“Las familias son tejidos. Resulta imposible tocar una parte sin hacer vibrar al resto. Resulta imposible comprender una parte sin poseer una visión del conjunto.” Diane Setterfield.
Vera es una niña nacida a mitad de la década de los 80 en Coruña, crecerá con sus padres, Adela y Pedro y su hermano mayor, Alfredo, pero su infancia no solo dará cabida a los juegos e inocencia que la suelen acompañar. Adela, su madre, salida de una familia numerosa muy humilde de la
Galicia rural tendrá que comenzar a trabajar demasiado pronto y sufrir los malos tratos y vejaciones de un padre alcohólico y un entorno machista repleto de supersticiones. A los 18 años emigrará a Suiza para poder prosperar y volverá a España en los años 70 para formar una familia... pero ahí algo hará click, algo le pasa a
Adela, el demonio la posee, la vigila constantemente, le provoca dolores de cabeza y le quita las ganas de vivir, además le hace desconfiar de la gente más cercana, de su marido e hijo, que poco a poco irán distanciándose de ella (el miedo, el desconocimiento, la incomprensión…). Adela no acepta que tiene un problema y buscará (arrastrando con ella a su familia) consuelo y curación en la religión y medios populares, pero en ellos solo encontrará una de las dos cosas, los informes médicos dicen que está enferma.
Todo esto nos llega a través de la visión infantil de Vera, que pese a tener que convivir con todos esos demonios sigue siendo una niña y asume el papel de cuidadora que siempre irá con ella “Yo te cuido, mamá.”. Un largo viaje de acompañamiento, protección, comprensión y amor del que es reflejo el
cómic.
Bea Lema,
Vera, la verdadera protagonista de la historia y autora, nos cuenta que leyó mucho sobre las consecuencias de la educación infantil en la vida adulta, como construye la identidad, y esa búsqueda la llevó a querer narrar su historia a través del cómic, al que se refiere como
autobiográfico o de realidad ficcionada. Su motivación principal fue visibilizar las patologías mentales, su desconocimiento puede provocar rechazo social, problemas a la hora de saber cómo abordarlas, su agravación… persigue un cambio de mentalidad sobre esas dolencias que a pesar de no ser tan visibles o asumidas como las físicas son igual de importantes.
El cómic está compuesto por pequeñas historias que conforman un todo, como las hebras de esos maravillosos
bordados hechos a mano por ella que le dan una textura tan especial y única. Para
Bea Lema el potencial de este relato reside en que es real, le da mucha importancia al retrato de los personajes, a su psicología, y todos los elementos del cómic son empleados como recursos narrativos al servicio de la historia. Un dibujo claro y sencillo, cercano, un magnífico tratamiento de los espacios (viñetas abiertas, cerradas, encarceladoras), el uso del color (tan vivo, tan apagado, incluso inexistente) que acompaña y completa las diversas situaciones y estados de ánimo y que utiliza sobre todo para destacar diferentes elementos, nos hacen participes de esa historia que apoya con diversas metáforas visuales (la mesa que se alarga alejando a Vera de la psicóloga). La visión infantil del cómic se empapa también a nivel gráfico y en su tipografía, lo que rebaja el dramatismo de lo que cuenta. El Arte
naif como referente e inspiración le otorga ingenuidad, frescura, autenticidad y espontaneidad (aunque es difícil de conseguir si se persigue, ella lo hace).
Un gran cómic, imprescindible, que nos invita a reflexionar sobre diferentes problemas y los visibiliza, nos ayuda a comprender mejor y empatizar con un mundo que no le es ajeno a nadie y con un hilo narrativo gráfico de alta costura que se le ajusta como un guante.
En 2017
Bea Lema recibió el XII Premio de Comic Castelao de la Diputación de A Coruña por "O Corpo de Cristo" (su primera novela gráfica), en 2022 fue becada para realizar la residencia de novela gráfica en la Maison des auteurs en Angoulême (Francia) donde trabajó un libro basado en aquel primer cómic y que publicaría en Francia la editorial Sarbacane, Des maux à dire y en España
Astiberri, "
El Cuerpo de Cristo". Actualmente trabaja en su adaptación a cortometraje de animación.
Como escribe
Eloy Tizón, “Sin embargo, en el instante de morir, con nuestro último aliento, todos comprenderemos que sin sospecharlo nuestros pies han bordado un tapiz.”