Susana López Rubio es una de las guionistas más reputadas de la actualidad. Con más de 15 años de experiencia en el sector a sus espaldas, es responsable de la adaptación televisiva de la miniserie "El tiempo entre costuras", creadora de "Acacias 38" y obtuvo el Premio Goya al Mejor Cortometraje Español el 2014.
Bruno Montano ha tenido el placer de entrevistarla para Trabalibros con motivo de la publicación de "
El Encanto", una novela cuyos derechos ya han sido vendidos a varios países, donde "descubre, a través de una apasionante historia de amor, todo el glamour de El Encanto, los grandes almacenes que eran el orgullo de un lugar de ensueño: La Habana" (ed. Espasa).
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Bruno Montano, Trabalibros (B.M.): ¿Por qué elegiste la Cuba de los años 40, 50 y 60 para ambientar tu libro? ¿Existe alguna razón en especial? ¿Te fascina ese momento histórico o existe algún motivo de tipo personal?
- Susana López (S.L.): Realmente fue por lo que acabas de decir, me fascina mucho. Creo que es una época que se ha tratado poco en la literatura y en el cine y, sin embargo, Cuba en ese momento era una ciudad con tantos contrastes... Tiene el glamour de la tiendas y los casinos, pero por otro lado, por debajo de esa capa superficial glamourosa, existía un gobierno corrupto y controlado por la mafia. Es una combinación que me parecía muy atractiva.
- B.M.: Es un momento muy interesante, en el que La Habana era una ciudad cosmopolita y glamourosa.
- S.L.: Era el París del otro lado del mundo.
- B.M.: Exacto, la ciudad de las luces de Sudamérica.
- S.L.: Efectivamente. La llamaban "la perla de las Antillas".
- B.M.: En La Habana recalaban, como cuentas en tu novela, todos los grandes artistas de Hollywood. Incluso, según se cuenta en otras novelas y en algunas películas, era un nido de espías y mafiosos.
- S.L.: Como muestra Graham Green en "Nuestro hombre en La Habana", que es uno de los grandes libros ambientados en esa época. Para Norteamérica, La Habana era una especie de campo de recreo. La mafia norteamericana pensó que era ideal, porque estaba pegada a Estados Unidos y el clima era buenísimo. La mafia celebró allí una convención en 1945, en el Hotel Nacional, incluso llamaron a Frank Sinatra para que cantara para ellos. Es todo muy tremendo, me encanta.
- B.M.: Frank Sinatra también protagoniza una anécdota en tu novela.
- S.L.: Sí, esa anécdota es inventada, pero hay un montón de anécdotas que son reales. Por ejemplo la de Ray Millard cuando le confundieron con un dependiente ocurrió en realidad. Y la de Christian Dior cuando fue a presentar allí su colección y le sorprendió que ese sitio tan fantástico fuera tan poco conocido.
- B.M.: En "
El encanto" mezclas personajes reales con personajes ficticios, que interactúan entre ellos. ¿Supone esto un intento de darle más verosimilitud histórica al texto?
- S.L.: Este es un recurso que siempre me ha gustado. Me llama la atención. Con los personajes reales no puedes jugar demasiado, porque sólo puedes inventar hasta cierto punto, pero meterlos de personajes secundarios en las historias es algo que me gusta muchísimo. Me gustaba que rodearan a los personajes inventados.
- B.M.: Algo que yo desconocía y que me ha gustado descubrir en tu novela es la existencia de estos grandes almacenes, precursores de
El Corte Inglés y
Galerías Preciados. Yo creía que ese concepto lo habían inventado ellos en España y me sorprendió descubrir que venía de los almacenes "
El Encanto" de
La Habana. En tu novela a este lugar le otorgas un tratamiento especial, hasta el punto en que estos grandes almacenes, más que un marco en el que se desarrolla la trama, son el personaje más importante de tu novela. Le has dado a este espacio comercial entidad de personaje.
