¿A quién no le asaltan los recuerdos de su infancia cuando piensa en los
Cuadernillos Rubio? La simple mención de "
Mi mamá me mima", la frase con la que todos nos iniciábamos en el arte de la escritura, o la visión del dibujo del niño de los cuadernos nos retrotrae a las dulces e interminables tardes de verano en las que, además de jugar, reforzábamos lo que habíamos aprendido durante el curso rellenando algunas hojas de caligrafía, cálculo o problemas.
Quien más y quien menos ha utilizado el
Método Rubio durante el periodo escolar, pero lo mejor de todo es que este proyecto sigue en vigor y cada día está más vivo. Desde que fue creado por el profesor
Ramón Rubio en 1956 hasta nuestros días no ha dejado de servir de apoyo a los escolares de varias generaciones y gran parte del mérito es de
Enrique Rubio, hijo del fundador y líder de esta empresa familiar desde 1998. Tras poner en marcha un plan de renovación y diversificación de las líneas de negocio, los cuadernos se han actualizado en cuanto a contenidos y aplicaciones tecnológicas. Se emprendieron además nuevos proyectos como la Fundación Rubio, a través de la cual el Método Rubio amplía su área de acción a mayores a través de cuadernos de estimulación cognitiva.
Bruno Montano de
Trabalibros tuvo la oportunidad de entrevistar a
Enrique Rubio con motivo de la publicación de "
Mi mamá me mima", un libro que homenajea el Método Rubio y que tiene la capacidad de hacernos viajar hasta nuestra infancia por medio de "un recorrido nostálgico a través de la caligrafía y el cálculo" (editorial Espasa).
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Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): "Mi mamá me mima" es un homenaje a tu padre, Ramón Rubio. Por otra parte, es una historia de un producto en concreto y de una empresa. Pero también es un viaje nostálgico a la niñez. Recupero una cita de
Rilke que aparece en este libro y que dice "La primera patria del hombre es la niñez". ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?
- Enrique Rubio (E.R.): Sí. Y además es curioso: si rememoro mi infancia recuerdo que cuando era pequeño yo no podía decir a qué se dedicaba mi padre, porque vendía deberes y esto podría traerme problemas con mis amigos. Sin embargo, a lo largo del tiempo, todo esto se ha visto de una manera nostálgica. Lo que antes nos parecía negativo, como hacer deberes en verano, ahora nos trae nostalgia.
Y la idea del libro surgió de algo que tiene que ver con esto. Cuando la gente venía aquí, al despacho, y veía la portada o un cuaderno antiguo, en seguida se trasladaba a la infancia y se emocionaba. Yo creo que más o menos hace una década cuando lo antiguo se volvió a poner de moda. Hace 15 ó 20 años, cuando yo empecé en el mercado editorial, cuando una cosa estaba antigua se decía que había quedado obsoleta. Ahora, sin embargo, vemos anuncios u otras cosas antiguas que hemos vuelto a poner de moda nosotros mismos, porque para nosotros tienen su atractivo, su valor especial. "Mi mamá me mima" aporta muchas frases, muchas páginas y también muchos valores, algunos de los cuales están totalmente obsoletos y que ahora, al leerlos, nos echamos las manos a la cabeza, aunque sin embargo eran perfectamente normales en la época del franquismo.
En definitiva, estoy completamente de acuerdo con la afirmación de Rilke, ya que el poder de la infancia es algo que vamos viviendo toda la vida. Y esto es algo que yo compruebo con los Cuadernos Rubio, con las personas que se emocionan cuando los ven. Hay incluso alguno que no ha podido evitar las lágrimas porque se acordaba de que exactamente ese dibujo lo había hecho, recordaba el momento concreto y a lo mejor habían pasado 30 ó 40 años.
- B.M.: Sí, a mí me ha ocurrido. Leyendo "
Mi mamá me mima" he reconocido portadas que yo recordaba de cuadernillos que hice cuando era niño. Y ahora el que los hace es mi hijo.
- E.M.: Claro. Es un libro de emociones y, como has dicho, es un viaje al pasado para conocer un poco la historia de los años 50 y 60, en contraposición con las páginas finales del libro, que recogen la adaptación a las nuevas tecnologías. Lo que pretende es despertar la emoción y los recuerdos del lector, sacar esa parte emotiva que es muy bonita.
- B.M.: Mientras lo leía pensaba que para un empresario su objetivo es ganar dinero, pero su sueño es convertir su producto en un icono. Y en este caso vosotros lo habéis conseguido. Habéis convertido vuestro producto en un icono social, cultural, representativo de una época. Yo creo que esto es lo máximo a lo que puede aspirar cualquier empresario.
