Ana Noguera Montagud es doctora en Filosofía y tutora de Sociología por la UNED y miembro del Consell Valencia de Cultura. Ha tenido una amplia actividad política siendo concejala del Ayuntamiento de Valencia y diputada autonómica por el PSPV. Miembro de la ejecutiva federal del
PSOE en 1997. Colabora en diversas revistas de pensamiento político y filosófico, es miembro de varias ONG`s y de asociaciones culturales y también articulista en prensa.
Ha publicado junto a Luis Garcia Trapiello "
Un mismo viento", la novela "
Un lunar en el labio" o el ensayo junto a Enrique Herreras "
Las contradicciones culturales del capitalismo del siglo XXI", entre otros.
Bruno Montano tiene el placer de conversar con ella sobre "
María Cambrils, el despertar de la conciencia", un poemario que cuenta con la colaboración especial de un relato de Susana Gisbert y que pretende ayudar a recuperar la figura de María Cambrils, "una mujer valiente y comprometida, autodidacta, socialista y feminista, que escribió centenares de artículos junto a hombres de la talla intelectual de Pablo Iglesias" y que sufrió "un doble olvido: por ser mujer y por ser del bando de los perdedores" (editorial
Olé Libros).
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Bruno Montano (B.M.): No conocía a María Cambrils y me he acercado a tu poemario con curiosidad. La primera pregunta es obligada. ¿Quién es María Cambrils? ¿Cómo te acercas a ella? ¿Cómo la descubres?
- Ana Noguera (A.N.): Me acerco a ella y la descubro por un ensayo que se publica en la Universidad de Valencia en 2015 y que escriben Rosa Solbes, Ana Aguado y Joan Miquel Almela, que es el archivero de Pego y que fue quien se puso a investigar sobre ella. María Cambrils nace en el Cabañal pero muere en Pego, que era donde tenía la poca familia que le quedaba y no se sabe bien dónde está enterrada. Era una mujer socialista, feminista, muy comprometida, que muere en 1940 por enfermedad, su marido fallece 3 meses después porque es fusilado, y a partir de ahí, como no tiene descendencia, desaparece de la historia. Pese a todo lo que había escrito y había hecho. Ella es una mujer que nace en el barrio del Cabañal de Valencia pero escribe con Pablo Iglesias, le llama "el venerable maestro", se sienta con él en los consejos, conoce a Julián Besteiro, Clara Campoamor le hace el prólogo de su libro... Aun así y pese a todo eso desaparece, se silencia, no hay más foto que la que reproducimos tanto en la portada de mi libro como en el ensayo, y se pierde su obra y su memoria.
- B.M.: Dices en tu libro que ni siquiera los socialistas la conocían o tenían recuerdo de ella.
- A.N.: Ahora sí, por ejemplo el Partido Socialista creó la pasada primavera una fundación que se llama María Cambrils y hay una labor para intentar recuperarla. Hubo un grupo de economistas durante la Transición, en el cual estaba Vicent Soler, que es el actual Conseller de Economía, que llevaba su nombre. Yo creo que el nombre de María Cambrils se conocía, pero no con la contundencia con la que gracias a este ensayo hemos podido descubrir. Sobre todo en lo que se refiere a sus artículos, que publicó centenares en la prensa tanto valenciana como nacional.
- B.M.: Lo que primero me sorprendió cuando exploré tu libro es que habías usado la poesía para recuperar la figura de esta mujer. Lo lógico es que hubieras hecho una biografía, un ensayo, artículos o una crónica periodística. ¿Por qué has elegido la poesía?
- A.N.: El ensayo ya estaba hecho, y muy bien hecho por estos amigos que te comentaba. En él lo habían recogido todo: su ideario, su obra... A partir de ahí, podría haber escogido la novela, pero cuando yo iba leyendo el ensayo sobre ella la explosión de sentimientos fue tan grande, imaginando cómo era... Además yo, que soy socialista y milito en el partido desde que tenía dieciséis años, me sentía en cierto modo responsable de darla a conocer. Como todos los socialistas jóvenes cuando entras estudias a Pablo Iglesias, a Julián Besteiro, a lo que han dicho los grandes del socialismo, y fue tal el colapso de emociones al descubrirla y darme cuenta de que no la conocía que necesitaba la poesía para expresarlo. Yo comparto el criterio de María Zambrano cuando dice que la filosofía y la poesía van caminando juntas.