- S.L.: Me alegra un montón que digas eso. Todas estas cosas modernas, como el concepto que conocemos de grandes almacenes con las rebajas, los escaparates, etc., que parece que se han inventado hace poco, en realidad ya existían hace más de cincuenta años en Cuba.
- B.M.: Descubrir que el lema "La primavera ya ha llegado", la Semana de Oro o las rebajas de Julio fueron inventadas en los almacenes "El Encanto" de Cuba es sorprendente.
- S.L.: Sí, todo eso lo inventaron allí. El tema de los escaparates era una locura, los cambiaban cada viernes y la ciudad hacía cola para verlos. Era un acontecimiento pasear por allí para ver cómo era el nuevo escaparate.
- B.M.: También las escaleras mecánicas, que en España al principio sólo existían en El Corte Inglés.
- S.L.: Claro, fueron ideas tomadas de "El Encanto", que El Corte Inglés y Galerías Preciados adoptaron.
- B.M.: Por cierto, los fundadores de
El Corte Inglés y de
Galerías Preciados también aparecen en tu novela.
- S.L.: Así es. En realidad, el origen de estos grandes almacenes viene de unos hermanos asturianos que emigraron a Cuba y allí se encontraron con "El Encanto".
- B.M.: Ese es otro tema que me ha dado que pensar, la emigración española en aquellos tiempos y sobre todo el gran flujo de emigración asturiana.
- S.L.: Hubo emigrantes de toda España, pero sobre todo asturianos y gallegos. Muchos emigraban a Cuba, Argentina y Venezuela porque estos países tenían la gran ventaja del idioma. Los irlandeses se fueron a Estados Unidos, pero nosotros escogimos Sudamérica. Cuba fue un caladero de españoles impresionante, sobre todo del norte. Es rara la persona que no tiene algún antepasado que haya emigrado a estos lugares.
- B.M.: Quería preguntarte por qué has usado dos voces narrativas en primera persona. Y además de forma muy clara: inicias cada capítulo con el nombre del narrador. Son dos voces narrativas que se trenzan y forman un flujo narrativo. ¿Querías conseguir algún tipo de efecto?
- S.L.: Yo tenía claro que los grandes almacenes "El Encanto" tenían que ser la espina dorsal del libro, lo que vertebra todo. Y también era muy importante el amor entre Patricio y Gloria. Y qué mejor manera que utilizar la primera persona para expresar mi opinión, los sentimientos y las sensaciones. Empecé con la voz narrativa de Patricio simplemente para que, como era el personaje que llega al mundo nuevo, de alguna manera llevara al lector de la mano y le introdujera a ese mundo que, como él, está empezando a descubrir. Pero una vez llega allí, salto a la voz narrativa de Gloria porque es la gran protagonista. Utilizarlos a los dos también me venía muy bien para repasar el mismo acontecimiento desde los puntos de vista de ambos.
- B.M.: Es como cruzar información desde dos fuentes distintas.
- S.L.: Efectivamente. Así se puede ver cómo el mismo acontecimiento lo viven de forma diferente.
- B.M.: A mí me parece una forma muy interesante de narrar. Narrando a dos voces tienes un contrapunto que va equilibrando un poco la voz narrativa.
- S.L.: Personalmente me gustó hacerlo así y estuve muy cómoda con los dos personajes.
- B.M.: Cuando hablo con un guionista siempre le pido que me explique la diferencia entre escribir guiones y novelas. En tu caso, organizas la novela en capítulos cortos y de este modo ganas agilidad narrativa, logras que la velocidad de crucero sea la adecuada. ¿Eso es algo intencionado o es un vicio que tenéis los guionistas?
- S.L.: Algo hay de eso. A mí me gusta acabar los capítulos con gancho. John Irving, por ejemplo, es un genio haciendo esto. Y George R.R. Martin lo hace continuamente en "Juego de tronos" y es algo que me encanta. Incluso se decía de Charles Dickens que, si hubiera nacido en esta época, sería guionista. En realidad, la técnica de usar capítulos cortos con gancho en el final se inventó en la novela, el guión es posterior.
