B.M.: También se observan a lo largo de la novela importantes críticas a ejército español, sobre todo verbalizadas por el Capitán Las Morenas y el soldado y antiguo maestro Juan Chamizo. ¿Eran en aquella época los soldados esclavos de los poderosos? ¿Simplemente eran instrumentos para defender los intereses económicos y políticos en las élites españolas?

- J.M.P.: Sin duda. Yo siempre he creído que los ejércitos tienen que ser populares. Alguien dijo que los soldados son esclavos con uniforme. Estos ejércitos perpétuos en el fondo al final son fuerzas al servicio del Estado, del poder. Los ejércitos deben ser populares, deben armarse y organizarse para hacer frente a las agresiones externas por patriotismo de la gente. Así fue el ejército español en la Guerra de la Independencia, pongamos por caso. En cambio, estos ejércitos permanentes son mucho más sospechosos de estar al servicio del gobernante de turno y en una época como la presente en la que los gobiernos obedecen a intereses sospechosos y sórdidos el papel de los ejércitos a mí me parece todavía más dudoso, porque al final el ejército se convierte en un pelele del poder político. Una cosa es que el ejército sea tan peligroso como para poder defenestrar al poder político cuando le dé la gana y otra cosa es que el ejército se convierta en pelele del poder político.
07.Bruno Montano de Trabalibros entrevista a Juan Manuel de Prada

En el libro sí hay una crítica fuerte al respecto y digamos que los militares más conscientes de la novela ven cómo el ejército se está convirtiendo en una panda de fariseos que lo que buscan es el provecho personal, que se está repartiendo los despojos de España y que al mismo tiempo permite que las clases populares sean utilizadas como carnaza en estas guerras.

- B.M.: Porque los ricos pagaban 2.000 pesetas si la guerra era en ultramar, o 1.500 si era en la península, para que sus hijos se libraran de combatir.

- J.M.P.: Así era, es algo dramático pero así era. A cambio del pago de una cuota las familias ricas lograban que sus hijos no combatiesen y en todas estas guerras al final los que se alistaron fueron jornaleros del campo, menestrales, obreros de las fábricas... la gente pobre. Y esto, naturalmente, va a generar mucha inquina. Por eso digo que lo mejor para España habría sido que la Restauración hubiera caído aquí, en el desastre del 98, porque esto fue generando mucho resentimiento.

- B.M.: Cambiando de tema, en una autoentrevista que te hiciste a ti mismo hace 15-16 años y que he recuperado te preguntaste si habías encontrado la amistad en los ambientes literarios. ¿Sigues pensando como antes que "la generosidad es un espejismo en la república de las letras, la amistad un vago circunloquio de la traición y el mundo literario un ecosistema regido por los mecanismos de la depredación"?

- J.M.P.: Sí. Ahora precisamente la crisis económica ha hecho que la literatura como medio de vida prácticamente esté desapareciendo y la disputa por la supervivencia es más fuerte. A mí los ámbitos literarios siempre me han parecido poco agradables, siempre los he rehuído y ahora más que nunca. Eso no quiere decir que no tenga mis amigos escritores, amistades literarias que conservo a lo largo de los años, pero son contadas; quizás también porque tuve la fortuna o la desgracia de triunfar joven, de darme a conocer muy joven, y la verdad es que me he tropezado con mucha hostilidad. Yo creo que los mundos muy cerrados, muy endogámicos, desarrollan este tipo de competencias.

- B.M.: Tengo curiosidad por saber si te identificas con un pensamiento de Chamizo, uno de los personajes de "Morir bajo tu cielo". 

- J.M.P.: La verdad es que me identifico con bastantes cosas que dice Chamizo, pero dime la frase a ver si es así.
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- B.M.: Es con respecto al progreso y dice: “El progreso consiste en alterar el alma humana para que se adapte a sus condiciones, en lugar de alterar las condiciones para que se adapten al alma humana”.

- J.M.P.: Sí, sin duda alguna. Yo creo que la característica fundamental del progreso, tal y como se concibe hoy, es que las personas nos tenemos que amoldar a las líneas que nos marca. Y esto yo creo que ha destruido mucho las sociedades, ha arrasado tradiciones seculares, ha cambiado el propio carácter de los españoles... La gente dice que para bien, yo no lo tengo tan claro. Y sobre todo yo diría que el progreso nos ha desvinculado. Yo lo que hecho de menos comparando el mundo en el que vivimos con el mundo de mi infancia, que tampoco es un mundo tan lejano, es que la gente tenía una red de relaciones mucho más tupida, mucho más fuerte, que por lo tanto te protegía de la propaganda y de todas esas cosas que te meten en la cabeza desde arriba. Yo creo que el progreso tiene un componente de destrucción de lo humano bastante fuerte y de debilitamiento de la sociedad. Las sociedades se hacen fuertes a través de la unión entre sus miembros y el progreso te permite estar al margen de la gente. Nuestra vida es cada vez menos comunitaria y más individualista y yo creo que está transformando nuestra naturaleza.

- B.M.: "Zoon politikon", como decía Aristóteles.

- J.M.P.: Claro, efectivamente. 

- B.M.: Quizás haya faltado un movimiento, como dice Pániker, retroprogresivo. Para avanzar puede que haga falta volver hacia atrás.

- J.M.P.: Probablemente sí. Ya lo decía Chesterton también, que el verdadero progresista es el que se detiene cuando ve que el camino le lleva al abismo y vuelve hacia atrás, hacia la encrucijada que dejó atrás, para poder seguir avanzando. Nuestra sociedad tiene que hacer una reflexión acerca de si la vida que llevamos es la vida que nos gustaría llevar. Mucha gente a nivel individual se lo plantea y a lo mejor piensa, ¿yo qué hago viviendo en Madrid si a mí lo que me gusta es estar en el campo?, o ¿qué hago yo dedicado a un trabajo absurdo que no me interesa nada si a mí lo que me gusta es cocinar? Esta reflexión yo creo que nos la tenemos que hacer también como sociedad y preguntarnos, ¿esto es lo que deseamos? Muchas veces me lo pregunto cuando nos oprimen, por ejemplo, desde la Unión Europea. ¿Por qué aceptamos esto? ¿De verdad el euro es tan importante, o la balanza de pagos? ¿Por qué estamos haciendo cosas que nos perjudican, que nos están machacando y que no sabemos a quien benefician? Esa reflexión nos la deberíamos hacer como pueblo.

Desde Trabalibros agradecemos a Juan Manuel de Prada el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también al Hotel Astoria de Valencia el haber cedido un espacio ideal para esta conversación y a la editorial Espasa el haber hecho posible el encuentro con este autor.
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