- B.M.: Así es, ella mezclaba al escribir poesía y filosofía y a este método particular lo llamó "razón poética".
- A.N.: Exacto. Y a veces incluso necesitas antes a la poesía para poder tamizar luego a través de la razón aquello a lo que la emoción te lleva. María Cambrils eran emociones, era como recuperar a una abuela, tanto de familia como ideológica, tener como un paraguas, no sentirme huérfana... de este modo pude plasmar todo lo que quería sobre ella.
- B.M.: He leído el poemario y creo que se puede dividir en dos bloques o dos conjuntos. Uno de ellos es el bloque de poemas en los que se realiza un homenaje a
María Cambrils en un intento de hacerla visible y reivindicar su figura. En él incluyes cartas personales, fragmentos de su libro, hablas de cómo su amiga Natividad y su segundo esposo la introdujeron en el socialismo, etc. Pero luego hay otro bloque de poemas en el que yo observo diferentes motivaciones. Por ejemplo, veo un alegato en favor de la libertad, de la igualdad; un canto al feminismo y a la lucha de las mujeres, como el poema "Bienaventuranzas feministas"; una declaración de principios, que has plasmado muy bien en el poema titulado "Principios en acróstico"; varios poemas de reflexión filosófica, como por ejemplo "Posmodernos"...
- A.N.: Sí. El primero que me surgió cuando leí el ensayo no era sobre María, fue "Bienaventuranzas feministas". Luego se me ocurrió alguno más, como "Desclasado", que tiene que ver con la conciencia de clase y ese tipo de personas que vemos en nuestra sociedad en las calles, que son invisibles y sociológicamente no sabemos dónde ubicarlas. Empecé a hacer ese tipo de poemas más propiamente míos, que hablan de la realidad social actual, y luego fue cuando pensé que merecía la pena homenajear la vida y la obra de María. Tú lo has definido muy bien: hay un primer bloque sobre ella y un segundo que trata sobre lo que podría escribir María hoy. La postmodernidad es un claro ejemplo de eso. ¿Qué nos pasa cuando hablamos del individualismo, de la riqueza material, de la postverdad, de la mentira o de las fake news? Todos esos son nuestros problemas de hoy. María tenía otros, pero si viviera hoy en día, podría haber escrito sobre ellos. De eso he ido adornando también el libro, de reflexiones propias, pero de nuestra realidad.
- B.M.: Realidades que, de vivirlas actualmente María Cambrils, le habrían dado mucho que pensar.
- A.N.: Sí, le habrían provocado una reflexión. Este bloque trata acerca de cómo vería ella la España de hoy. De hecho, también hay un poema titulado "Ayer: el silencio" y "Hoy: el olvido" que juegan con la idea de cómo era la España en la que vivió y cómo podría yo explicarle a ella la España de hoy. Esos dos poemas reflejan lo que he querido en cierto modo enlazar.
- B.M.: Y has introducido el poemario con un relato de
Susana Gisbert en el que María Cambrils habla en primera persona. Leyendo este relato oyes la voz de María y te permite entrar en el poemario de forma más fluida.
- A.N.: Sí. Yo creo que este poemario es como una cajita que ha ido teniendo adornos, como los regalos bien envueltos que siempre resultan mucho más bonitos. Entre los tres prólogos, la biografía de ella, sus citas y el magnífico regalo de Susana Gisbert, que es la Fiscal de Violencia de Género y de Delitos del Odio, una escritora magnífica que se puso en la piel de María Cambrils para escribir un relato como si fuera ella... todo eso ha ido acompañando a los poemas y creo que haciéndolos más intelegibles. Aunque son poemas de lenguaje sencillo, que intentan llegar lo máximo posible, transmitir con mucha claridad, pero todo lo demás ha adornado mucho.