- E.M.: En nuestro caso, cuando la gente piensa en Cuadernos Rubio cree que es una compañía grande, de 200-300 trabajadores, pero cuando viene a las oficinas se da cuenta de que somos 3 ó 4, mas 3 ó 4 personas que están en fábrica. No pasamos de 10 trabajadores, somos una empresa pequeña. ¿Qué quiere decir eso? Que el poder económico que tenemos a la hora de buscar colegios o de hacer publicidad no es muy alto. Una de las estrategias que yo he seguido desde hace tiempo, al ver que existía ese interés por el pasado, ha sido lo que tú has comentado: hacer de la marca Rubio un icono. Es una forma de ganar en publicidad, en comunicación, con la que consigues que tu producto sea más creíble, que la marca tenga más peso en el mercado y que otras editoriales, que son muchísimo más potentes que nosotros y que también editan cuadernillos, no vendan tanto como nosotros.
Aunque yo, con la afirmación que haces, no estoy del todo de acuerdo, por lo menos en mi caso. El empresario, sobre todo después de los 7 años de crisis que hemos tenido, no tiene como objetivo ganar más, tiene como finalidad vender más. Y una de las cosas que sabe es que para vender más tiene que ganar menos e invertir más. Si no lo hace, salvo que tenga mucha suerte, no va a subsistir. Yo creo que las empresas que ahora están fuertes es porque se han adaptado a la crisis, han renunciado a obtener los mismos beneficios que sacaban antes y han tenido que plantearse que, si quieren continuar, deben mejorar mucho su producto y aprender a ganar menos. Y los beneficios ya vendrán. No debemos trabajar con la idea del corto plazo, sino de enriquecer tu compañía. Cuando yo me hice cargo de la compañía en el año 97 todas las editoriales vendían cuadernillos y yo me dije: "Rubio también existe". Me di cuenta de que había que hacer algo al respecto y hemos seguido la constante de hacer cosas durante 15 años. El resultado se ha visto reflejado en parte en el interés que tiene publicar el libro (que para otra marca sería difícil hacerlo) y en parte en el éxito que tiene nuestra marca.
- B.M.: Hay algo que has mencionado antes y que me interesa. Las frases que los niños copian, los enunciados de los problemas, no son inocentes, transmiten un mensaje. Yo creo que también hay una intención pedagógica en ese mensaje. Evidentemente, como tú has comentado, los mensajes que se podían lanzar hace 50 años son diferentes a los que se lanzan ahora. Aprovechando que el niño va a repetir esa frase y la va a interiorizar, esto puede ser una oportunidad para que el niño aprenda con ella, por tanto los contenidos son importantes. ¿Qué contenidos estáis lanzando en este momento?
- E.M.: Al principio de la década de los 2000 se me ocurrió la idea de que, además de enseñar cálculo y caligrafía, podíamos inculcar valores sociales. Llegábamos a 4 millones de niños y pensé que las frases, cambiándolas en la medida que era posible, podían servir para transmitir valores sociales. Primero hicimos una serie de alianzas con algunas ONGs sobre anuncios que destacaban valores como la igualdad, la tolerancia o la justicia y luego empezamos a cambiar frases de los cuadernillos. En los cuadernillos antiguos habían frases que hablaban con normalidad del tabaco, del vino, de las armas... Eso se ha tenido que cambiar por frases como "Es mejor utilizar energías renovables", "La energía eólica no contamina", "Ayer comí alimentos ecológicos", frases que hablan sobre el reciclaje, el ahorro, etc. Siempre que hemos podido, hemos quitado las frases que pudieran considerarse sexistas, las que hablan de pistolas, de golosinas... Nos hemos adaptado a los nuevos valores y eso, la verdad, es que tuvo mucho impacto. Yo recuerdo, hace 7 u 8 años una entrevista que me hizo Angels Barceló para Tele5 en la que decía: "Mi mamá me mima se sustituye por otras frases". No es así, porque hemos mantenido las frases que son loables y normales, pero hemos sustituido las que no nos parecían correctas por otras. Hemos intentado hacer una compañía un poco más humana.
- B.M.: Ya veo, de ahí la existencia de vuestra Fundación. Sois conscientes de vuestra responsabilidad social como corporación y habéis creado una Fundación que realiza una obra social.
