Tijeras ciegas

Binnaz Deniz Yildiz
Me estoy cortando el pelo.
Con tijeras romas.
El día no deja nada nuevo.
Protrusión de la locura en las fotografías…
Ninguna ropa cubre mis cicatrices.
¡Mamá, no puedo dormir!
Ya vienes mamá, estás tocando la funda de mi almohada.
Más tarde…
La libertad está tatuada en mi muñeca,
Rápidamente entra a la jaula con un dolor punzante.
¡Mi pelo, mamá, mira mi pelo!
¡Con qué facilidad cae!
Una mujer que nunca he conocido...
Está tirado en el suelo de una iglesia.
Una capa roja en sus manos…
Algo matemático está en las ventanas...
El vino brota de copas brillantes
Se me mete en el pelo.
Veo tu cara en mi reloj de pulsera.
¡El tiempo es un esclavo con un látigo!
Mi pelo en la boca del esclavo...
¡Una máquina de metal y fría!
Mamá, ¿siempre fui así?
Qué vida tan torcida y con el ceño fruncido...
Siempre busqué el trébol de cuatro hojas.
Guardo las canicas de mis hijos en mi bolsillo.
Extraño esa habitación.
Con unos pañuelos colgando
El cenicero que calienta mi corazón.
Por ejemplo, extraño a mi padre.
Sus manos siempre son suaves en mi cabello...
Una astilla cae de su piel escamosa.
Las piezas que faltan me llenan...
Un lápiz con la punta roída...
Rompecabezas, cartón retirado...
Un botón a medio coser…
O un caballo gruñón...
Cuando lloro, me siento en tu espalda...
¡Mi pelo, el pelo de mi madre!
Está en forma de bola y gira rápidamente.
Vestido de blanco, se convirtió en un Mevlevi...
El mundo da vueltas y vueltas.
Recuerdo vagamente...
Cuelgo mi alma contra el sol.
El resto lo ensarto en una cuerda.
Mientras el sol cae, mi alma se encoge.
Todos los recuerdos golpean las ventanas.
Mi cabello está en el barco de mi mente...
Mis ojos están en la cuenca de mi cabeza...
¡Locura!
¡El comienzo de tu victoria!
¡Mi cabello es la respuesta a todo!
Texto libre Trabalibros

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