- B.M.: Yo pienso que el segundo bloque entraría en lo que se denomina poesía social, en la línea de la poesía de denuncia, testimonial y de compromiso que se hacía en los años 50-60 con
Blas de Otero,
José Hierro,
Celaya... Ese es el ámbito en el que te mueves, no solo en este poemario sino en general.
- A.N.: Realmente en general. Yo tengo una vertiente muy social, muy comprometida en todo, desde la política hasta mi trabajo con ONGs y con el mundo cultural, con una visión sociológica y muy comprometida y esto es lo que me interesa realmente. Y no podía dejar de escribir poesía en ese sentido, una poesía social que de alguna manera explique lo que sucede hoy. Yo creo que la cultura tiene muchas manifestaciones y está muy bien cuando nos divertimos con ella, cuando nos relajamos o cuando leemos una novela para pasar un buen rato, todo eso está fenomenal, pero en mi opinión, también tiene que haber una parcelita de compromiso. Al menos, por parte de algunos de los que creemos que podemos aportar eso. O al menos llamar a la reflexión, coger de las solapas y decir: Oye, esto me preocupa, ¿a ti también? A lo mejor no aportamos soluciones, pero sí aportamos preguntas, o llamamos a la conciencia, que en definitiva es lo que viene a decir el título del libro. Es mi aportación en este caso a la cultura.
- B.M.: Los de la generación del 50 entendían la poesía como un vehículo de conocimiento y no sólo como un lujo del lenguaje. Recuerdo el poema de Celaya cantado por Paco Ibánez que venía a decir que la poesía es una herramienta, un arma.
- A.N.: Claro, un arma cargada de futuro. Es que además la poesía ha sido siempre así, ha servido de himno, de canción, de bandera. Y yo creo que sobre todo de valores universales para entenderse muchísima gente. Donde a lo mejor no podía llegar un mitin, un artículo o una declaración del BOE llegaba una poesía. La poesía la podía entender todo el mundo y sentirse en esa misma lucha social. Yo creo que ha habido años en los que se ha apostado más por una poesía de amor o costumbrista, lo cual está fenomenal, pero la parcelita del compromiso no se debe de perder.
- B.M.: Después de esos años de poesía social vino un golpe de péndulo y aparecieron una serie de poetas, entre ellos
Valente, que hacían una poesía más intimista, más introspectiva y, en el caso de este último, incluso mística.
- A.N.: Exactamente. Y yo creo que ahora tenemos ganas de recuperar la poesía social. Sobre todo porque hay mucha incertidumbre, porque vivimos a base de mensajes políticos simplistas con una realidad que es muy compleja. Y la gente realmente lo único que tiene es incertidumbre y miedo al futuro. De repente ha perdido la base de ese suelo que parecía tan estable y tiene miedo. De alguna manera también hay que darle ciertas certezas y seguridades, que no sea un mensaje simple. Dar la tranquilidad de decir: compartimos todos esa inseguridad pero no te preocupes, el futuro se va a escribir. De hecho, vendrán los jóvenes y lo escribirán, seguirán escribiendo futuro. Al futuro, como a la utopía, no lo vamos a alcanzar nunca.
- B.M.: Etimológicamente utopía significa eso: en ningún lugar. Por lo tanto viene a ser una meta, una aspiración, un horizonte.
- A.N.: Claro. Pero fíjate, de repente, con la crisis económica se destapó una crisis política y luego se destapó una crisis moral, de valores. Y a partir de ahí se tambaleó todo y hubo una incertidumbre enorme. Y eso es lo que se vive, mucho miedo a la situación.
- B.M.: En un fragmento del poema "Ecos" has reflejado un poco lo que yo creo que es tu poética. A ver si estoy en lo cierto. Dices: "Con el trazo de los versos, / hay personas cuyas voces doblan / el eco de los pensamientos". La poesía como un vehículo potenciador del pensamiento y de los mensajes intelectuales.