- E.M.: Sí. Por nuestra actividad siempre nos han llegado peticiones de cuadernos, porque los cuadernos siempre han resultado muy útiles para los niños que no tienen recursos, ya que trabajamos la primera fase de la educación, la grafomotricidad (que es muy importante), el área matemática (que es fundamental para el desarrollo cerebral)... Hay gente que no entiende por qué es necesario hacer caligrafía, si ahora la gente ya casi no escribe a mano, o hacer cuentas si existe la calculadora, pero esto es parte de la educación y no se le puede privar al niño de ese tipo de ejercicios. Por eso estos cuadernos vienen muy bien para esa etapa de la infancia y nos han pedido infinidades de ellos distintas ONGs, sobre todo para enviar a otros países de habla hispana. Empezamos de esta forma, hasta que un día me planteé que una empresa como Rubio podía hacer algo más y en 2008 creamos la Fundación. A fecha de hoy hemos hecho un Centro de Estimulación para personas mayores, donde aplicamos el método de caligrafía que tenemos y que funciona muy bien, tanto en el niño como en la persona que envejece o que presenta problemas neurodegenerativos, como por ejemplo Alzheimer en sus primeras fases. La persona que se mantiene lúcida con 90 años no es por casualidad, es porque no se ha abandonado y se ha mantenido activo, es necesario seguir entrenando el cerebro para tener una mejor calidad de vida y envejecer más lentamente.
- B.M.: Me resulta muy interesante vuestra línea de cuadernillos para personas mayores. Tal y como dices, está demostrado que el trabajo activo y la estimulación cognitiva retrasa incluso los progresos degenerativos del cerebro, como el Alzheimer, el Parkinson o la demencia senil.
- E.M.: Son muy útiles. Yo recuerdo una asociación de Murcia, con la que trabajábamos antes, que tenía un banco de cerebros. Se dio el caso de que habían diseccionado el cerebro de una monjita que tenía Alzheimer y, sin embargo, no había desarrollado la enfermedad. El cerebro tiene una capacidad de conexiones internas que va siendo cada vez menor, pero si tú le fuerzas a buscar nuevos canales mejora.
- B.M.: Claro, aumenta el número de sinapsis, de contactos entre neuronas. La estimulación cognitiva consigue esto. En el caso de los niños favorece que haya más contactos y en el caso de los ancianos logra que se mantenga o se retrase el proceso de pérdida de contactos.
- E.M.: Así es, es muy importante.
- B.M.: Habéis sacado cuadernillos nuevos, distintos a los de antes. Me refiero, por ejemplo, al cuadernillo de repaso para verano tipo multiactividad, otros de comprensión lectora...
- E.M.: Sí, hemos sacado líneas nuevas. El de comprensión lectora surgió porque se ha detectado que uno de los mayores problemas que tienen los niños es que no entienden lo que leen y, al ponerse en contacto Sony con nosotros, acordamos hacerlo referente a la película "Hotel Transilvania". Si no te renuevas, llega un momento en que tu producto tradicional baja y la única manera de no perder la cuota de mercado es sacar novedades, ser una empresa que se adapta y que se adelanta a los nuevos tiempos.
- B.M.: También es interesante el origen de los
Cuadernos Rubio. En principio nació como un conjunto de fichas que hacía tu padre para completar el trabajo que hacían sus alumnos. Pero no eran unas simples fichas, debajo había un sustrato pedagógico importante que acabó convirtiéndose en el Método Rubio. ¿Qué bondades pedagógicas crees que tiene este método para haber logrado pervivir durante tanto tiempo?
- E.M.: Yo creo que se puso de moda, porque realmente en la época había cuadernos similares. Y se puso de moda gracias a la perseverancia de mi padre, que visitaba todos los colegios para vender ese método y consiguió que se vendiera masivamente. Y este método trataba de hacer fácil lo difícil. Usaba la repetición, trataba de que las operaciones que hiciera al principio el niño fueran muy fáciles... Mi padre tenía una capacidad didáctica muy grande, yo recuerdo que cuando era pequeño en su academia tenía los pasillos llenos. Él sabía hacer divertida la contabilidad, que era un rollo. Empezaba poco a poco y, cuando los niños se daban cuenta, ya estaban haciendo grandes operaciones con decimales y todo. O ejercicios complicados, que luego además les ayudarán cuando estudien una asignatura distinta, o cualquier profesión o carrera universitaria, porque van a saber ordenar mejor sus ideas a la hora de encontrarse con un problema. Si esa base la ejercitas y la consolidas bien, luego pasarás a un nivel superior con más herramientas.
- B.M.: La lengua y las matemáticas son las dos grandes bases. Saber leer y dominar el lenguaje matemático, que está en la base del universo.
- E.M.: Sí. Y escribir es muy importante. Escribiendo se está trabajando la pinza.