- B.M.: Alejandro Dumas, por ejemplo, ya usaba esta técnica al escribir sus folletines por entregas, que iban publicándose periódicamente en prensa. Esta técnica, por cierto, tiene un nombre que ahora no recuerdo.
- S.L.: "Cliffhanger" en inglés, que significa algo así como dejar al personaje colgado del precipicio.
- B.M.: Exacto, para que el lector se quede con muchas ganas de retomar la lectura.
- S.L.: Tienes razón al decir que los guionistas usamos mucho esto, porque es algo que llevamos inculcado. Es fundamental no dejar que el espectador o el lector escape, no debes soltarlo. Hagas lo que hagas, no aburras. Inconscientemente, yo creo que todos los guionistas escuchamos esa vocecilla interior.
- B.M.: ¿Y qué dificultades has encontrado principalmente al escribir este libro? Porque tienes mucha experiencia como guionista, pero esta es la primera novela que escribes.
- S.L.: Son formatos diferentes. A la hora de escribir una novela hay setecientos retos y todos son chulísimos. Uno de los retos es que en el guión tienes que apoyarte en lo visual todo el tiempo, pero en la novela no tiene por qué ser así. Cuando adaptas una novela a un guión no cuentas con la voz interna del personaje, tienes que transformarlo todo en acciones. Al escribir una novela es justo al contrario. No es necesario que todo sean acciones, puedes contar con la baza de interiorizar más en la personalidad de los personajes.
- B.M.: Puedes hacer introspección. Eso es muy difícil de hacer en una serie o en una película.
- S.L.: Claro. Puedes recurrir a la voz en off, pero es un arma de doble filo, puede funcionar muy bien o funcionar horriblemente. Al escribir una novela tienes que hacer el proceso a la inversa, yo lo conocía desde el otro lado.
- B.M.: Pasar de escribir cuentos a novela me parece un paso lógico, pero pasar de escribir guiones a novela siempre me ha parecido un paso delicado.
- S.L.: Bueno, otra de las ventajas que tiene ese paso es que cuando tú escribes guiones siempre intentas escribir barato. Simplemente poner una calle en un guión de época puede costar un dineral. Pero al escribir novela tienes total libertad al respecto.
- B.M.: No estás sometida a un presupuesto, el límite lo marca tu imaginación.
- S.L.: Claro.
- B.M.: Otra cosa que me han comentado algunos guionistas es que, al escribir novela, echan de menos el trabajo en equipo. Cuando estás acostumbrado a trabajar con gente, pasar a hacerlo en un rincón de tu casa y en soledad puede resultar duro.
- S.L.: Es verdad que normalmente estás acostumbrado a trabajar en una sala con mucha gente, pero yo como guionista también he trabajado en solitario. Las productoras tienen distintos métodos de trabajo. Y, aunque no sé si tendrá mucho que ver, soy hija única con lo que estoy acostumbrada a la soledad.
- B.M.: Te he oído decir que la afición por contar historias te viene de cuando tu madre te llevaba a cines de sesión continua y siempre entrábais tarde; esto te obligaba a completar en tu cabeza los argumentos de las películas.
- S.L.: Totalmente. Mi generación vivió la sesión continua en los cines y eso me encantaba, porque como me gustaba mucho el cine podía ver una película veinte veces hasta que me echaban. Y además mi madre no miraba el horario, directamente entraba y la película ya estaba empezada, vete a saber en qué punto se encontraba. Y eso te obligaba a hacer un ejercicio de imaginación rápido para armar la historia. Y cuando la veías entera confirmabas o no tu teoría.
- B.M.: Yo me he sentido identificado porque cuando era pequeño solía hacer esto mismo adrede. Entraba unos minutos tarde para hacer el esfuerzo de atar cabos y situarme en la película. Era más divertido.