- A.N.: Sí, yo creo que la poesía es bastante atemporal. Por ejemplo, cuando un ensayo se escribe sobre la situación actual y es leído dentro de treinta años servirá casi más como una reflexión histórica que como una reflexión filosófica o ensayística, porque habrá perdido su validez. Pero yo creo que la poesía no. La poesía, si acaso, trasciende a la propia historia y trasciende al tiempo. Podemos seguir leyendo poesías de cualquier época que nos va a transmitir esos mensajes concisos, precisos, como gotitas metidas en tres o cuatro versos nada más que te llegan. No hace falta conocer la historia de por qué se ha hecho ese poema para que te llegue ese poema. Por eso quizás también decidí escribir poesía para María Cambrils, para hacerla atemporal, para que trascienda de alguna manera.
- B.M.: Como introducción a un poema citas una reflexión de una de las autoras del ensayo que nombras al principio y que habla sobre el "
feminismo socialista". ¿Hay alguna diferencia entre el feminismo socialista y otros feminismos?
- A.N.: El feminismo socialista fue el título que María Cambrils le puso a su libro. La primera apertura del feminismo, del mismo modo que le pasó a María, tuvo que abrirse campo dentro de los propios partidos políticos u organizaciones de izquierdas, porque lógicamente toda la sociedad estaba implicada o imbricada en el mismo sistema cultural y en las mismas relaciones culturales y sociales. El feminismo tuvo que abrirse paso, en este caso, a través de organizaciones políticas que eran socialistas. Lo encontraron más fácil así que desde luego en otras que todavía no lo han aceptado. María decía que llegaba al feminismo por el socialismo y yo eso lo puedo entender muy bien porque a mí me ocurrió lo mismo. Yo me apunté al partido socialista siendo muy joven, queriendo cambiar el mundo, con ganas de mejorar las cosas y, una vez dentro del partido socialista, es cuando descubrí la potencia del feminismo. Gracias a las mujeres socialistas que peleaban por la cuota, por la visibilidad de la mujer, por tener órganos paritarios... El concepto feminismo socialista es porque no se puede ser socialista sin ser al mismo tiempo feminista. No se puede, porque en realidad el socialismo lo que representa es una lucha de igualdad de derechos; lo contrario sería completamente incoherente.
- B.M.: En varios poemas hablas acerca del silencio. En concreto, en uno de ellos dices: "La consecuencia del silencio es el olvido". Ese silencio que ha rodeado siempre a las reivindicaciones de las mujeres y a las vidas de muchas de ellas.
- A.N.: Y también de las personas que han desaparecido, o del bando de los perdedores, de los vencidos. De todo lo que silenciamos por miedo. No es verdad que la memoria se tenga siempre, ni que el silencio no tenga consecuencias. Cuando ha habido gente que ha vivido la pérdida de alguien y lo ha silenciado por miedo, porque la sociedad del momento o el régimen de Franco no lo permitía, el recuerdo de esa persona ha acabado desapareciendo. Solamente cuando haces por recordar es cuando no olvidas. El silencio olvida, mata; el tiempo hace que todo pase, hasta los recuerdos. Mantener vivos los recuerdos es también un trabajo fatigoso.
- B.M.: Es importante recordar a seres anónimos como María Cambrils, que son una parte muy importante del motor de la Historia, eso que podríamos llamar "intrahistoria".
- A.N.: Sí. Y las mujeres, en este caso, a veces tenemos la impresión de que estamos empezando batallas como el movimiento feminista, o que cada ocho de Marzo empezamos otra vez, pero no es así. Es que teníamos historia: teníamos abuelas, teníamos memoria, teníamos gente que lo dijo antes que nosotras. Tenemos un paraguas bajo el que meternos y eso es muy importante. Pero, si se silencia, se olvida. El silencio, dependiendo de cómo se utilice, hace más daño o más bien.