- B.M.: La conexión pinza-cerebro es lo que, según los psicólogos evolutivos, nos ha hecho hombres. La capacidad prénsil de la mano conectada con el cerebro.
- E.M.: Y eso, trabajado en todas las áreas, tanto en personas mayores como en niños, es muy útil.
- B.M.: Sí, porque la motricidad fina necesaria para coger un lápiz y dibujar con trazo preciso no es la misma que la que necesitas para apretar un botón. El trabajo mental que haces al escribir es diferente.
- E.M.: Claro. Cuando los finlandeses dijeron que iban a reducir la caligrafía escrita hubo un debate e incluso me llamaron. Y salieron a la luz unos estudios científicos en los que vimos que la escritura a mano activaba cuatro partes del cerebro que no se activaban al escribir en ordenador.
- B.M.: Estoy seguro. Fíjate que existe un arte japonés antiquísimo que se llama Shodō, el arte de la caligrafía, que aúna espiritualidad, filosofía y arte y consiste simplemente en trazar grafías de letras a mano. Los japoneses, con su infinita sabiduría, conocían lo importante que es la grafía, el trabajo fino de la mano y esa conexión con el cerebro.
- E.M.: La escritura, como la pintura o la música; todas ellas son actividades que pueden ayudar a las personas mayores.
- B.M.: Hay escritores que se resisten a pasar al teclado y que sólo escriben a mano, como Juan Manuel de Prada, según me confesó en una entrevista. Muchos opinan que estimula la creatividad mucho más que teclear y que provoca otro tipo de sensaciones.
- E.M.: Está claro que escribir a mano tiene sus bondades. Luego hay que participar de esta idea para que la gente, los pedagogos y maestros, se impliquen para que los niños trabajen la pinza. Ahora hay muchos colegios que trabajan con el iPad y ahí los niños están en su terreno. Yo conozco niños que han aprendido a sumar solos con nuestra aplicación, sin ningún maestro. Tiene sus ventajas, pero además es importante compatibilizar ambas cosas.
- B.M.: Escribir es importante neurológicamente y además tiene un componente artístico. Nadie escribe exactamente igual que otro, se puede identificar por su letra. La letra es algo muy particular, es algo tuyo. De algún modo tu caligrafía es una forma de expresarte, un sello personal.
- E.M.: Claro, es verdad.
- B.M.: Por otra parte, yo creo que una de vuestras ventajas con respecto a otras editoriales es el precio de los cuadernillos, que salen a un euro cada uno. Son tan económicos que llegan a cualquier bolsillo y eso es muy importante ahora, en época de crisis. Seguramente esto sea en parte la base de vuestro éxito.
- E.M.: Con un euro tienes para 15 ó 20 días de trabajo. Eso por una parte es un problema, porque al final no tienes tanto margen de maniobra para hacer nuevos proyectos, pero despacito y con buena caligrafía estamos haciendo cosas. Pero es cierto que la crisis no nos ha afectado gracias a que nos hemos adaptado, hemos trabajado un producto asequible económicamente, estamos continuamente reinventándonos, los cuadernos aunque parezca que son siempre los mismos están en continua transformación, tanto estéticamente como a nivel pedagógico. Por otra parte, todos los productos Rubio tienen una coherencia y eso es algo que otras editoriales no hacen. Nos hemos preocupado mucho de mimar nuestros Cuadernos Rubio.
- B.M.: Y por último, hay algo que me suscita curiosidad. Desde hace 50 años en España se han implantado muchas leyes educativas diferentes. ¿Cómo ha afectado esta circunstancia a vuestro trabajo?
- E.M.: Mi padre en eso fue muy visionario. En los cuadernos nunca puso EGB, Bachiller ni nada por el estilo. Siempre ponía "Sumas llevando", "Sumas sin llevar", "Caligrafía con vocales", "Caligrafía con consonantes"... Puede haber cambiado la edad en la que se empieza a aprender a escribir, pero el método sigue siendo el mismo. Los cuadernos han cambiado un poco, ahora está todo más amplio en la hoja porque al niño hay que darle más espacio, y también han cambiado alguna frases como hemos visto antes, pero la base es prácticamente la misma.
- B.M.: Aunque haya cambiado la ley educativa, no ha sido necesario cambiar los cuadernillos y adaptarlos a las exigencias de la misma.
- E.M.: Nunca. Mi padre decía que las leyes cambian, pero el método perdura durante el tiempo.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Enrique Rubio el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas, además de haber cedido las instalaciones de
Cuadernos Rubio para esta conversación. Del mismo modo, agradecemos a la editorial
Espasa el haber hecho posible este encuentro.