La informática valenciana
Ana Martínez Muñoz es una apasionada de la literatura desde muy joven y ha realizado cursos de escritura creativa y de novela negra. En la actualidad, compagina sus tareas profesionales con su pasión por la lectura, la música y la escritura.
Bruno Montano ha tenido la oportunidad de entrevistarla sobre "
Valencia Roja", su primera obra, una nueva serie de alto impacto que edita
Alfaguara, protagonizada por una inspectora llamada a hacer historia: Nela Ferrer. Se trata de una novela negra ambientada en la ciudad de Valencia que se desarrolla en los bajos fondos del cine para adultos.
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Bruno Montano,
Trabalibros (B.M.):
A “
Valencia Roja” podríamos calificarla como una “whodunit”, una variedad dentro del género negro muy clásica a la que yo definiría como el arte de esconder a un culpable para que, tanto el lector como el protagonista principal, partiendo casi de los mismos datos, descubran al autor del crimen. ¿Sería esta novela tuya un homenaje a
Agatha Christie, uno de los referentes de este particular género?
- Ana Martínez Muñoz (A.M.M.): La verdad es que no he tratado de hacer un homenaje a Agatha Christie, al menos, de forma consciente; pero como crecí leyendo sus novelas, algo debe haber quedado. En la adolescencia devoré sus libros y supongo que aquello se ha grabado de alguna forma en mi mente. Sin embargo, aunque la novela tiene algo de “enigma”, creo que es más oscura que las de Christie.
- B.M.: Te he oído comentar que tu escritura siempre ha estado y estará ligada a los temas sociales que te quitan el sueño y que, para mostrar estas realidades, no hay mejor género que la novela negra. ¿Qué características reúne este tipo de literatura que le permiten ser la nueva novela social?
- A.M.M.: La novela negra tiene sus inicios en los Estados Unidos de principios del siglo XX, en un contexto social y político muy determinado: periodo entreguerras, ley seca, industrialización, crisis económica… Carroll Jhon Dally, Dashiel Hammet y Raimond Chandler, considerados padres literarios del género, encontraron su inspiración en la época convulsa que les tocó vivir. La novela negra ha evolucionado junto a la sociedad, pero en esencia aquella inspiración de entonces es la misma en la actualidad: nuestro contexto, la época que nos ha tocado vivir.
Además, la propia naturaleza del género se presta a abordar temas sociales. El delito, la corrupción, la maldad o la violencia están muy presentes en el noir, que escarba en los rincones más oscuros y recónditos del ser humano y su contexto.
- B.M.: La realidad social que te quita el sueño en esta novela es la pornografía. A través de “
Valencia Roja” y por boca sobre todo de los responsables de la ficticia asociación Fairsex se vehicula una denuncia fundamental que yo formularía de la siguiente manera: una deficiente educación sexual lleva a la adicción al porno y un consumo exagerado de éste a la violencia sexual y a la explotación de la mujer en los prostíbulos. ¿Sería este el mensaje principal de la novela?
- A.M.M.: Como bien dices, el mensaje que dan desde la asociación Fairsex es que el consumo de pornografía puede llevar a conductas adictivas o violentas en el ámbito sexual, todo ello alimentado por una deficiente o nula educación sexual.
Sin embargo, la novela no está enviando un mensaje en sí misma. La novela cuenta una historia y expone un tema de actualidad a través de los diferentes personajes que aparecen en ella, cada uno de los cuales, con su propia visión sobre el mismo. La novela lo único que pretende es poner de relieve una realidad que llame a la reflexión para que cada cual saque sus propias conclusiones.
- B.M.: ¿Crees, como uno de los protagonistas, que la pornografía no sólo daña a las mujeres, sino también a los hombres?
- A.M.M.: Según algunos estudios, la pornografía mainstream distorsiona las relaciones sexuales y puede afectar a roles tanto masculinos como femeninos. El daño depende de muchos factores, desde la frecuencia con la que se consume, la educación sexual, la consciencia de lo que se está viendo… Pero, en caso de existir tal daño, supongo que sí, que puede afectar tanto a hombres como a mujeres.
- B.M.: En un momento dado de la novela se habla de la existencia de un “porno ético”, de la posibilidad de ficcionalizar el sexo de forma respetuosa y sin contenidos violentos. ¿Sería legítima una pornografía de estas características? ¿Podría incluso tener este género un valor educativo?
- A.M.M.: Pienso que la educación no puede suplirse con una película, ni en la sexualidad ni en otros ámbitos de la vida.