- B.M.: También hablas en diferentes poemas de la cultura y de la educación. Las mujeres han sido educadas en la inferioridad y todo esto se cambia con la educación y la coeducación. En el poema "La cordura", por ejemplo, hablas de la importancia de la razón y del papel fundamental del "gusano de la duda", que al final acaba con la ignorancia.
- A.N.: La duda es lo más importante para los filósofos y lo ha sido siempre, de hecho filosofar no es tener respuestas, es tener preguntas. Kant decía: No puedes enseñar filosofía, tienes que enseñar a filosofar. Y enseñar a filosofar es, sencillamente, tener dudas y preguntarte las cosas. Cuando uno no se hace preguntas es cuando vive absolutamente complacido. A lo mejor uno puede pensar que así vive más feliz, siempre se ha dicho que hay cierta felicidad en el que no quiere ver, pero yo creo que esa no es la razón de los seres humanos, ni por lo que hemos progresado ni hemos llegado aquí. El progreso se hace cuando se duda y se busca un poquito más allá. Y eso no es algo apocalíptico ni negativo. Es verdad que los filósofos somos muy llorones, en el sentido de quejarnos siempre, pero es porque estamos siempre buscando un poquito más allá. Cuando le preguntas a la gente cuál es la época histórica en la que se vive mejor todo el mundo dice que en esta, eso quiere decir que hemos mejorado. ¿Podemos mejorar más? Sí. Esa es la duda. Si no la tuviéramos, no avanzaríamos. Yo creo que la duda es la base de todo progreso humano.
- B.M.: La
duda filosófica al estilo cartesiano, como duda metódica, pero también la
duda existencial, a nivel individual. La gente piensa que si duda no es feliz, que la duda retroalimenta la infelicidad.
- A.N.: Es que a veces la gente tiene seguridades excesivas y esto genera a veces radicalidad. Si escuchas al otro que piensa diferente y te genera una duda no es malo, eso a lo mejor es que habéis llegado a un entendimiento y a partir de ahí os miráis de otra forma. La duda ofrece una capacidad enorme para ver el mundo de colores. Y yo creo que lo que está ocurriendo ahora con los extremismos es que todo es excesivamente blanco y negro. Pasa también en los debates políticos de la televisión, cuando el moderador dice: Contésteme usted, ¿sí o no? Pero si todo está lleno de grises, de matices, de colores. No es verdad que no podamos tener dudas y, además, un político debería reconocer cuándo no sabe algo o cuándo no está seguro de algo y los ciudadanos deberíamos permitirlo y agradecerlo.
- B.M.: Qué peligrosos son los que no dudan.
- A.N.: Son muy peligrosos los que no dudan.
- B.M.: Te recomiendo un libro que estoy leyendo ahora de un filósofo catalán que se llama
Joan-Carles Mèlich, el título es "
La sabiduría de lo incierto". Él rastrea, a lo largo de la literatura y de la filosofía, autores que vivieron en la incertidumbre, que escribieron obras que muestran incertidumbre y, cuando las lees, siembran tu mente de dudas muy productivas.
- A.N.: Lo voy a buscar. Esa justamente es toda nuestra historia, desde Platón y Aristóteles todo el mundo tenía incertidumbres y gracias a eso intentaba averiguarlas. Y a veces, como decía Aristóteles, "tengo más interés en las preguntas que estoy haciendo que en las respuestas".
- B.M.: Es una posición intelectual y a la vez existencial.
- A.N.: Claro. Y la gente que vive ahora con incertidumbre lo toma como miedo. Es verdad que la inseguridad genera miedo, pero también oportunidades. Y a eso, de alguna manera, tenemos que darle la vuelta.
- B.M.: Me llama la atención un fragmento escrito por María Cambrils que habla sobre la relación entre
religión y
liberación femenina. Dice así: "La liberación femenina no se concederá desde los medios religiosos". En España el catolicismo también sirvió para bloquear esa liberación femenina.
