"Sé amo y escultor de tí mismo"
(Nietzsche)
El
hombre es una realidad "bio-psico-social". Tratar de acercarnos a él para comprenderlo en su totalidad pasa por evitar cualquier reduccionismo que lo ampute o cualquier sesgo perceptivo que lo fracture. En el hombre funciona aquel principio gestáltico de que el todo es más que la suma de las partes, las cuales, encajadas, permiten la emergencia de un ser con vocación de conocerse y comprenderse, con voluntad de superarse y con aspiración de transformarse y descubrirse.
Buscar fuera y en otros lo que únicamente podemos encontrar en nuestro interior no es sólo una forma de malgastar la existencia, sino también el camino más rápido hacia la infelicidad. Todo lo que necesitamos para
ser felices existe dentro de nosotros y el camino para encontrarlo debe ser una prioridad en nuestra vida. No cometamos el "error de
Descartes" y pensemos que podemos excluir la emoción en la toma de decisiones. No creamos estar limitados por un perfil emocional determinado e inmodificable, en conducta no existe el determinismo genético, sólo ciertas predisposiciones susceptibles de cambio.
Escuchemos a la
intuición, no es una facultad paranormal sino un dispositivo de conocimiento rápido y directo que nos ofrece nuestro cerebro. Aprovechemos la
neuroplasticidad o capacidad de nuestro organismo de generar nuevas neuronas y nuevas conexiones sinápticas casi a voluntad a través del
pensamiento positivo, la meditación, el ejercicio físico o el cultivo de la sonrisa. Pongamos en práctica lo que el doctor
Mario Alonso Puig llama "
insatisfacción inspiradora", es decir, el anhelo intenso por mejorar a todos los niveles y en todos los parámetros: resiliencia, atención, autogobierno, agudeza sensorial, adaptación al entorno, emociones positivas.
Cambiemos la forma de mirar y ver la realidad y, con ella, la de actuar sobre la misma. No olvidemos que nuestra mentalidad afecta a nuestro nivel de energía, entusiasmo, confianza y, por lo tanto, a nuestra capacidad de resolver los problemas. Ver el mundo lleno de posibilidades o, por el contrario, lleno de amenazas es un problema de actitud y las actitudes repercuten en nuestra inteligencia y creatividad. No olvidemos que para evolucionar como personas tenemos que experimentar tres emociones positivas por cada emoción negativa (
Barbara Fredrickson) y, en el caso de las parejas, la proporción de emociones positivas sobre las negativas debe ser de cinco a uno (
John Gottman).
Aprendamos a vivir en la intemperie, ya que sólo se produce crecimiento fuera de la
zona de confort, fuera de la madriguera. Y después de habernos conocido a fondo y de habernos superado, trascendámonos y descubramos el sentido de nuestra vida a través de la
espiritualidad, de esa "dimensión sin forma" en la que, liberados de nuestro ego, vivimos en un presente continuo y en una realidad no dual.
Descubrir, como
Camus, que dentro de uno hay un ser invencible no significa ignorar inocentemente las enormes exigencias de la necesidad ni las inmensas presiones del destino contra nuestra individualidad, significa hacerse consciente de la existencia de la libertad y de la posibilidad de darse forma a uno mismo, de construirse, de alumbrar su propio ser. Para ello hay que domar para nuestro provecho poderosas fuerzas biológicas y psicológicas, adoptando una ética de la resistencia, el esfuerzo y el valor y una elegante estética de la excelencia.