Corría el año 1933.
Alemania trataba de recuperarse de una situación que llevaba arrastrando años. Las duras condiciones del Tratado de Versalles (1919) y la crisis económica de 1929 dificultaban tales propósitos. Como consecuencia, la población manifestaba su descontento popular en las calles. Demandaban un cambio urgente en la dirección del país que se canalizó a través del triunfo, ese mismo año, del Partido Nacionalsocialista Alemán. Con Adolf
Hitler a la cabeza.
Este escenario nos es conocido. No en vano, el periodo nazi y sus lamentables consecuencias han sido protagonistas de miles de novelas. Sin embargo, ninguna de ellas es como "
Maus", de
Art Spiegelman. Y resulta sencillo saber el por qué: "
Maus", una de las obras más reconocidas mundialmente y ganadora de un Pulitzer, es un cómic.
Las novelas gráficas siempre han sufrido un cierto desprecio por parte de las clases cultas por ser consideradas inferiores, minoritarias, e incluso infantiles.
Spiegelman nos desmiente estos prejuicios y lo hace de una manera extraordinaria. Para ello, se sirve de unas ilustraciones brillantemente ejecutadas y llenas de humanidad, algo paradójico teniendo en cuenta que todos los personajes del cómic están representados mediante razas animales.
Los judíos son ratones; los alemanes, gatos.
Spiegelman utiliza esta metáfora para narrar todos los acontecimientos desde la década de 1930 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, incluyendo y remarcando la brutal persecución sufrida por el pueblo judío por parte de la Alemania nazi. En este recorrido histórico nos acompaña como voz protagonista (y autobiográfica)
Vladek Spiegelman, padre del dibujante y uno de los supervivientes de los campos de concentración.
Sus vivencias y experiencias proporcionan al cómic un cariz realista y crudo que alterna dos líneas temporales paralelas. Una de ellas se traslada al pasado, donde Vladek va explicando cómo, poco a poco, los judíos vivieron el episodio más trágico de su historia (pogromos, guetos, campos de concentración). La otra nos muestra la relación entre
Vladek y
Artie durante el transcurso de las diferentes entrevistas que dan forma a esta novela gráfica, y en las que se aprecia los traumas y la vida posterior de este superviviente. Ambas se complementan y resultan imprescindibles para entender el por qué "
Maus" es uno de los cómics postmodernistas más loable.
"Mi padre sangra historia" es el título de la primera parte del cómic, y no podría ser más acertado. La humanidad se embruteció en aquella época en la que decidió tratar a sus iguales como animales. Por eso, y porque nunca está de más recordar nuestro pasado, "
Maus" es una lectura imprescindible para cualquier amante de una buena (y verídica) historia.