- A.N.: El catolicismo y sobre todo la educación nacional católica ha sido lo que más daño ha hecho a las mujeres y a este país. Nos ha hecho monocolores. Fíjate que María Cambrils conocía muy bien la religión, porque ella leía la Biblia y, cuando enviuda de su marido siendo joven, va a un convento, no se si propiciada por la familia, por las circunstancias sociales o porque realmente, como se dice, quería ser monja. Pero luego se da cuenta de que no es ahí donde va a encontrar las respuestas a lo que ella está buscando. Y, sin dejar de perder sus valores cristianos, sí que sabe diferenciar muy bien dónde está el origen del problema de la educación de la mujer: la sumisión, la inferioridad, el estar al servicio del varón, esa educación católica que tanto carácter estaba imprimiendo en las mujeres. Por eso ella claramente sabe que de ahí no va a venir la liberación de la mujer.
- B.M.: Y fíjate cómo se nota que es cristiana y que ha leído la Biblia cuando al final establece un principio ético universal que dice: "No quieras para nadie nada de cuanto tú repudias", que es simplemente una transcripción del "ama a tu prójimo como a ti mismo" de Jesucristo.
- A.N.: Exactamente. Es que ella tiene muchos artículos donde veremos que sonará esa literatura bíblica: el amor al prójimo, la paz, esas cuestiones que ella tiene y siente. Por eso el primer poema que a mí se me ocurrió fue el de "Bienaventuranzas feministas", porque me llamó la atención ese contraste. Yo ya no lo he vivido, yo ya no me he educado en ese ambiente, pero recuerdo perfectamente a mi abuela materna, que era muy de izquierdas, muy creyente, pero nada eclesiástica. Y eso representaba esa época. En "Bienaventuranzas feministas" quise hacer un juego entre las bienaventuranzas y el feminismo que ella defendía.
- B.M.: Las religiones, sobre todo las "religiones del libro", se han apropiado de la espiritualidad, que es una necesidad básica fundamental del ser humano, y han querido dar a entender que fuera de ellas no es posible vivirla.
- A.N.: Las religiones suelen tener un pensamiento totalitario, de imposición. Yo creo que eso es lo peor que tienen las religiones, que intentan que todo el mundo piense como ellos porque esa es la verdadera. Cada una de las religiones defiende que ella es la verdadera, casi no hay posibilidad de entrelazar o de escuchar a las demás. Y luego van surgiendo gran cantidad de grupúsculos de las religiones, como estamos viendo, y cada uno de ellos sigue pensando que su religión es la verdadera.
- B.M.: Incluso los ateos piensan que la religión en la que no creen es la verdadera, como el chiste que dice: "no creo en la mía, que es la verdadera, cómo voy a creer en la religión del vecino".
- A.N.: Queramos o no nos hemos educado bajo alguna religión y forma parte de nuestra cultura y alguien que entendió muy bien lo que significaba la religión para la cultura, para la individualidad y para lo social fue Enrique Tierno Galván con su agnosticismo. Él decía: "Yo no soy creyente. Pero oiga, si alguien me convence de eso, me llevaré una alegría".
- B.M.: De Tierno Galván siempre recuerdo una idea suya estupenda sobre la lectura; él decía: "A mí me gustan los libros que hay que leer mirando al techo". O sea, los libros que constantemente te hacen levantar la cabeza para reflexionar sobre lo que acabas de leer.
- A.N.: [Risas] Qué bonito. Era un hombre que se debería de recuperar desde el mundo de la política y de la izquierda porque fue un fenómeno extraordinario, cómo una persona como Tierno Galván, vestido con su traje sobrio, intelectual, buen lector, que hablaba siempre de usted, se convirtió en el más querido por la gente joven.
- B.M.: Incluso lo adoptaron como icono de la Movida.
- A.N.: Sí [Risas]. Qué tendría, por qué llegaba. Pues probablemente lo que tenía era verdad, honestidad, no intentar ser lo que no era... Supongo que ahí hay mucho de lo que se puede aprender.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Ana Noguera el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a los responsables del Hotel Vincci Lys de Valencia el haber cedido un lugar ideal para esta conversación y a la editorial
Olé Libros el haber hecho posible este encuentro literario.