"Eran los mejores tiempos, eran los peores tiempos, era el siglo de la locura, era el siglo de la razón, era la edad de la fe, era la edad de la incredulidad, era la época de la luz, era la época de las tinieblas, era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperación, lo teníamos todo, no teníamos nada, íbamos directos al Cielo, íbamos de cabeza al Infierno: era, en una palabra, un siglo tan diferente del nuestro que, en opinión de autoridades muy respetables, solo se puede hablar de él en superlativo, tanto para bien como para mal".
Era el año de Nuestro Señor de 1775.
Londres atravesaba una época de paz mientras
París se encontraba en los albores de una sangrienta Revolución. La capital francesa "se deslizaba blandamente por una senda sembrada de flores, cantos y carcajadas, abrojos, llantos y gemidos", facilitando la labor futura al Destino y a la Muerte. La inglesa, aunque calmada a nivel político, padecía los efectos de la falta de orden en las calles y la inseguridad.
El Hambre se exhibía con impudicia en cada cara y se hospedaba en los repliegues de cada calle de París. La miseria poblaba las estancias y abría surcos en las frentes y en los corazones. Las hojas afiladas de los cuchillos y las hachas relucían, esperando el momento en que la locura colectiva azuzada por la escasez las convertirían en protagonistas macabros de la Historia.
Dieciocho largos años permaneció encerrado el médico
Alejandro Manette en la torre de la Bastilla. Tras descubrir que todavía se encuentra con vida, su hija Lucía y el señor Lorry se encargan de rescatarle y gestionan su traslado a Inglaterra. La sanguinaria familia de los
Saint Evremont fueron los responsables de su reclusión.
Pocos años más tarde, un aristócrata francés es acusado de ser espía de Francia. El noble, de nombre
Charles Darnay, es declarado inocente en una corte inglesa gracias a la intervención del ayudante de su abogado defensor,
Sidney Carton.
Lucía Manette, su padre y Lorry actúan en el juicio como testigos del acusado.
Tanto Charles Darnay como Sidney Carton se enamoran de la misma mujer. A pesar del parecido físico entre ambos y del amor que ambos profesan a la dulce Lucía Manette, son dos hombres con vidas entrelazadas, cuyos caminos se bifurcarán tomando sendas muy distintas.
El escogido por Lucía es Darnay, pero eso no impide a Carton comportarse como un perfecto caballero y aceptar la decisión de su amada. Pero la aceptación de Carton va más allá de sus obligaciones y le promete a Lucía que, si es necesario, está dispuesto a dar su vida por ella, o por alguien a quien ella ame. Este compromiso adquirido tendrá su repercusión tiempo después.
El día de la boda Carton hace a su esposa una revelación que hasta el momento le había resultado inconfesable. Su verdadero apellido no es Darnay, sino Saint Evremont y es, en realidad, sobrino del Marqués que fue responsable de los años que su padre pasó encarcelado. Se trata del último descendiente de aquella familia aristocrática y asesina, pero reniega de serlo. Aunque existen enemigos de los Saint Evremont que planearon acabar con toda su estirpe, el matrimonio disfrutará de momentos de felicidad que culminarán con la llegada de su hija.
Los acontecimientos se precipitan y Saint Antoine es tomado por gente enaltecida que proclama una revuelta. La prisión de la
Bastilla es tomada y esto da inicio a la cruenta
Revolución Francesa y con ella a la
República del Terror. Darnay viaja a París y allí es tomado prisionero y encarcelado, condenado a pena de muerte por una ley que condenaba de este modo a los emigrados que regresaban a Francia. El desenlace de la novela pone en contraposición las distintas moralidades de los seres humanos. Mientras todo un país comete y alienta los actos más atroces azuzado por la sed de venganza, algunas personas son capaces de realizar los sacrificios más heroicos por amor. Y es que, como escribió
Dickens, "es muy asombroso, para quien se toma el trabajo de reflexionar sobre este punto, que los hombres estén constituidos de tal modo que son unos para otros un misterio impenetrable".
"
Historia de dos ciudades" es una obra magistral escrita en el mejor momento creativo de
Charles Dickens. Esta historia épica de intriga, emotiva y emocionante, constituye un modo excelente de aproximarse a la cara violenta de la Revolución Francesa desde la perspectiva de las masas populares. Novela de espías y conspiradores, injusticias y venganzas, sacrificios y héroes, que pone en contraste dos mundos en contraposición (la tranquilidad y el orden disfrutado en
Inglaterra contra la agitación, el desafío y el caos que anegaba a
Francia) e invita a la reflexión acerca de la verdadera justicia, la verdadera igualdad y la verdadera fraternidad.