Además, no creo que exista un porno legítimo y otro ilegítimo. Lo que diferencia al porno ético del mainstream es que se replantea algunas cosas, como los roles de género —que sí se dan en el porno mayoritario con frecuencia— y pone especial cuidado en sus guiones teniendo en cuenta otras dimensiones del sexo como la empatía, la reciprocidad, el vínculo con las emociones…etc. Por otra parte, suele ser más inclusivo y diverso en cuanto a las personas participantes en los vídeos. Factores que quizá hacen que se aproxime más a la realidad.
- B.M.: El narrador de esta novela no es intrusivo, no toma partido, no emite juicios morales. Esto no quiere decir que éstos no existan, sino que se desprenden de las conversaciones, reflexiones y pensamientos de los personajes.
- A.M.M.: He puesto especial cuidado en esto. No me gustan los narradores moralizantes, me repelen. Quería abordar el tema desde las diferentes perspectivas que existen, contraponiendo diversos perfiles y opiniones.
- B.M.: Además de la pesquisa policial que vertebra la trama hay otro gran interrogante que interpela al lector y que tiene que ver con la protagonista principal, Nela, la jefa del grupo de homicidios de Valencia. Digamos que dos intrigas anudadas inquietarían al lector a lo largo de casi toda la novela.
- A.M.M.: Nela esconde un secreto que la ha hecho regresar a su ciudad natal desde Madrid. Sus compañeros no saben por qué ha vuelto, ni siquiera ha tenido el valor de contárselo a sus familiares cercanos. Porque cree que si lo hace tomará forma, se hará real. Piensa que para superarlo debe olvidar, pero a lo largo de la trama se dará cuenta de lo equivocada que ha estado.
- B.M.: La protagonista principal lleva escarificado en el muslo, cubriendo una antigua herida, un “trisquel”, el símbolo celta de la renovación y el crecimiento, y cada vez que acaricia su relieve en la piel recuerda otro de los grandes mensajes de esta novela, el de no tapar las heridas sin antes curarlas.
- A.M.M.: Exacto. Es un símbolo de sus heridas emocionales. Éstas, al igual que las físicas, necesitan curarse. Las físicas si las tapamos se vuelven purulentas y nunca terminan de sanar del todo. Para que lo hagan deben desinfectarse y, luego, dejarlas al aire para que puedan secar y cicatrizar. Algo parecido sucede con nuestras suturas emocionales, no basta con tratar de olvidar. A veces, es necesario que nos enfrentemos a nuestros propios monstruos.
- B.M.: El jazz y el blues son la música ambiental de esta novela. La protagonista toca el clarinete en la banda de jazz Butoni, que interpreta en las noches de Valencia versiones de grandes clásicos del género. ¿Qué crees que aporta a la atmósfera de esta novela este tipo particular de música?
- A.M.M.: Creo que el jazz y el blues son muy de noir. Han sido la banda sonora por excelencia del cine negro con sus clubs de jazz. Grandes autores de novela negra aficionados a este género musical lo han incluido en sus novelas; o hablan de él o van a sitios en los que se escucha este tipo de música o, hasta incluso, los propios músicos aparecen como las víctimas del caso que hay que investigar. El jazz que toca la banda Butoni, basado en versiones de la primera era del jazz callejero de Nueva Orleans, creo que aporta esta atmósfera de novela negra de las de antes, es como un homenaje al cine negro clásico.
Aunque también he de confesar que lo elegí porque yo misma tocaba el clarinete en mi juventud y me hubiese gustado tocar en una banda de jazz, pero nunca lo hice. Ahora he podido hacerlo a través de Nela.
- B.M.: Yo destacaría en tu trama la gran precisión del armado y eso me hace pensar en tu formación como programadora informática. ¿Las habilidades cognitivas necesarias en tu profesión -precisión, exhaustividad, rigor en los datos- te ayudan a la hora de dosificar e implementar la información para que todo encaje y no haya disonancias argumentales?
- A.M.M.: Por regla general, los que nos dedicamos a la informática solemos tener una mente bastante analítica. Es verdad que al programar aprendemos a estructurar los problemas mediante algoritmos y puede que esto ayude a la hora de armar las tramas. Sin embargo, creo que es algo que va más con cada persona. En mi caso, trato de esforzarme por hacer las cosas de la mejor manera que sé poniendo atención a los detalles; me gusta ser exhaustiva y contrastar los datos.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Ana Martínez Muñoz el tiempo que nos han dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a la editorial
Alfaguara el haber hecho posible este encuentro.