- S.L.: Qué bueno. Yo habría sido más feliz entrando antes de que empezara y viéndola en su orden correcto. Pero luego esa manera de narrar cambiando el orden de la historia se puso de moda con películas como Pulp Fiction y otras muchas.
- B.M.: Hay algo que he descubierto en tu novela, que me ha gustado mucho y creo que no lo había visto antes. En el momento en que cuentas la revolución cubana y nace el hijo del protagonista, tú estableces una cronología puntual y esquemática de los diferentes acontecimientos de la revolución y a la vez, en paralelo, haces también una cronología de la evolución del bebé. Enfrentas dos hechos: los acontecimientos políticos del país y la evolución del niño.
- S.L.: Me alegra mucho que te hayas dado cuenta de esto, me hace mucha ilusión. Es que parece que cuando narras un momento histórico todo tiene que ser épico, cuando en realidad la vida sigue. Esto lo vimos muy claro cuando ocurrió el atentado de las Torres Gemelas; fue un hecho tremendo, el mundo estaba cambiando, pero todos nosotros seguíamos con las pequeñas cosas que conforman nuestra vida, con nuestros microdramas. Y, por otra parte, también ocurre que la vida es muy caprichosa, pueden pasar diez años en los que no te sucede nada importante y casi no los recuerdas y sin embargo a lo mejor recuerdas perfectamente un día porque te ocurrió algo fundamental.
- B.M.: "El Encanto" es una novela perfectamente adaptable a una serie de televisión o a una película. He leído en algún sitio que ya tienes incluso alguna oferta.
- S.L.: Hay interés, pero sobre esto todavía no puedo contar nada. A mí me haría muy feliz, sobre todo siendo guionista.
- B.M.: Sería curioso tener que adaptar tu propio libro, escribir el guión de tu propia novela.
- S.L.: A mí me encantaría. A mí me encantan los retos y me lanzo siempre. Tengo experiencia en adaptaciones de libros de otros escritores, como en el caso de "El tiempo entre costuras". En el caso de esa novela adaptarla fue todo un reto, porque en ese momento era el libro más querido de España. Había que conseguir a toda costa preservar el mundo de María Dueñas y trasladarlo sin perder la magia que hizo que la gente lo quisiera tanto. Si al adaptar una novela se decepciona al autor (autora, en este caso) y a los lectores, el guionista no está haciendo su trabajo. En este caso tuve la suerte de que salió bien, pero era una gran responsabilidad. Es un trabajo que me encanta hacer con material ajeno y me gustaría probar a hacerlo con el mío propio. En el caso de "La chica de ayer" adaptamos una serie de la BBC que se llamaba "Life on Mars" ("Vida en Marte") y era una serie muy querida en Inglaterra. No puedes decepcionar, pero tampoco puedes copiar tal cual lo que ya existe. Para preservar el espíritu original a veces tienes que tomar decisiones fuertes.
- B.M.: Si te encargaras tú misma del guión de adaptación de tu novela te evitarías la molestia principal, que es la de tener al autor siempre encima velando por que se mantenga el espíritu del libro [risas].
- S.L.: [Risas] Según mi experiencia, yo he tenido la suerte de tratar con gente estupenda. María Dueñas, por ejemplo, fue un amor y era la primera que estaba dispuesta a ayudar, se podía hablar con ella siempre. Pero sí me han comentado experiencias de autores que ponen muchos problemas y que no están de acuerdo. Pero en mi caso, si tuvieran que enfrentarse mi yo de escritora con mi yo de guionista para una adaptación a la pantalla, ganaría el guionista.
Desde
Trabalibros agradecemos a
Susana López Rubio el tiempo que nos ha dedicado y su amabilidad al contestar nuestras preguntas. Agradecemos también a la editorial
Espasa el haber hecho posible el encuentro con esta autora.