Agua cristalina

Juji Mogar
Fui yo, la que, mirando esa poza de agua, descubrí entre el lodo mi verdadera naturaleza. Me vi como lo que era realmente: un ser malvado. Sabía que te destrozaría la vida si seguía a tu lado.
Pero cometí el error de darme otra oportunidad, de pensar que todos podemos cambiar, que tras mi máscara lograría silenciar mis demonios. Hasta que acepté, que no era posible, y te dejé.
Un día, años más tarde, te reconocí en el retrato robot que pululaba por todos los diarios, como uno de los hombres más buscados del planeta. Eras un bastardo que torturaba y asesinaba a mujeres. Mujeres que se parecían a mí.
No me lo agradezcas, no lo hago por ti, lo hago por ellas. Ahora te apunto con esta pistola, porque yo tuve la sensatez de dejarte ir en su momento, pero tú fuiste tan estúpido de no olvidarme.
Tal vez mi maldad, era un don, que se creó para acabar con otro ser más malvado que yo. Tal vez, si yo no hubiese existido, todas esas mujeres seguirían vivas. Tal vez, si no te hubiese conocido, no habríamos llegado a este desenlace. Tal vez, si no te hubiese dejado, no habría detonado tu locura. Tal vez… Tal vez…
Solo sé, que ahora, cualquier reflejo de mí en el agua ya no está distorsionado. Ya no hay lodo que lo enturbie, porque desde que acabé con tu vida, el agua es cristalina.

Texto libre Trabalibros

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